Reconocer la belleza
La poesía enseña a mirar al hombre mucho más allá de sus palabras
Fechada el 21 de julio de 1990, Octavio Paz le escribió una carta a monseñor Joaquín Antonio Peñalosa. El motivo era el estudio y la publicación de los Poemas Rústicos de Manuel José Othón por la Universidad Veracruzana. Fiel a su estilo, Paz reconocía el trabajo de monseñor Peñalosa, pero le reprochaba no haber hecho parte de su investigación lo que él y Jorge Cuesta habían dicho de estos poemas de Othón a principios de los años cuarenta del siglo pasado.
Gracias a Juan Pascul Gay, tengo la poesía completa de Peñalosa. Una minuciosa investigación que sobre la obra poética del sacerdote potosino hicieron el propio Juan Pascual y el padre Juan Jesús Priego. En
las páginas 925-927 me encuentro con un poema, “Plegaria por Octavio Paz”, en el que Peñalosa demuestra lo que es un poeta y un cristiano:
¿Qué planes tienes / con Octavio Paz/ que escribió un jardín de jades y granates? / Quizá fue vanidoso, quizá pagano, / quizá más interesado por la sílaba de un verso / que por Ti, / hermosura siempre antigua y siempre nueva. // ¿Quién sabe? / De los pecados Tú eres el único lector, / el único intérprete, / los
demás novelamos. (…) Yo vi una vez a Octavio / haciendo la señal de la cruz en la frente / y tú salvas por la cruz / y porque decoró tu mundo / con alhajas que no tenía, / sus palabras encendían manojos de soles, / “coronado de sí el día extiende sus plumas, / alto grito amarillo.” / Ahora que llega a tu casa, / abrázalo, / en joya sus manos con diez estrellas.
Pedir unos por otros; perdonar a los que pudieron ofendernos, dejar en manos de Dios el juicio y reconocer al creador de la belleza ¿hay mejor ejemplo de cristianismo? La poesía enseña a mirar al hombre mucho más allá de sus palabras.
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