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COLUMNA

En camino

Preservar voces y rostros humanos

Promover el “humanismo auténtico” significa tender puentes, entender culturas, entrar en el corazón de la persona suave y calladamente

1 octubre, 2025
Preservar voces y rostros humanos
Jaime Septién
POR:
Autor

Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad. 

“En los ecosistemas comunicativos actuales, la tecnología influye en las interacciones como nunca: desde los algoritmos que seleccionan los contenidos en los feeds de noticias hasta la inteligencia artificial que redacta textos y conversaciones completas.
“La humanidad hoy tiene posibilidades impensables hace solo unos años. Pero, aunque estas herramientas ofrecen eficiencia y alcance, no pueden reemplazar las capacidades exclusivamente humanas de empatía, ética y responsabilidad moral.

La comunicación pública requiere juicio humano, no solo patrones de datos. “El desafío es garantizar que sea la humanidad la que siga siendo el agente guía. El futuro de la comunicación debe ser uno donde las máquinas sean herramientas al servicio y a la conexión de la vida humana, y no fuerzas que erosionen la voz humana.”

Con estos largos y sustanciosos párrafos, el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede publicó el tema para la LX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2026: Preservar voces y rostros humanos.

La Inteligencia Artificial está en el fondo de este llamado. Y también, por qué no decirlo, el innegable declive de la asistencia a los sacramentos, especialmente al de la eucaristía y el de la confesión, en las sociedades tradicionalmente católicas y entre los jóvenes.

Aunque a muchos se nos olvida (incluyo a sacerdotes y obispos) que –como dijo Benedicto XVI a la comunidad católica de la Universidad del Sagrado Corazón (21 de mayo de 2011) — “la Iglesia, experta en humanidad, es promotora de un humanismo auténtico”.

Promover el “humanismo auténtico” significa tender puentes, entender culturas, entrar en el corazón de la persona suave y calladamente, una comunicación de cercanía que elimine los intentos proselitistas e instaure el diálogo profundo que hace brillar el esplendor de la verdad. Para eso se necesita –para que brille la verdad– algo más que buena voluntad: se necesitan fe, razón y compasión. Ante una nueva humanidad generada por la interacción virtual, salvaguardar las voces y los rostros humanos será tarea de
quienes hemos visto en Cristo el camino que restituye el olvidado asombro de la Creación y de la Redención.


Autor

Periodista y director del periódico católico El Observador de la actualidad.