¿Sería correcto afirmar que Jesús rechaza la aspiración a heredar?
El pensamiento de Jesús no prohíbe a nadie la adquisición de herencias, más bien pretende que las personas no den un lugar preponderante a la acumulación de bienes materiales.
Por la forma en que Jesús respondió al hombre que le solicitó ser mediador entre él y su hermano ¿Sería correcto afirmar que Jesús rechaza toda aspiración a heredar?
Continuamos dentro del evangelio de San Lucas en la parte dedicada al camino del Señor Jesús hacia Jerusalén. Como ya lo hemos visto en otros domingos, los encuentros que tiene Jesús tanto con discípulos como con otras personas dan ocasión para desarrollar el punto de vista del Evangelio, del estilo de vida de Jesús frente al estilo de vida dominante que estaba relacionado con la interpretación de la Ley de Moisés.
Hoy Jesús aprovecha una petición que le dirige una persona de interceder para que su hermano compartiera la herencia con él. Jesús se negó a convertirse en mediador, aunque en aquellos tiempos era posible que una persona considerada como maestro de la ley o como profeta fuera convocado como mediador de querellas fraternas.
Jesús rechaza la petición en virtud de que ninguna autoridad reconocida por todos lo hubiera nombrado como apto para tal mediación. En cambio, el Señor aprovecha la ocasión para desarrollar la doctrina evangélica sobre la relación con los bienes materiales. La primera parte de su enseñanza es a base de consejo y máxima. El consejo está expresado en imperativo: “eviten…”. La máxima es introducida por un “porque…”.
La segunda parte del desarrollo es con una parábola que indica que nadie, por exitoso o rico que sea, tiene comprada una larga vida.
Podemos entonces concluir que el pensamiento de Jesús no prohíbe a nadie la adquisición de herencias, más bien pretende que las personas no den un lugar preponderante en sus vidas a la acumulación de bienes materiales.
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