¿Jesús nos llamó a la mejora continua y al desempeño de excelencia?
El Evangelio de este día Jesús pone los acentos del cumplimiento de la Ley de Moisés en el acto interno, en las palabras e intenciones del infractor.
Cumplimiento de la Ley (Mt 5,17-37)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos (…)
¿Jesús nos llamó a la mejora continua y al desempeño de excelencia?
El Evangelio que leemos este domingo se encuentra casi al inicio del Sermón de la Montaña (Mt 5,1-7,29) el cual sirve como discurso inaugural del ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de San Mateo. Dentro de esta parte encontramos el desarrollo del tema de la verdadera justicia según el criterio del Señor, es decir, de acuerdo al Evangelio.
En primer lugar, analicemos la frase: “si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos”.
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Con esto, el Señor hace frente a un estilo de vida muy criticable que consistía en no cumplir con la Ley de Dios. Por ello, el Señor decía en contra de los maestros de la Ley: “hagan lo que ellos dicen, pero no imiten su conducta” (Mt 23,3) o bien “¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas que recorren mar y tierra para hacer un adepto y luego, con sus malos ejemplos, lo hacen más digno de condenación que ustedes mismos!” (Mt 23,15).
En tiempos del Señor Jesús, sobre todo la corriente de interpretación farisaica de la Ley se Moisés se había desarrollado una interpretación y un cumplimiento muy superficial de los mandatos de la Ley, por ejemplo: afirmaban que golpear a alguien sin llegar a matarlo no infringía el quinto mandamiento.
Como podemos ver en el Evangelio de este día Jesús pone los acentos del cumplimiento de la Ley de Moisés en el acto interno, en las palabras e intenciones del infractor. Por ello, con respecto al mismo quinto mandamiento de la Ley: “no matarás” dice: “el que se enoje con su hermano debe ser llevado a juicio, el que lo insulte deberá ser llevado ante el tribunal supremo y el que lo desprecie será condenado al infierno”.
Con estas afirmaciones Jesús pone un criterio de mayor exigencia que lo que los maestros de la Ley fariseos solían practicar. Pero cometeríamos un gran error si pensáramos que Jesús era una persona intransigente y perfeccionista, de ninguna manera, él mismo, más de una vez fue en busca de los demás para procurar su reconciliación, la vuelta al redil para que cada uno reiniciara el camino hacia la plenitud. El Señor siempre marcó criterios de desempeño de excelencia, pero a través de un largo camino de mejora continua.