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COLUMNA

Cultura Bíblica

Evangelio del 19 de mayo del 2024: Domingo de Pentecostés

La efusión del Espíritu que leemos hoy en evangelio de San Juan se encuentra en el contexto de la primera aparición del Señor resucitado a los discípulos.

17 mayo, 2024
Evangelio del 19 de mayo del 2024: Domingo de Pentecostés
En la fiesta de Pentecostés descendió el Espíritu Santo sobre los apóstoles, Iglesia naciente, cuerpo de Cristo que recibe al Espíritu Santo para que lo anime.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer del día de la Resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.

Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo“.

Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Palabra del Señor.

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Pentecostés y el Sacramento de la reconciliación

¿Por qué Jesús expresa inmediatamente después de la efusión del Espíritu el envío de los discípulos a perdonar los pecados? ¿Hay alguna relación entre Pentecostés y el sacramento de la reconciliación?

Hoy celebramos la solemnidad de Pentecostés en nuestras comunidades. El nombre de esta fiesta “Pentecostés” significa “cincuenta días” y era una fiesta judía relacionada con la cosecha de los granos que se celebraba exactamente cincuenta días después de la Pascua.

Para nosotros los cristianos, significa el día de la efusión del Espíritu Santo, que Jesús había prometido que sucedería y por ello pedía a los discípulos que no se alejaran de Jerusalén. El día más significativo en que se dio tal efusión ciertamente fue en Pentecostés. Sin embargo, no fue un evento único e irrepetible. Tiempo después de pentecostés la comunidad cristiana orante recibió otra efusión de la presencia del Espíritu (cfr. Hch 4,31).

De hecho, en muchas ocasiones después del bautismo, muchas personas experimentaron la efusión del Espíritu sobre ellos al imponerles las manos los apóstoles (cfr. Hch 8,17). Y el caso más extraño es la efusión inesperada sobre Cornelio y sus familiares cuando estaban siendo evangelizados por Simón Pedro en Cesarea marítima (Hch 10,44-48).

La efusión del Espíritu que leemos hoy en evangelio de San Juan se encuentra en el contexto de la primera aparición del Señor resucitado a los discípulos. San Juan reúne en este episodio tres temas muy relevantes: su resurrección, la efusión del Espíritu Santo y el envío de los discípulos a perdonar los pecados.

Este envío a perdonar pecados, visto en conjunto con los otros pasajes de apariciones del resucitado, hace referencia al perdón de los pecados ganado por Jesús en su sacrificio en la Cruz y que se obtiene por medio del Bautismo.

Por ejemplo tenemos el envío de los discípulos a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu presente en el evangelio de san Mateo (Mt 28,19) un efecto primordial del bautismo es el perdón de los pecados. Claro está que este pasaje de San Juan también ha sido utilizado para sustentar el ministerio del sacramento de la penitencia y nos afirma que el ministro no actúa por potestad propia sino en obediencia al envío del Señor y al don del Espíritu que le fue dado.

Mons. Salvador Martínez Ávila es biblista y exrector de la Insigne y Nacional Basílica de Guadal