¿Dios castiga a las personas por su mal comportamiento?
Nosotros interpretamos mal el sentido de la palabra “castigo”. Porque se ha establecido en nuestra cultura un pensamiento inadecuado, de que Dios es el garante de nuestro bienestar y sólo eso
Lucas 13, 1-9
Si nosotros miramos las formulaciones de Alianza entre Dios y su pueblo o entre Dios y personas específicas podremos observar que esos pactos están acompañados por augurios de bendición si el pacto se cumple fielmente y de maldiciones si no se cumple.
Por ejemplo, el pacto entre Dios y Abrán (Gn 15,1-21) Dios y Abrán pasan entre animales partidos por la mitad como señal de que si no cumplen el pacto quedarían como aquellos animales. En el camino que siguió el pueblo por el desierto Dios constantemente recuerda al pueblo que el cumplimiento fiel de la Alianza le atraerá bendiciones de lo contrario atraerá la muerte y la maldición (cfr. Dt 30,15-20). Cuando el pueblo falló en el cumplimiento de la Alianza, lo que merecía era la aniquilación. Sin embargo, Dios no lo aniquila, particularmente encontramos expresiones en el profeta Oseas “¿cómo de voy a dejar, en qué te voy a convertir? ¿En ruinas como Admá y Seboim?” estas son expresiones que indican aniquilación. “Me dan un vuelco mis entrañas, no te destruiré porque soy Dios y no hombre” (cfr. Os 11,7-9). Para los autores veterotestamentarios decir que Dios castiga al pueblo, era señal de mitigar las consecuencias de lo que merecía el pueblo, era señal de misericordia y no de odio.
Nosotros interpretamos mal el sentido de la palabra “castigo”. Porque se ha establecido en nuestra cultura un pensamiento inadecuado, de que Dios es el garante de nuestro bienestar y sólo eso.
Jesús, en la enseñanza de hoy, claramente confronta a sus oyentes con el resultado de sus malas obras, que es dolor y muerte. Y los llama a tener una conducta mejor.
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