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COLUMNA

Convicciones

Joaquín César Mora Salazar, S.J.

Nos sentamos en la mesa redonda de la cocina y mientras platicábamos el padre Joaquín Mora Salazar, El Morita,  como le decían, preparaba la cena

5 agosto, 2024
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Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político. 

En julio de 2021, mi compañera, mis hijos y yo cenamos con los jesuitas de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en la sierra Tarahumara. 

 

Nos sentamos en la mesa redonda de la cocina y mientras platicábamos el padre Joaquín Mora Salazar, El Morita,  como le decían, preparaba la cena.

Hizo quedadillas con tortillas de harina y calentó tamales que, ese día en la mañana, las religiosas del colegio llevaron a regalar a los padres.

Un año después, el 20 de junio de 2022, dentro de la iglesia de Cerocahui, fue asesinado junto con su compañero el padre Javier Campos Morales, El Gallo.

Luego de que auxiliaron, ya herido de muerte, al guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez, que se había refugiado en la iglesia huyendo del asesino. 

El padre Mora Salazar nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey, Nuevo León. Ingresó a la Provincia Norte de la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958, a los 17 años.

En la casa de los jesuitas en Puente Grande, Jalisco, hizo el noviciado y el juniorado, las dos primeras etapas en la formación en esa Orden.

Luego hizo sus estudios de filosofía y teología, en la casa de formación de los jesuitas en San Ángel, Ciudad de Mëxico, ahora sede del ITAM.

Entre filosofía y teología realizó sus dos años de magisterio en el Instituto Regional, en Chihuahua, Chihuahua, el colegio de los jesuitas, dando clases.

Fue ordenado sacerdote el 1º de mayo de 1971 en Monterrey, Nuevo León, donde nació y sigue viviendo su familia. Sus superiores lo destinan al Instituto Cultural, el colegio de los jesuitas en Tampico, Tamaulipas.

Aquí permaneció por más de 25 años dando clases a los estudiantes de secundaria y preparatoria, a quien llevaba a los barrios pobres de la ciudad, para que conocieran esa realidad y se solidarizaran con ella.

En 1976-1977 hizo su Tercera Probación, última etapa de la formación de los jesuitas, ya cuando están ordenados sacerdotes, en Sisoguichi, municipio de Bocoyna, en la sierra Tarahumara.

Deja en colegio de Tampico y en 1998 se incorpora al trabajo de la misión. De 2000 a 2006 como vicario parroquial en Chínipas de Almada, en el municipio de Chínipas, y a partir de 2007, hasta su asesinato, como vicario en Cerocahui.

*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.


Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.