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COLUMNA

Convicciones

El asesinato del jesuita Enrique Ruhen

En su honor se construyó una réplica de la misión, para recordar su trabajo, y se nombró una calle con su nombre

16 junio, 2024
POR:
Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político. 

El padre jesuita Enrique Ruhen, nació en BorsumBaja SajoniaAlemania, 16 de junio de 1718, hijo de Pedro Cristobal Ruhen y Anna Buchn.

Después de terminar sus estudios básico, a los 18 años, en 1736, ingresa al noviciado de la Compañía de Jesús. En 1748 se ordena sacerdote.

Sus superiores lo envían a la Nueva España. Sale de Cádiz, España, y llega al puerto de Veracruz. Pasa por la Ciudad de México y luego viaja a la provincia de Nueva Galicia, que después será la Intendencia de Guadalajara.

El padre Ruhen es asignado a la Misión de Nuestra Señora de Loreto y Marcelo de Xonoydag, en desierto de Altar en la parte oeste de la Pimería Alta, a la que llega en 1750.

La misión la había fundado el pade Eusebio Francisco Kino en 1693, la visitaba regularmente, pero no tenía sacerdote residente hasta la llegada de Ruhen. De 1701 es la construcción de la iglesia.

En el verano de 1751, se le pide que vaya a la Misión de San Pedro y San Pablo de Tubutama con el sacerdote Jacobo Sedelmayer, para profesar sus últimos votos.

Un corto tiempo después, regresa a Sonoydag, a continuar con la evangelización de los Tohono Oódam, los indígenas de esa región de la pimería.

En 20 noviembre de 1751, hay una rebelión indígena al mando del jefe pima Luis de Sáric, o Luis Oacpicagigua, en la misión de Tubutama, donde los levantados incendiaron casas y dan muerte a más de 100 personas.

Los sacerdotes presentes en el lugar, Jacobo Sedelmayer y Juan Nentuig pueden escapar a la misión de San Ignacio de Cabórica, en el poblado de San Ignacio.

La rebelión pima continua, y el día siguiente los rebeldes llegan a la Misión de la Purísima Concepción de Caborca, donde dan muerte al misionero jesuita Tomás Antonio Tello.

Los pimas continuaron su camino, rumbo a Sonoyta. Llegaron a la misión donde primero matan a un soldado español al servicio de la misión. Realizan pillaje y destrozos.

Luego disparan flechas y piedras contra el padre Enrique Ruhen, que muere en el lugar ​el 21 de noviembre de 1751. Tenía 33 años. Atendía la misión más lejana en el occidente de la Pimería Alta.  

Seis años después el padre alemán Ignacio Pfefferkorn, visitó la misión de San Marcelo, constatando los destrozos, recogió algunos restos, entre ellos la quijada de Ruhen, mismos que fueron enviados a Madrid.

En su honor en Sonoyta se construyó una réplica de la misión, para recordar su trabajo, y se nombró una calle con su nombre. En Borsum, su  ciudad natal, hermanada con Sonoyta, una plaza está dedicada a su memoria.  

*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.


Autor

Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.