Voto y Voz: el camino inconcluso hacia la igualdad de las mujeres en México
Setenta años después del reconocimiento del derecho al voto de las mujeres, es imperativo que no solo celebremos los logros obtenidos, sino que también reflexionemos sobre los desafíos pendientes.
Comunicadora. Periodista. Activista por los derechos de las madres solas y sus hijos. Conferencista. Media trainer. Autora de 7 libros de desarrollo humano.
A setenta años del reconocimiento del derecho de las mujeres para votar y ser votadas, es innegable que hemos avanzado como sociedad en la búsqueda de igualdad. Sin embargo, la lucha no ha terminado. A pesar de este importante logro en el siglo pasado, hoy sigue siendo necesario reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentamos hacia una plena igualdad y justicia entre hombres y mujeres.
En este contexto, resurge con fuerza el documento titulado “EL MÉXICO QUE QUEREMOS LAS MUJERES” redactado por @Todasmx. Este es un grito de miles de voces, una convocatoria que nace de extensas consultas con feministas de todo el país, y que muestra que aún hay mucho por hacer. Las demandas y propuestas concretas que se presentan en este documento ilustran los puntos críticos que requieren atención inmediata.
Entre otras muchas una de las principales propuestas es el establecimiento de una democracia paritaria. Esto significa que al menos el 50% de los cargos de elección sean reservados exclusivamente para mujeres. El objetivo es garantizar una representación equitativa en la toma de decisiones en todos los niveles de actuación del Estado. La democracia paritaria no solo se trata de números, sino de hacer visibles y audibles las voces y experiencias de las mujeres en la construcción de un país más justo.
Otro tema crítico es la violencia. Es necesario abordar la violencia contra las mujeres como una emergencia nacional. Las cifras de feminicidios y de violencia de género en México son alarmantes. Por ello, la implementación de la llamada Ley 3 de 3 contra violencia en todos los municipios del país se vuelve crucial, así como garantizar el acceso a una justicia rápida y cabal para las víctimas.
La feminización de la pobreza es otra área que necesita atención. Las mujeres enfrentan condiciones económicas desfavorables, con altas tasas de empleos mal remunerados y falta de acceso a la propiedad de la tierra en la que viven y trabajan. La garantía de acceso universal a la salud y una educación de calidad, con un enfoque especial en niñas y mujeres, es fundamental para abordar esta problemática.
Los refugios para mujeres víctimas de violencia son esenciales para ofrecer un espacio seguro y apoyo a quienes han sufrido abuso. La multiplicación de estos espacios y garantizar medidas de protección adecuadas es vital.
Por otro lado, no podemos pasar por alto la importancia de la autonomía económica de las mujeres. A través de la promoción de becas para capacitación de emprendedoras y créditos a la palabra, podemos fomentar la independencia y el empoderamiento de las mujeres en el ámbito económico.
Finalmente, se debe impulsar la iniciativa del Sistema Nacional de Cuidados aprobada en la Cámara de Diputados en 2021. Convertirla en ley es esencial para reconocer y valorar el trabajo de cuidados que históricamente ha recaído sobre las mujeres.
Setenta años después del reconocimiento del derecho al voto de las mujeres, es imperativo que no solo celebremos los logros obtenidos, sino que también reflexionemos sobre los desafíos pendientes. Es nuestra responsabilidad colectiva como sociedad trabajar hacia un México donde las mujeres puedan ejercer todos sus derechos plenamente y vivir libres de violencia y discriminación.
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