Sin reservas
La herrumbre no se puede ocultar. En México se mata mujeres como quien se deshace de un tesoro para comprar una cloaca.
El caso de Debanhi Escobar es, de nuevo, la punta del iceberg. Algo muy fuerte se está pudriendo en México: el respeto a la mujer.
Todos los días la prensa nos trae el recuerdo de esta catástrofe. Los nueve o diez asesinatos, los miles de llamadas de auxilio, las violaciones de todo tipo que afectan la dignidad de las portadoras de la vida, se nos han convertido en costumbre.
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El pasado Viernes Santo, la RAI transmitió una entrevista con el Papa Francisco realizada por Lorena Bianchetti. Fiel a sus ideas, expresadas en todos los foros, el Papa subrayó que “las mujeres son la reserva de la humanidad”.
Más aún, dijo a Bianchetti que “las mujeres son la fuerza”. Si esto es así, ¡y es así!, los mexicanos varones estamos contribuyendo, con mayor talento que nadie, a dejar a nuestro país sin reservas, exangüe, anémico, postrado, a merced de cualquier ideología.
Vuelvo al Papa: “Ellas saben lo que es la vida (…) Hablan ese idioma”. Un idioma que hoy se pierde entre amenazas, golpes, cuchillos y balas. Cuando una nación se envilece, la primera víctima es el respeto a la dignidad de quien habla desde la vida. Sin rodeos: la primera víctima es la mujer. Estorba a los imbéciles.
La herrumbre que va cubriendo el corazón de México no se puede ocultar. Está ahí: matando mujeres como quien se deshace de un tesoro para comprar una cloaca.
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