Querida Amazonia: Cuatro sueños, cuatro llamadas, nuevos caminos
En la “Querida Amazonia” somos llevados de la mano del Papa a través de cuatro sueños: social, cultural, ecológico y eclesial.
La exhortación apostólica es una invitación que un Papa hace a toda la Iglesia, un llamado universal. Esta exhortación tiene dos particularidades que saltan a la vista: Su título en español (que no será traducido a ninguna lengua) y un tono poético, propio de quien se dirige a alguien a quien ama. Nada como el amor moviliza tanto a cuidar, defender y salvar.
El Papa está enterado del sufrimiento de su amada, del sufrimiento de sus habitantes, de sus animales, arboles y ríos. La mirada al sufrimiento despierta en el pastor cuatro grande sueños: Sueña que su querida Amazonia luche, preserve, custodie y que sus comunidades cristianas sean capaces de entregarse y de encarnarse hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos. [1]
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El Papa, nos cuenta que leyó, escuchó, dialogó y participó del discernimiento sinodal que dio origen al Documento conclusivo: Amazonía: nuevos caminos para a Iglesia y para una ecología integral. (1-2), un documento que presenta al mundo, con esta exhortación y que reconoce elaborado por quienes «conocen mejor la problemática de la Amazonia, porque viven en ella, la sufren y la aman» (2) Estamos invitados a leerlo íntegramente.
En la “Querida Amazonia” somos llevados de la mano del Papa a través de cuatro sueños: social, cultural, ecológico y eclesial. Sólo quien tiene un corazón lleno de fe y esperanza tiene la capacidad de soñar. No es la primera vez que el Papa nos convoca a soñar, quizás en resistencia a la tentación desolatoria de dejar de hacerlo. «Hoy quisiera pedir a este santo (San José) que nos de la capacidad de soñar, porque cuando soñamos grandes cosas, cosas bellas, nos acercamos al sueño de Dios, a lo que Dios sueña para nosotros».[2]
El sueño social, se impone a la pesadilla de la injusticia y el crimen, al aumento de los movimientos migratorios que lleva a la Amazonia a la periferia de las ciudades, en donde se acrecienta el sufrimiento (9-14). Somos llamados a indignarnos y no habituarnos al mal(15) pero al mismo tiempo recordar que nuestra respuesta es la construcción de redes de solidaridad y desarrollo, la búsqueda de alternativas sostenibles, dignas y justas; educación que desarrolle capacidades y empodere, aquí «se juega la astucia y la genuina capacidad de los políticos».(17) La respuesta implica fraternidad y un espíritu de comunión humana (20) Necesitamos del diálogo que privilegia la opción preferencial por la defensa de los pobres, marginados y excluidos; y los respeta como protagonistas.
El sueño cultural, es un llamado a promover la Amazonia sin colonizarla culturalmente. Se trata de cultivar sin desarraigar, hacer crecer sin debilitar la identidad, promover sin invadir (28) El Papa sabe de la diversidad de estilos de vida y cosmovisiones que hay en su querida Amazonia(32), ha escuchado generalizaciones injustas, discursos simplistas y conclusiones hechas sólo a partir de las propias estructuras mentales y experiencias (32). Sueña y nos llama a cuidar las raíces. Para eso invita especialmente a los jóvenes (33), llama a tomar en cuenta a los ancianos (34) y convoca al encuentro intercultural. Sueña con que seamos capaces «desde nuestras raíces, (de) sentarnos a la mesa común, lugar de conversación y de esperanzas compartidas, lugar en donde la diferencia se transforma en puente» (37).
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El sueño ecológico, el llamado de este sueño es a que con un corazón abierto recordemos que es el Señor quien cuida de nosotros y que nos enseña a cuidar de nuestros hermanos y hermanas, y del ambiente(41). El Papa sabe de las heridas ambientales de su querida Amazonia, sabe que la distracción nos quita la valentía de advertir la realidad del mundo, llegamos a pensar que las cosas no son tan graves y que el planeta puede seguir mucho tiempo como está. Así, con este comportamiento evasivo seguimos con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo.(53) El Papa nos llama a contemplar más que a sólo analizar. Quien contempla es capaz de reconocer el misterio y aprende a respetarlo; no utiliza. Sólo desde el amor se despertará un interés hondo y sincero. (55)
El Papa sueña que seamos capaces de despertar el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros. Esta conversión interior nos permitirá llorar por la Amazonia y gritar con ella ante el Señor.(56)
El sueño eclesial. Podemos hacer tantas cosas para responder, pero el Papa nos llama a no renunciar a la propuesta de la fe que recibimos del Evangelio.(62) Somos llamados a anunciar el kerygma, «Es el anuncio de un Dios que ama infinitamente a cada ser humano, que se ha manifestado plenamente ese amor en Cristo crucificado por nosotros y resucitado en nuestras vidas».(64) Sólo es posible anunciar esto si escuchamos y dialogamos con las personas, realidades e historias. La Tradición de la Iglesia, no es una pieza de museo, sino la raíz de un árbol que crece.(66).
El Papa nos recuerda que no somos de un único modo, ni monoculturales. Estamos llamados a aceptar con valentía la novedad del Espíritu que es capaz de crear algo nuevo con el tesoro inagotable de Jesucristo.(69) Somos llamados a integrar lo social con lo espiritual, unimos íntimamente el reclamo social por la vida digna con la dimensión trascendente y espiritual.(76) El Papa sueña que seamos capaces de recoger y aprovechar los contenidos espirituales de un símbolo indígena antes que considerarlo un error pagano. «Un misionero del alma trata de descubrir qué inquietudes legítimas buscan cauce en manifestaciones religiosas a veces imperfectas o equivocadas, e intenta responder desde una espiritualidad inculturada».(79)
Esta es la llamada a la inculturación, a la ministerialidad (85), a responder al desafío de hacer llegar la celebración eucarística con más frecuencia a todas las personas (86). Es la llamada al encuentro con la Palabra y la maduración en la santidad a través de variados servicios laicales.(92) La Iglesia con rostros amazónicos requiere la presencia estable de líderes laicos maduros y dotados de autoridad.(94)
Es la llamada a ser iglesia sinodal junto con las mujeres que deben ser reconocidas y llamadas a funciones y servicios eclesiales que implican estabilidad, reconocimiento público y el envío por el obispo.(103)
El sueño eclesial nos llama a detenernos y fundamentar, a renovarnos y revitalizar. Es quizás el sueño con mayor reclamo de reflexión, oración y apropiación.
Los sueños son llamadas, requieren para que se realicen de caminos concretos. (111)
Teníamos ganas de escuchar respuestas, el Papa Francisco nos ha dado llamadas a discernir los caminos. No partimos de cero, los Padres sinodales nos han regalado los Nuevos caminos.
Una amiga laica me dijo: «Ahora cada una y cada uno tenemos además la tarea de descubrir nuestra propia “Amazonia”». Es tiempo de mirar nuestro entorno amenazado y amenazante, nuestras propias desertificaciones del corazón y escuchar personalmente en Iglesia las llamadas del Papa Francisco a luchar, perseverar y custodiar; a entregarnos y encarnarnos, a alzar la mirada a María nuestra madre, para sabernos con ella enviados y hacer de toda la creación nuestra “Querida Amazonía”.
[1] Papa Francisco, Querida Amazonía, Ciudad del Vatiacano, 2020. (QA9-14)
[2] Papa Francisco, Homilía casa Santa Marta, 03/20/2017, Fuente Radio Vaticana.
*El autor es médico, jesuita, maestro en filosofía social, licenciado en ciencias religiosas y estudioso de la teología moral. Puedes seguirlo en Twitter aquí.
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