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Primero justicia y después perdón

25 noviembre, 2018
Primero justicia y después perdón
En esta columna invitada, Isabel Miranda de Wallace habla sobre su perspectiva respecto a la propuesta de amnistía del gobierno de AMLO.

El perdón es un acto de misericordia y amor hacia uno mismo, no hacia quien nos agredió, sin embargo, solicitado por un político, autoridad o tercero –que no está involucrado en el tema-, es inmoral y ofensivo.

El vocablo amnistía en griego significa olvido, las víctimas no quieren olvido, quieren justicia.

Hay una gran confusión teórica, conceptual y política en la propuesta del presidente electo, entre amnistía, perdón o indulto para quien viola la ley; o delincuentes ordinarios como “violadores de derechos humanos” e infractores de la ley, cuyos actos en vez de ser combatidos penalmente proponen  ser “pacificados”.

Es decir, la delincuencia organizada no ha solicitado perdón, y mucho menos ha pensado en renunciar a sus ganancias por narcotráfico, secuestro, derecho de piso, trata de personas, piratería, entre otros.

La propuesta del presidente electo no es clara sobre quiénes pueden ser sujetos beneficiarios. Se tendría que hacer un catálogo de delitos objeto de amnistía, ya que aparentemente, el alcance material de la misma se dirige a delitos relacionados al narcotráfico en los que no medie violencia, tales como la siembra, cultivo, producción, transporte y consumo de estupefacientes.

Estamos de acuerdo con la siembra, cultivo y consumo, pero no en la producción y transporte. Por otro lado existe la interrogante de ¿cómo saber que no media la violencia? En ninguna parte del mundo se da amnistía a narcotraficantes, se puede llegar a acuerdos, en los que entregan sus recursos económicos obtenidos por los ilícitos, hay reducción de penas, pero nunca hay AMNISTÍA.

Preocupante, también, es que se quieran crear instituciones paralelas al gobierno, ya que se habla de un órgano independiente y autónomo con facultades, recursos y capacidades para estudiar y decidir la procedencia de las aplicaciones individuales para ser beneficiario del sistema de amnistías, es decir, ignoran el poder judicial.



Se dice que se busca la pacificación. Ésta no se logra con justicia transicional, no estamos hablando de una guerra civil, sino de delincuencia organizada  generadora de una gran violencia.

La propuesta, incluye la eliminación de antecedentes penales, ¿cómo se darán cuenta si reinciden? Ya que la amnistía no se otorga a quienes reinciden o no se desvinculan del crimen organizado, muy grave es que se proponga amnistía “a futuro”.

El Estado debe ser congruente, quien no respeta la ley debe tener una consecuencia, quienes hemos sufrido en carne propia el flagelo de un delito no buscamos venganza, sino JUSTICIA, después de ella podríamos hablar del perdón, pero jamás del olvido.

*Isabel Miranda de Wallace es activista social y presidenta de la fundación Alto al Secuestro, así como ganadora del Premio Nacional de Derechos Humanos 2010. Su trabajo por las víctimas comenzó cuando llevó a cabo una investigación propia por el secuestro y asesinato de su hijo Hugo Alberto Wallace en 2005.

Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión, y no necesariamente representa el punto de vista de Desde la fe. 





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