La fauna nociva en la Catedral de México, un asunto serio
Es importante conocer lo que el INAH hace para erradicar la fauna nociva de los templos. Debemos hacer un trabajo de equipo, todos podemos ayudar…
Es sacerdote diocesano y director de la Dimensión de Bienes Culturales de la Arquidiócesis Primada de México. Actual párroco en la iglesia de San Pío Décimo en la Ciudad de México.
Como señalamos en el artículo anterior, el lunes pasado inició el “Seminario sobre las plagas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Prevención, control y erradicación”, que reunió de forma presencial y virtual a muchas personas preocupadas por el estado que guarda este histórico recinto.
El seminario fue organizado por la Coordinación Nacional de Conservación del INAH y autoridades Eclesiásticas de la Catedral, con el apoyo de la A.C. La Catedral Buena Noticia.
En el primer día participó el Dr. Pablo Torres Soria, investigador titular de la Coordinación Nacional de Conservación del INAH, quien habló de la fauna nociva que hay en la Catedral de México.
Y es que, también en nuestros monumentos, en sus bienes muebles y edificios, tenemos no solamente fauna nociva, sino también insectos, animales y aves colonizadoras: insectos xilófagos (termitas subterráneas, carcomas, termitas de madera seca), pececillo de plata, polilla de textiles, abejas melíferas, abejas africanizadas, hormigas melíferas, avispas, cucarachas, hormigas rojas arrieras, roedores, palomas, golondrinas y murciélagos.
Las termitas subterráneas dañan todos los muebles de madera, incluidos los órganos. “Trabajan en la oscuridad”, por eso los canales internos, y no permiten ver pronto los daños hasta que empieza caer polvo, “cae polilla”. Y se alimentan también de los archivos, en la noche y en la obscuridad. Muchos muebles, por causa de termitas, están destruyéndose y desapareciendo, son daños irreparables y/o costosos.
Las avispas loderas afectan principalmente los retablos. Las avispas se alimentan de las termitas, es un ciclo de alimentación. Hacen tapones de lodo, que se pueden ver en los retablos; son subterráneas, invaden la madera húmeda, generan hongos y hacen huecos.
Los carcomas son pequeños insectos que generan daños muy agresivos para las esculturas de madera; son colonias que hacen orificios en la madera y la policromía, son insectos filófagos.
El pececillo de plata ataca los archivos, sobre todo los antiguos. Están haciendo el daño de noche, están en esquinas y cornisas. Y la polilla, destruye textiles, fibras de lana, lino y algodón.
Las Cucarachas salen de los drenajes y cocinas, y también son dañinas para los documentos.
Las avispas afectan la madera, los pápelas y son un peligro para los fieles. Es necesario que alguien se responsabilice de la colmena. En algunas zonas la miel puede ser aprovechada.
Hormigas rojas arrieras, ahuecan y crean oquedades. Ojo a los hormigueros. Afectan estructuras. Es necesario localizar el nido para eliminar y rellenar. Requiere un estudio cuidadoso, como todo.
Mosca sierra soldado, “caqueras”, andan por las letrinas. Son molestas y dañinas para la salud.
Las palomas, es algo muy grave y crítico. Son un atractivo turístico, pero muy dañinas para los monumentos. La corrosión de sus excrementos y por el daño por sus garras, nidos, y también dañan y afectan a las campanas.
Las golondrinas provocan daños a las instalaciones eléctricas y a los óleos.
De los murciélagos, el guano, sus excreta, dañan los retablos, su orina es muy dañina para la salud y afecta a todos los materiales.
Las ratas roen la madera, los libros, los pergaminos, el papel.
Todas estas plagas en los monumentos históricos, y no se diga en la Catedral de México, requieren de especialistas; muy poco sirven los remedios caseros; hay que pedir asesoría muy especializada a la Coordinación de Conservación o a los Centros INAH.
Se requiere también difusión, estudio y conocimiento. Muchas empresas, que no son con especialistas en Conservación del Patrimonio Histórico, ofrecen trabajos buenos, pero no adecuado. La coordinación asesora, revisa y acompaña, por medio de una solicitud escrita. Respetan a los responsables-custodios de los Bienes.
Es necesaria una continúa revisión para dar un mantenimiento preventivo.
A las iglesias, por solicitud del sacerdote responsable, se les piden que pidan ayuda y apoyo También las comunidades pueden solicitar asesoría y apoyo, si son juntos, mejor. Nadie es “todólogo”.
Es importante conocer lo que el INAH y sus Coordinaciones Nacionales hacen, pues pueden apoyar mucho. Está abierto el diálogo con los responsables y las comunidades.
Debemos hacer un trabajo de equipo, todos podemos ayudar…
*El P. Salvador Barba es el enlace para la Reconstrucción de los Templos de la Arquidiócesis Primada de México y Director de la Dimensión de Bienes Culturales de la misma Arquidiócesis.
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