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Columna invitada

El matrimonio, ¿ya no existe?

Hay propuestas para que se pueda crear otra figura más fuerte que la del matrimonio civil actual, que tenga objetivos claros y no sea fácil de disolver.

17 junio, 2021
El matrimonio, ¿ya no existe?
Jesús Valdez de los Santos

En esta semana, dos congresos estatales hicieron modificaciones en sus leyes locales para aprobar que se acceda al matrimonio civil por dos personas, sin importar su sexo. Estos estados han sido Sinaloa y Baja California.

Cabe mencionar que en ambos congresos estatales, esta modificación de ley había sido rechazada anteriormente en un par de ocasiones. ¿Qué fue lo que cambió? ¿Porqué los diputados que antes se oponían, cambiaron de parecer en la misma semana?

Este es un territorio en el que caeríamos en la especulación; sin embargo, sí es notorio que, con diferencia de un solo día, se haya modificado ese tema en ambos estados, cambiando el parecer de varios diputados que se oponían.

En el caso de Sinaloa, se aprobó modificar el código civil estatal para permitir el matrimonio entre dos personas, eliminado las referencias a hombre y mujer. En el caso de Baja California, se modificó la Constitución del Estado para eliminar la referencia a hombre y mujer en la parte de matrimonio.

¿En qué consiste el peligro para la sociedad con estos cambios conceptuales?

El problema no radica, como tal vez los proponentes desean, en abrir el matrimonio a más personas configuradas de manera no convencional; el problema consiste en que, con este tipo de modificaciones, con las que se eliminan los objetivos del matrimonio natural, para “evitar discriminar”, ocurrirá lo siguiente:

-Se eliminan las causales de divorcio para hacerlo a petición sólo de uno de los esposos (divorcio express).

-El matrimonio pierde todas las garantías que lo hacían funcional socialmente, eso sin contar la indefensión en la que se llegan a quedar las mujeres y los hijos, como los más vulnerables en una familia, sin la responsabilidad paterna que deba ver por ellos.

-Además, los jóvenes comienzan a ver al matrimonio como un contrato sin objetivos claros y que se rompe con toda facilidad, sin estabilidad, sin futuro, por lo que estas reformas, en lugar de llevar más derechos a más personas, lo que consiguen es eliminar esos derechos, haciéndolos inservibles desde el punto de vista civil.

Por otro lado, existen propuestas para que civilmente se pueda crear otra figura más fuerte que ese matrimonio civil actual, un matrimonio que tenga objetivos claros, que no sea fácil de disolver, para darle seguridad y estabilidad a aquellas parejas que libremente decidan formar un matrimonio mucho más sólido. Aún no hay propuestas presentadas ante algún congreso, pero cada vez es más frecuente escuchar este tipo de opiniones.

Por supuesto que estas modificaciones civiles no modifican en nada el Sacramento del Matrimonio, pues el Sacramento es el Signo eficaz de la Gracia de Dios, instituido por Nuestro Señor Jesucristo, el cual no es modificable, ni renunciable una vez que se ha tomado.

Por el bien social, es muy importante que nuestros jóvenes puedan ver al matrimonio nuevamente como una meta de vida, que les ayudará a ser mejores personas, a desarrollarse en el amor, y en estos tiempos en los que nos preocupa mucho nuestro planeta, también es la oportunidad de generar personas más comprometidas con el cuidado de la casa común, a través de nuestros hijos, con una formación ética y moral, en lugar de caer en el individualismo y egoísmo que puede tener en el mediano plazo consecuencias catastróficas para los seres humanos y el entorno social.

*Jesus Valdez de los Santos es Coordinador de la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis Primada de México.

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.