El abandono también es violencia
Una gran problemática a la que se ha enfrentado la familia y la sociedad es el crecimiento de la violencia hacia los ancianos.
Consuelo Mendoza es conferencista y la presidenta de la Alianza Iberoamericana de la Familia. Es la primera mujer que ha presidido la Unión Nacional de Padres de Familia, a nivel estatal en Jalisco (2001 – 2008) y después a nivel nacional (2009 – 2017). Estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM, licenciatura en Ciencias de la Educación en el Instituto de Enlaces Educativos, maestría de Ciencias de la Educación en la Universidad de Santiago de Compostela España y maestría en Neurocognición y Aprendizaje en el Instituto de Enlaces Educativos.
Una de las grandes problemáticas a las que se ha enfrentado la familia y la sociedad en las últimas décadas es sin duda el crecimiento en gran escala de la violencia. Los ancianos están dentro de los grupos qué más sufren algún tipo de violencia, pero poco se habla de ellos cuando se aborda este tema. La Organización Mundial de la Salud considera que el maltrato a los adultos mayores es un problema importante de salud pública, pues según estudios realizados en 28 países, una de cada seis personas (15.7%) mayores de 60 años, ha sufrido alguna forma de maltrato.
En México la realidad que viven muchos ancianos es verdaderamente trágica; el gran número de indigentes, mendigos y vendedores ambulantes son una muestra de las carencias, el maltrato y el abandono en que sobreviven. Pero también son víctimas aquellos que residen con la familia recluidos en un cuarto o tratados como un mueble más, y los que son olvidados en una casa de descanso o en un asilo, viviendo lentamente la crueldad del olvido y la indiferencia de quienes dicen amarlos y ellos aman.
Recuerdo el caso de un par de ancianas que vivían con comodidad e independencia económica; pero que dependían del afecto y el consejo de algunos sobrinos. Un día los vecinos dejamos de verlas y de tener noticias de ellas. Después de varios meses, su casa fue remodelada y habitada por otras personas. Al paso del tiempo, mi hermana, providencialmente, supo de su paradero y pudimos visitarlas en un hogar para ancianos en Guadalajara, al que llegaron con engaños, pues un sobrino las invitó a dar un paseo a Toluca. Su deterioro físico y mental era muy visible, vivían con la esperanza de regresar a casa pues ante la sorpresiva invitación de aquel pariente en quien aún confiaban, habían dejado “algunas cosas en la mesa que era necesario guardar”. La violencia a los ancianos no se reduce a golpes y maltratos… también se ejerce con la indiferencia, el abuso de confianza, el olvido y la manipulación de sus afectos y necesidad de amor y atención.
El 15 de junio la ONU celebra el “Día mundial de la toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez” un día que nos invita a manifestar nuestro rechazo al abuso y sufrimiento al que se someten a tantos ancianos. Por su parte, el Papa Francisco hace una verdadera cruzada en favor de los ancianos en preparación de la “Segunda Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores” que se llevará a cabo el próximo 24 de julio, impulsándonos como cristianos a la acción en beneficio de aquellos que aún tienen tanto que ofrecer a la familia y la sociedad a través de la sabiduría y la experiencia adquiridas a lo largo de la vida.
La vejez es un camino en el que algunos están, otros comenzamos a caminar y los jóvenes algún día tendrán que recorrer para llegar a la meta. Como cristianos no podemos permanecer indiferentes, todos tenemos un anciano cerca para llenarlo de amor y gratitud y sacudirle el polvo del olvido. “No me rechaces en mi ancianidad; no me abandones cuando me falten las fuerzas” Salmo 71,9.
“Una sociedad que abandona a los niños y a los ancianos, cercena sus raíces y oscurece su futuro”: Papa Francisco.
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