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Columna invitada

¿Cómo ser provida sin perder amistades?

Sé lo que se siente disentir sobre el aborto con gente que apreciamos, más cuando nuestra terquedad y la del otro, parece no llevarnos a ningún lugar.

18 junio, 2021
¿Cómo ser provida sin perder amistades?
Alison González Andrade

Creo que muchos de los que hemos dado la defensa de la vida de manera pública y continua hemos de alguna forma u otra perdido amistades a causa de nuestra postura. Ya sea por decisión propia o de la otra persona, la realidad es que cuando hay discrepancia sobre un tema, la tendencia es a la polarización.

En este espacio me gustaría hablar sobre la importancia de tender puentes en lugar de encerrarnos en nuestra propia postura, sobre todo cuando se habla de relaciones cercanas y personales.

Parece ser que conforme vamos creciendo, nuestras amistades se parecen mucho a nuestro estilo de vida y valores. Que en parte es normal y aconsejable, pues sólo así lograremos la congruencia entre lo que pensamos y vivimos. Sin embargo, hay amistades con las que naturalmente tampoco coincidiremos en cuestiones medulares. Y la postura en cuanto al aborto, definitivamente es una de ellas.

Quiero ser franca en este asunto porque muchas de las relaciones que se pierden a causa de este tema, tienen que ver con nosotros, alejándonos de personas que piensan diferente. Como si fuera un acto de valentía y prudencia encerrarnos en nosotros mismos y nuestra convicción.

Sé lo que se siente disentir sobre el aborto con gente que apreciamos, más cuando nuestra terquedad y la del otro, parece no llevarnos a ningún lugar. Son sentimientos de incomprensión, frustración y en muchas ocasiones enojo. Parece ilógico que no comprendan nuestra postura, ni quieran ver el sentido común de la defensa de la dignidad humana.

Sin embargo, te puedo asegurar que el enojo y frustración son sentimientos igual de vivos en la persona que no comparte nuestra postura, como si en nosotros no cupiera la sensatez de entender la argumentación contraria. Así pues, este es el cuento de nunca acabar, dos mentes cerradas que no están dispuestas al verdadero diálogo.

Tenemos que romper con esto, así como dice la oración que escribió San Francisco de Asís: “…donde haya odio, ponga yo amor, donde haya discordia, ponga yo unión… haz que yo no busque ser comprendido, sino comprender…” Es momento de desgastarnos en escuchar activamente, no para responder con un mejor argumento, sino para leer lo profundo del corazón de la otra persona. Es momento de tener más de cerca a quien piensa diferente, no para conocer los errores de su postura, sino para demostrar que nuestra amistad es mucho más firme y segura que cualquier discrepancia de pensamiento.

Todo aquel que defiende la vida y la dignidad humana, tiene que recordar constantemente que cada persona es un mundo en sí mismo, un mundo que se ha ido construyendo a base de experiencias, heridas, alegrías, formación y muchas otras cuestiones que dan pie a su pensamiento y criterio. Vale la pena, no sólo conservar amistades a pesar de no compartir la misma postura en temas tan importantes como lo es la Defensa de la Vida, sino acrecentarlas y nutrirlas de modo sincero buscando siempre su bien. Porque esto es parte de ser congruentes con la causa, es ver en cada persona lo mejor de ella y ayudarla a ser su mejor versión. Estamos llamados a hablar de la verdad, pero la verdad sin amor, sólo aleja más.

*Alison González es vocera de la organización Pasos por la Vida.

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.