Cae la noche…
¡Anuncien con alegría la belleza de ser una familia!
Secuencia del espíritu del Papa Francisco sobre el tema de las familias frágiles
Quiero hacerme eco de las palabras y del espíritu del Papa Francisco aquel 4 de octubre del 2014, vísperas del Sínodo extraordinario de la Familia en Roma.
Cae ya la noche, fin de las labores. Es la hora en la que cada quien regresa con agrado a su casa, para encontrarse en la misma mesa, en el espesor de los afectos, con el bien realizado y recibido, con los encuentros que tonifican el corazón y ensanchan el alma; con el buen vino, que anticipa en los días del hombre, la fiesta sin ocaso.
Pero es también la hora más fuerte (y quizá más triste) para quien se encuentra cara a cara con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de los sueños y proyectos destrozados: cuántas personas arrastran sus días en el callejón ciego de la resignación, del abandono, si no del mismo rencor; en cuántas casas ha faltado el vino de la alegría (y del amor) y, por lo tanto, el sabor de la vida… De unos y de otros nos hacemos voz esta noche con nuestra plegaria por todos.
Sin duda, para volver a buscar lo que hoy el Señor pide a su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y percibir el «olor», y el dolor de los hombres, hasta quedar impregnados de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias. [1] Solo en ese momento sabremos proponer con credibilidad la buena nueva sobre la familia. [2]
Al mismo tiempo, queremos seguir fielmente la ruta, también marcada por el Papa Francisco, en el pasado Encuentro Mundial de las Familias 2022 (XEMF): Deseamos hacer sentir nuestro aliento y nuestra cercanía a todas las familias, precisamente allí donde se encuentran, en su concreta condición de vida, partiendo de su situación real, y desde allí intentar caminar juntos, juntos como esposos, juntos en su familia, juntos con las demás familias, juntos con la Iglesia. Aplicándoles la parábola del buen samaritano, que encuentra a un hombre herido en el camino, se le acerca, se hace cargo de él y lo ayuda a reanudar su viaje. Justamente esto quisiéramos que la Iglesia fuera para las familias. Un buen samaritano que se les acerca, que permanece cercano, que ayuda a las familias a proseguir su camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño. Sin olvidar que la cercanía, es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura. [3]
En la clausura del XEMF, el Papa Francisco, dejó como legado: un mandato misionero dirigido a todas las familias:
¡Anuncien con alegría la belleza de ser una familia!
Anuncien a los niños y y a los jóvenes la gracia del matrimonio cristiano.
Den esperanza a los que no la tienen.
Actúen como si todo dependiera de ustedes,
sabiendo que todo debe ser confiado a Dios.
Sean los que “cosen” el tejido de la sociedad y de una Iglesia
sinodal, creando relaciones, multiplicando el amor y la vida.
Sean un signo de Cristo vivo.
No tengan miedo de lo que el Señor les pide,
ni de ser generosos con Él.
Ábranse a Cristo, escúchenlo en el silencio de la oración.
Acompañen a los más frágiles
Háganse cargo de los que están solos, refugiados, abandonados.
¡Sean la semilla de un mundo más fraterno!
¡Sean familias de gran corazón!
¡Sean el rostro acogedor de la Iglesia!
Y, por favor, recen. ¡Recen siempre!
Que María, nuestra Madre, les socorra cuando no haya más vino,
Sea su compañera en el tiempo de silencio y de prueba,
les ayude a caminar junto a su Hijo resucitado. Amén.
[1] Cfr. GS, 1
[2] Cfr. https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/october/documents/papa-francesco_20141004_incontro-per-la-famiglia.html
[3] Cfr. https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2022/june/documents/20220622-incontromondiale- famiglie.html
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