Alegre testimonio
Es nuestro deber constante reflexionar sobre cuál es el testimonio que estamos dando al vivir nuestras creencias.
El capitán James Cook fue un navegante inglés que realizó en el siglo 18 travesías de exploración en el Pacífico y circunnavegó la Tierra. En esos tiempos, la enfermedad del escorbuto era un grave problema en los viajes largos y una forma de evitarla era tomando alimentos que contenían la aun desconocida vitamina C. La naranja era popular, pero no duraba mucho por lo que Cook debió encontrar un sustituto y lo halló en la col en salmuera, que tiene un sabor no muy agradable. Por experiencia, Cook sabía que los marineros se negaban a comerla, así que ordenó a los cocineros que no se la dieran sino a los oficiales, a quienes les indicó que la debían comer como si fuera un manjar. Resultado: La tripulación exigió que se les diera también col y Cook evitó el escorbuto en su viaje.
El testimonio suele ser más importante que las palabras. Muchos no creyentes no se sienten invitados a conocer a Dios porque ven en los que se dicen creyentes muchas inconsistencias. El evangelio es la buena nueva y para algunos se trata al parecer de una mala noticia, pues se les ve el gesto agrio, como si les pesara ser cristianos. Para la conversión, puede más la alegría de un buen testimonio que la dureza de veinte amenazas.
Seamos mejores que los oficiales de Cook, ellos ponían buena cara al comer col por órdenes de su capitán. Nosotros pongámosla porque creemos y vivimos la alegría del Evangelio. Es nuestro deber constante reflexionar sobre cuál es el testimonio que estamos dando al vivir nuestras creencias.
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El objetivo
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