¿Se puede ser feminista y católica? 4 pensadoras que combinan la fe y la lucha por la igualdad

Leer más
COLUMNA

Ángelus Dominical

Ya me estoy poniendo viejo

Ya me estoy poniendo viejo, pero quiero conservar la frescura de un pensamiento joven.

16 febrero, 2020
Ya me estoy poniendo viejo
Angelus Dominical.

A DECIR VERDAD, estos últimos días he andado un poco confundido, o tal vez mucho (aquí está la primera prueba), y la intensidad de diversas vivencias, la fuerza de varios sentimientos, la emoción conque he asumido múltiples acontecimientos, me dan pretexto para evidenciar mi confusión: no sé si me estoy haciendo más viejito y por eso mismo estoy más sensible, o me estoy haciendo más joven y esa es la razón de que lo vivido ha parecido nuevo y sensacional, atrevido y enriquecedor…

YO YA FUI JOVEN Y SÉ que tal enfermedad se cura con el tiempo, pero también con el tiempo se contagia uno -obligatoriamente- de la vejez de quienes nos han precedido y que cada vez abundan más; yo me estoy haciendo viejito y la experiencia acumulada sería suma suficiente como para saber por dónde salta la liebre, y al mismo tiempo parecería que cada día me sorprendo y asombro como si mi historia tomara rumbo de reversa, como si todo fuera nuevo, como si en lugar de acumular recuerdos estuviera ávido de novedades…

Leer: Andar de prisa es del diablo

YA SON 32 AÑOS que he celebrado el día de la Candelaria como presbítero (por ejemplo) y el pasado 2 de febrero me pareció como si fuera la primera vez; he asistido a múltiples ordenaciones sacerdotales y la del pasado jueves 13 de febrero (¡felicidades, P. Fernando Nieto, de la diócesis de Azcapotzalco!) la viví con la emoción de la novedad; he vivido varios duelos y el más reciente me sigue sorprendiendo como si yo fuera un novato; ¡con decirles que el diente postizo que me acaba de poner el dentista lo estoy gozando como si fuera de leche!…

LA TAL CONFUSIÓN ACTUAL (muy mía y por eso la comparto) no me genera desasosiego ni temor, no me provoca angustia ni pena, ni es causa de sufrimiento o dolor; quiero describirla como una confusión nacida de la intensidad y la correcta percepción de la realidad, como cuando ya sabes que te regalarán calcetines y ¡si! fueron cal-cetines!!!; es una confusión como cuando estas cierto de estar a y te haces la ilusión que es realidad, como cuando vives una realidad tan especial y parecería que estás soñando…

DEJO MI UNIVERSO PERSONAL y vuelo a consideraciones más útiles: ¿te has dado cuenta que los científicos andan sorprendidos -¡y espantados!- con el coronavirus y ya se olvidaron del sida y del ébola?, ¿viste en las noticias que todo lo presentan como si estuviera peor y que en realidad todo sigue igual?, ¿acaso las promesas y cifras alegres de políticos no te suenan nuevas a pesar de estar muy gastadas?…

ME QUIERO PONER “almeja” (¿de dónde vendrá tal expresión?) y no quedarme dormido “como camarón”, pues las vorágine que se desata con noticias, opiniones, comentarios, críticas, suposiciones, memes, chismes, diretes, “esqueyopenséces” y “fotochops” nos pueden poner de nervios como para salir corriendo por la ventana…

ENTRE LAS PALABRAS apocalípticas de Jesús, hay una sensacional: “¡Cuidado!, no se alarmen, todo eso ha de suceder, pero todavía no es el fin” (Mt 24, 6); con tal frase, Jesús quiere poner paz ante la confusión, quiere poner esperanza delante del caos, quiere que estemos atentos ante los tremendistas, los mitómanos, los agoreros, los profetas de desgracias, los lenguasuelta, y toda clase de espantatontos y alegratarugos (ni modo, ¡ya barrí parejo!)…

HAY UNA PALABROTA que no es fácil de digerir pero es exquisita, no se da en maceta pero debe ser cultivada muy en privado y más que en público, es una palabrota que más que ser ingobernable es multidinámica, algo así como la teoría de la relatividad, que parecería que ya la entendiste pero todavía no la puedes explicar; la tal palabrototota es dis-cer-ni-mien-to…

Y LA ESCRIBÍ CON guiones como para masticarla despacio, como para que no te atragantes y la escupas, como para sacarle todo su sabor y sus nutrientes; el discernimiento es tan sencillo como aprender a distinguir y apreciar las cosas, las personas y los acontecimientos en su realidad más importante, en sus valores esenciales, en su mejor perspectiva, desechando lo que está de más y lo que no sirve…

HAY QUIENES ANDAN de tragaldabas y su credulidad los hace veletas movidas por cualquier opinión, hay quienes andan de quisquillosos y quieren sacarle raíz cúbica a la derivada de -1 al cuadrado de su relativa tangencial (¡ups!, creo que eso no existe); pero discernir es ejercicio de tu entendimiento práctico iluminado por la bondad natural de las cosas y la nobleza de tus sentimientos…

Y PARA NO DARLE más vuelta, concluyo diciendo que sí, que ya me estoy poniendo viejo, pero quiero conservar la frescura de un pensamiento joven; que ya están pasando los años pero no acaban los buenos tiempos; que aunque sabe más el diablo por viejo que por diablo, pues aprovecha mejor el bueno por atento que por confiado.