El pan de cada día

Leer más
COLUMNA

Ángelus Dominical

El pan de cada día

Danos el pan de cada día, es decir: ni el de mañana ni el de ayer, que uno tal vez se llene de moho y el otro ya estará duro

1 febrero, 2025

SI HOY DOMINGO TE COMES una manzana, y mañana lunes te comes dos, y cada día que pasa ingieres el doble del anterior, para el próximo domingo ya tendrías que comerte ¡128 manzanas!; y al llegar el fin de mes no habría manzanas en todo el mundo para cumplir el reto carpófago tan loco como imposible… SI TE PREGUNTAS POR QUÉ te distraigo con argumento tan banal como absurdo, te diré que no hay razón alguna, pero me sirve de pretexto para recordar una preciosa y sabrosa petición que Jesús nos enseñó en la oración dominical: Danos el pan de cada día, es decir: ni el de mañana ni el de ayer, que uno tal vez se llene de moho y el otro ya estará duro… EL HERMANITO MAYOR corrigió con toda lógica al menor cuando hacían –de rodillas ante su cama- la nutritiva petición, pues como queriendo ser previsor, le preguntó por qué no pedían el pan para toda la semana: no seas burro, si pedimos el pan de toda la semana ¡se hace duro!… LA PROVIDENCIA DIVINA siempre superará a nuestra ambición humana por una sencilla razón: nuestras formas y medidas por definición son limitadas y finitas, y aspiran a ser rápidas (¡se acaban o se llenan, o caducan!), las de Dios son paulatinas, progresivas, ilimitadas e infinitas; de tal modo nos ha proyectado, que ni tiene prisa para darnos y nunca concluye de mostrarnos su bondad… LA PREVISIÓN HUMANA –entendámonos adecuadamente- no se opone a la providencia divina, pues mientras Dios se muestra grande en su generosidad, y más que esperar la superabundancia veamos que nos da siempre lo necesario, hemos de corresponder con el mejor aprovechamiento y la buena administración de cuanto nos concede, pues quien desperdicia no merece que se le dé, y quien no comparte no merece que se le haya dado…