Conoce la ‘Pagoda de Iztacalco’, parroquia de la CDMX dedicada a san Felipe de Jesús
“La Pagoda de Iztacalco”, es una parroquia de la Ciudad de México que alberga los restos de más de 20 mártires cristeros.
Situada al poniente de la Ciudad de México, esta parroquia dedicada al primer mártir mexicano, san Felipe de Jesús, se constituye como el centro de la fe para los colonos de la Unidad Habitacional INFONAVIT Iztacalco. Conocida como “La Pagoda de Iztacalco”, alberga los restos de más de 20 mártires cristeros, entre ellos santo Toribio Romo, patrono de los migrantes, y el beato Miguel Agustín Pro.
El santuario, llamado oficialmente San Felipe de Jesús, Santa María de Guadalupe y Santos Mártires Cristeros, es un edificio estilo nipón con fachada verde, mismo que destaca por sus enormes vitrales que relatan los episodios de la vida de san Felipe de Jesús, así como las cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac. Esta estructura nos sumerge en un ambiente diferente al de las iglesias tradicionales de la ciudad de México, gracias a su estilo decorativo y distribución.
“La Pagoda de Iztacalco” fue construida en 1994 bajo la guía del padre Nicolás Álvarez Casillas, quien buscaba que los fieles recordaran el país donde fue sacrificado san Felipe de Jesús. Durante la etapa de construcción, los feligreses organizaron kermeses, rifas y un ‘camino de monedas’ por indicación del padre Nicolás, quien es recordado con afecto por la comunidad.
En el año 2000, tras la canonización de los 25 mártires de Cristo Rey y su inclusión en el Canon de la Iglesia, el padre Nicolás logró reunir reliquias de estos santos y las colocó en una hermosa cruz en el presbiterio. Esta ‘cruz relicario’, y otra ubicada en la entrada del atrio, exhiben fotografías de los 25 mártires -sacerdotes y laicos- que entregaron la vida para dar testimonio de Cristo Rey del Universo durante la persecución religiosa en México.
Con el tiempo, el santuario fungió como sede Episcopal de la entonces IV Vicaría, bajo la dirección de Mons. Antonio Ortega Franco, C.O. Durante este periodo, también funcionó como oficina para la Oficialía de Actas de la Arquidiócesis, aprovechando la amplitud de su espacio y su capacidad para recibir fieles y peregrinos.
Reverdecer en comunidad
Famosa es la historia de la infancia de san Felipe de Jesús: se cuenta que la madre del santo, exasperada por las travesuras de su hijo, solía exclamar: “¡Ay mi Felipillo santo!”. La respuesta de su nana era siempre la misma: “¿Felipillo santo? ¡Cuando la higuera reverdezca!”. El relato señala que el día del martirio de Felipe de las Casas, la higuera seca de la casa reverdeció de pronto y dio fruto. “¡Felipillo es santo, Felipillo es santo!”, gritaba incrédula su nana en México al ver reverdecer la higuera que llevaba tiempo sin vida. Esto ocurrió mientras Felipe de Jesús cumplía con la misión de llevar el Evangelio por lugares lejanos.
Inspirado por esta narración, nació el proyecto “Reverdecer la Higuera”, que busca revitalizar espacios dentro de la comunidad, y atender problemáticas sociales como la inseguridad, de forma que los diferentes sitios se conviertan en zonas seguras, donde se promueva la unión y la solidaridad entre los colonos.
Se espera que este proyecto impulse una renovación integral, incorporando actividades no sólo catequéticas, sino también de interés general para los jóvenes, como el denominado “Café Cantante” y otras propuestas similares, donde los participantes puedan compartir ideas, proponer iniciativas y desarrollar actividades que ellos consideren relevantes.
El proyecto está impulsado por los sacerdotes de la comunidad, quienes apoyarán las diversas iniciativas que surjan en este proceso de renovación comunitaria.