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La iglesia que transformó la vida de los indigentes en La Merced

La Parroquia de la Soledad abrió sus puertas para dar abrigo a quienes viven en la calle, pero su labor va más allá: esperan que estas personas salgan de la pobreza con sus propios méritos.

7 marzo, 2019
La iglesia que transformó la vida de los indigentes en La Merced
Este taller te mostrará que para alcanzar el bien común se requiere de instituciones sanas, leyes justas y estructuras solidarias. Foto DLF/Hilda Santiago.

La Parroquia de la Santa Cruz y Nuestra Señora de la Soledad es un refugio para las personas en situación de calle: se les da alimento y un techo dónde dormir. Pero el objetivo del párroco y sus voluntarios va más allá, pues busca impulsarlos para que salgan de la pobreza extrema.

Cuando el padre Benito Torres llegó a este templo en 2015, se dio cuenta de que la pobreza, la inseguridad y la violencia azotan las calles del barrio de La Merced, en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México. “Empezamos a hacer un estudio sobre las necesidades del lugar y una de de las más importantes fue las personas en situación de calle o sin techo”, cuenta el párroco.

De acuerdo con el Censo de Poblaciones Callejeras 2017, la mayoría de las personas de las personas en situación de calle de la Ciudad de México —más del 30%—, se concentran en la alcaldía Cuauhtémoc. Para poner un granito de arena y apoyarlas, el sacerdote pidió prestadas ollas a los vecinos e inició un pequeño comedor comunitario que atendió a 18 personas en su primer día. Hoy atiende a más de 380. Pero saciar las necesidades alimentarias es solo el primer paso para integrar a estas personas.

“Queremos que el trabajo que estamos haciendo no solamente quede en asistencialismo. Es darles de comer primero; pero no solamente del pan cotidiano, sino del pan que para nosotros los católicos es elemental que es el pan de vida, de Jesucristo”, cuenta el padre Benito.

Para ello, cada dos meses la parroquia financia retiros espirituales con aproximadamente 40 personas en situación de calle. Ahí, se les habla sobre el sentido de la vida, la dignidad de la persona y el perdón. Después del retiro, se ofrecen talleres dentro de la misma parroquia donde pueden aprender un oficio —como carpintería, jardinería o cocina— y encontrar un trabajo.

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“Gracias a la Iglesia que me ha tendido la mano porque yo viví el alcoholismo. Me da mucho gusto servir, porque a mí me han servido”, cuenta Basilio Hernández, voluntario de la parroquia.

La más reciente iniciativa de la parroquia de la Soledad consiste en abrir las puertas del templo y permitir que personas sin techo pasen la noche ahí. Ellos duermen en colchonetas que ocupan todo el espacio de la nave central, pues el padre Benito mandó quitar la mitad de las bancas.“Si yo tengo una parroquia muy grande y sólo ocupo un pequeño espacio, ellos podrían ocupar lo demás”, asegura el sacerdote.

“El dormitorio improvisado recibe alrededor 150 personas, aunque tiene capacidad para 400”, cuenta Andrés, uno de los voluntarios que atienden el dormitorio. Andrés vivió en la calle hasta hace dos años y poco a poco, con los apoyos de la parroquia, ha ido componiendo su vida. Hoy tiene un trabajo y tiene como meta poner su propio negocio.

“En la madrugada estaba viendo cómo dormían todos en el templo y me preguntaba si valía la pena el trabajo que estaba haciendo. En eso llegó un señor que dijo ‘Bendito sea Dios. Hace rato le pedí que me diera un lugar dónde dormir con mis hijas y mi esposa; en eso pasó una camioneta y nos trajo aquí’. A veces uno piensa que las cosas las hace para uno, pero no: es el trabajo de Dios”, finaliza el padre Benito.

¿Quieres ayudar?

  • Este proyecto necesita donativos en especie y voluntarios.
  • Puedes solicitar informes en la iglesia de La Soledad.  Dirección: Santa Escuela 16, Plaza de La Soledad, Centro Histórico.
  • Número de la parroquia: 55421813


Autor

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