¿Quién fue José Antonio Plancarte y Labastida?
José Antonio Plancarte y Labastida fue Abad de la Basílica de Guadalupe y fundador del Instituto de las Hermanas de María Inmaculada de Guadalupe.
José Antonio Plancarte y Labastida nació el 23 de diciembre de 1840, en la Ciudad de México; fue hijo de Francisco Plancarte Arceo y de Gertrudis de Labastida y Dávalos. Lo bautizaron al día siguiente en la Parroquia de San Miguel Arcángel, en la zona Centro.
Pocos días después, el matrimonio regresó a Zamora, Michoacán, donde tenían su residencia, y años más tarde la familia se cambió a Morelia, donde José Antonio terminó su instrucción primaria en 1851, año en el que fue electo como gobernador del Estado Juan B. Ceballos. Sus estudios los continuó en el Seminario Tridentino de Morelia.
En 1854 murió su padre y ese año el presidente Santa Anna designó como gobernador del Estado a Anastasio Torrejón y los liberales michoacanos se incorporaron al Plan de Ayutla. En 1855, José Antonio Plancarte y Labastida ingresó al Seminario de Puebla, donde estuvo poco tiempo, pues en mayo de 1856 don Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, Obispo de Puebla, fue desterrado a Cuba, y sus sobrinos José Antonio y Luis abandonaron México para reunirse con él.
José Antonio fue enviado al Colegio de Santa María de Oscott, en Birmingham, Inglaterra, donde estudió comercio de 1856 a 1862; tomó cursos de Ingeniería, Geografía Física, Dibujo Mecánico, Astronomía, Historia, Música, y cuando decidió ser sacerdote, estudió latín, filosofía y francés. En tanto, el Papa Pío IX erigió en 1863 el obispado de su natal Michoacán a cuyo frente quedó Mons. Clemente de Jesús Mungía (1810-1868) quien era un destacado literato y predicador.
José Antonio fue a Roma y se matriculó en el Colegio Romano; tuvo como residencia la Academia Eclesiástica, donde estuvo hasta 1865.
El 11 de junio de 1865 recibió el Orden Sacerdotal en Italia, de manos de Mons. Carlos Cigli, Obispo de Tívoli. Celebró su primera Misa el 13 de junio de 1865, frente al altar de San Luis Gonzaga, en la Iglesia de San Ignacio, en la Ciudad Eterna.
En noviembre de 1865, José Antonio Plancarte y Labastida regresó a México y del 27 de noviembre de 1867 al 24 de abril de 1882, fue párroco de Jacona, Michoacán, donde el 12 de noviembre de 1867 fundó el “Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe”, llamado posteriormente: “Purísima Concepción”, y luego, en 1873, abrió el colegio de San Luis. En 1876, estableció una escuela gratuita para jóvenes y un año después obtuvo de Propaganda FIDE el título y los privilegios de un Misionero Apostólico.
El 2 de febrero de 1878 fundó la “Congregación de Religiosas Hijas de María Inmaculada de Guadalupe”, cuyo objetivo fue la educación de la niñez, la juventud y la mujer, así como la asistencia a enfermos y ancianos, las misiones y la catequesis extra escolar. Reparó la parroquia de Jacona y el cementerio, y promovió la construcción de la línea de tranvías de Zamora a Jacona.
El 15 de abril de 1879, José María Cazares y Martínez, II Obispo de Zamora, hizo la erección canónica de la Congregación en su Diócesis y aprobó el Reglamento; luego, el 19 de septiembre de 1885 el Arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, tío de José Antonio, erigió en México canónicamente la Congregación.
La consolidación de las obras sociales de la Iglesia tuvo gran peso pero en el trato cotidiano con los fieles, Mons. Plancarte también dejó honda huella, y basta con recordar que en 1889, en San Luis Potosí, dio los primeros ejercicios espirituales a la hoy beata Concepción Cabrera de Armida, cofundadora de los “Misioneros del Espíritu Santo”. Además, de los jóvenes mexicanos que el Padre Plancarte envió a Roma para que estudiaran en el Colegio Pío Latino Americano, siete llegaron a ser obispos y arzobispos.
Plancarte y Labastida fue el XVI Abad de la Colegiata de Guadalupe en la Ciudad de México, del 8 de septiembre de 1895 hasta su muerte en 1898. Amplió, restauró y embelleció la Colegiata para la Coronación Pontificia de la Virgen de Guadalupe que tuvo lugar el 12 de octubre de 1895; dichos trabajos iniciaron el 12 de noviembre de 1886. Es importante subrayar que la Colegiata no fue incluida en la nacionalización de bienes eclesiásticos que el gobierno decretó en 1861.
Aquellos años fueron decisivos en el devenir histórico, no tan sólo de México sino en todo el mundo. Desde 1878, el Papa León XIII fue un destacado impulsor de la educación, las ciencias y las artes; creó academias, colegios y universidades y a través de su Encíclica Rerum Novarum se preocupó por los obreros y su relación laboral, procurando una mayor justicia y equilibrio social.
Sus palabras no eran fortuitas. Por ejemplo, en 1886, en Chicago, EU, fue reprimida una manifestación de obreros que pedían jornadas laborales de ocho horas, lo que derivó en la ejecución mediante horca de cuatro líderes; tres años después, en París, Francia, la Internacional Socialista propuso que cada Primero de Mayo se conmemorara el Día Internacional del Trabajo.
Estas y otras acciones influyeron en la ética social de Mons. Labastida, no obstante, en el caso de México, innumerables obras sociales de la Iglesia fueron materialmente bloqueadas por el gobierno, pues las Leyes de Reforma trajeron consigo, por un lado la justa eliminación de privilegios de la Iglesia, pero también, le ataron las manos para trabajar en proyectos sociales en beneficio de los más pobres.
El padre José Antonio Plancarte y Labastida murió el 26 de abril de 1898 en la Ciudad de México. El 24 de enero 2020, la Congregación para las Causas de los Santos dio a conocer que el Papa Francisco reconoció que el padre Plancarte vivió las virtudes teologales en grado heroico, con lo que sólo falta la aprobación de un milagro concedido por medio de su intercesión, para su beatificación.