¿Qué es un consagrado religioso y cuál es su diferencia con un sacerdote católico?

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¿Qué es un consagrado religioso y cuál es su diferencia con un sacerdote católico?

Los consagrados religiosos dedican su vida a Dios mediante votos, oración y vida en comunidad. Conoce sus características, formación y diferencia con los sacerdotes.

POR  Jorge Reyes
27 octubre, 2025
¿Qué es un consagrado religioso y cuál es su diferencia con un sacerdote católico?
Los consagrados religiosos viven en comunidad, compartiendo la oración, el trabajo y la vida fraterna, ademá de que su día a día incluye momentos de oración litúrgica. Foto Especial.

Un consagrado religioso es una persona, hombre o mujer, que en respuesta a un llamado entrega y dedica toda su vida a Dios, renunciando a los bienes mundanos mediante los votos públicos de pobreza, castidad y obediencia, según las normas aprobadas por la Iglesia católica, y que desean ser un signo visible de la presencia de Dios en el mundo, anticipando ya aquí en la tierra algunos aspectos de la vida que nos espera cuando estemos con Dios.

En la Iglesia católica, la vida consagrada es la forma de vida de los consagrados, es decir, de las personas que dedican toda su vida a Dios y al servicio de la Iglesia y la humanidad, por lo tanto, se trata de los frailes, monjas, monjes, ermitaños, consagrados de diversos tipos, en muchas formas y géneros diferentes.

Esta forma de vida o vocación, que se manifiesta como una señal viva del Reino de Dios y como un testimonio de la futura gloria celestial, está reconocida oficialmente en el Código de Derecho Canónico (cánones 573-746) como una “forma estable de vida” en la que los fieles, movidos por el Espíritu Santo, buscan la perfección de la caridad y el servicio al Reino de Dios.

Los consagrados pueden pertenecer a órdenes religiosas, congregaciones o institutos seculares, como por ejemplo los agustinos, benedictinos, franciscanos, dominicos, jesuitas, carmelitas, salesianos, hermanas de la caridad, entre muchos otros, y cada comunidad sigue una regla de vida aprobada por la Santa Sede y un carisma particular, es decir, una forma específica de vivir el Evangelio y servir a la Iglesia.

¿Cuál es la formación de un consagrado religioso?

La formación de un consagrado religioso es un proceso largo y profundo que incluye dimensiones humana, espiritual, teológica y pastoral, la cual comienza con una etapa de discernimiento vocacional, seguida del postulantado, el noviciado y finalmente la profesión temporal o perpetua de los votos.

Durante este proceso, los consagrados estudian Sagrada Escritura, teología, espiritualidad y vida comunitaria, y aprenden a vivir en obediencia, humildad y servicio.

Así, la formación integral del consagrado religioso se divide en tres momentos esenciales, todos regulados por el Derecho Canónico y los documentos de la Santa Sede:

  • Etapa inicial: Discernimiento vocacional, noviciado y primeros votos; introducción a la vida comunitaria y a los consejos evangélicos.
  • Etapa filosófica-teoloógica: Al menos dos años de filosofía y cuatro años de teología, con énfasis en la Sagrada Escritura, dogma, moral, ley canónica y liturgia.
  • Etapa espiritual y humana: Formación espiritual, desarrollo de virtudes, vida de oración y entrenamiento pastoral para vivir el “espíritu misionero”.

Cabe señalar que una vez que concluye su formación formal, el consagrado religioso debe mantenere actualizado y realizar estudios posteriores, retiros y actualizaciones permanentes para profundizar en la doctrina.

¿Cuáles son las características que tienen los consagrados religiosos?

De acuerdo con el sitio web de los Franciscanos Conventuales de Chile, aunque las formas y los métodos pueden ser muy diferentes, son ocho las características que unen a todos los consagrados:

  • La profesión de los votos (pobreza, castidad y obediencia), que puede realizarse en diferentes formas e implicar diferentes tipos de compromisos, pero que básicamente une a todos los consagrados;
  • Una vida de oración y relación diaria e intensa con Dios (celebrada en común y/o personalmente), en formas y «cantidades» diferentes según el tipo de vida consagrada;
  • Un estilo de vida sencillo y sobrio, dedicado a la entrega de sí mismo, por Dios y por los hermanos;
  • Un carisma particular, es decir, una modalidad especial de seguir a Dios que ha sido inspirada por el Espíritu Santo de manera diferente y peculiar para cada grupo de consagrados, de donde deriva una espiritualidad específica;
  • Un hábito religioso particular, que los distingue del resto del pueblo de Dios (pero no siempre: muchas congregaciones hoy eligen usar ropas laicas normales);
  • Típicamente, la elección de no casarse y de la continencia, aunque también puede haber formas de esposos consagrados;
  • A menudo, la vida fraterna en comunidad (pero también hay excepciones, como por ejemplo los ermitaños, las mujeres del ordo virginum, etc.);
  • Lo que quizás resume todo es la radicalidad, es decir, la elección de ordenar todos los aspectos de su vida a Dios, llegando también a decisiones exigentes y contracorriente (que se expresan, también aquí, en muchas formas diferentes).

¿Cómo viven los consagrados religiosos?

En la mayoría de los casos, los consagrados religiosos viven en comunidad, compartiendo la oración, el trabajo y la vida fraterna, de esta manera, su día a día incluye momentos de oración litúrgica (como la Liturgia de las Horas), Eucaristía, trabajo apostólico y silencio contemplativo.

El Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica supervisa, en nombre del Papa, la vida de estas comunidades y aprueba sus constituciones, asegurando que permanezcan fieles a su carisma fundacional y en comunión con la Iglesia universal.

De esta manera, la vida de los consagrados es:

  • Vida en comunidad: Los religiosos habitan en comunidades (monasterios, conventos, casas de retiro) donde comparten bienes, oración y trabajo, siguiendo la regla propia del instituto.
  • Separación del mundo: La vida comunitaria implica una separación del mundo para proteger la misión y el carisma del instituto.
  • Fraternidad: La convivencia fomenta la fraternal unión con el presbiterio diocésano y con otros religiosos, creando una red de apoyo espiritual y pastoral1.
  • Oración común: La oración es el “corazón” de la vida consagrada; muchos religiosos dedican gran parte de su día a la liturgia, el Oficio Divino y la meditación personal.

Diferencias entre un consagrado religioso y un sacerdote

Aunque ambos están llamados a servir a Dios, existen diferencias fundamentales entre un consagrado religioso y un sacerdote:

Vocación y finalidad:

El consagrado religioso vive según los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia) para buscar la perfección cristiana y el testimonio del Reino de Dios.

El sacerdote, en cambio, es ordenado para administrar los sacramentos y guiar pastoralmente al pueblo de Dios.

Ministerio sacramental:

No todos los consagrados son sacerdotes. Muchos religiosos y religiosas no están ordenados, pero dedican su vida a la oración, la educación, la salud o la misión.

Todo sacerdote, en cambio, ha recibido el Sacramento del Orden, que lo faculta para celebrar la Eucaristía, confesar y administrar los sacramentos.

Vida comunitaria:

Los consagrados suelen vivir en comunidad, compartiendo bienes y oraciones.

Los sacerdotes diocesanos, en general, viven de manera individual en sus parroquias y dependen directamente del obispo.

Dependencia eclesial:

El religioso depende de su superior o superiora general, dentro de su congregación o instituto.

El sacerdote diocesano depende del obispo de su diócesis.



Autor

Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM, con una trayectoria de más de 30 años como periodista en medios como Reforma, El Centro y Notimex, así como funcionario de comunicación social en dependencias de gobierno y legislativas. Actualmente trabaja como periodista especializado en temas de religión.