¿Por qué es importante el noviazgo antes del Matrimonio?
Un sacerdote nos explica por qué el noviazgo es tan importante.
El Matrimonio, a su vez, es el motivo de un noviazgo, y si no lo es, se convierte en un juego peligroso que por lo general termina en desgracia. Por lo tanto, el noviazgo es algo digno de tomarse muy en serio y de rodearse de un especial cuidado: se trata, nada menos, de encontrar a la compañera o al compañero de todo el resto de la vida, al padre o a la madre de los propios hijos.
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Esta etapa exige de los novios un mutuo consentimiento y un actuar en orden a preparar su vida conyugal. El mutuo acuerdo implica también el que ese noviazgo pueda cesar cuando una de las dos partes considere oportuno porque le ha desilusionado su pareja.
Ser novios no es, todavía, un Matrimonio, y los novios no deben actuar como si ya fueran una familia. Por eso, en la Iglesia Católica se pide a los novios un mutuo respeto en lo que toca a las relaciones prematrimoniales que, de darse, serían irresponsables y dañinas.
¡Cuántos matrimonios fracasados hay porque “tuvieron” qué casarse! Y cuántos jóvenes padres hay entre nosotros que no entendieron que el noviazgo no era, todavía, un Matrimonio. Desgraciadamente los hijos son los que pagan la irresponsabilidad del noviazgo de sus padres.
Llevar un noviazgo cristiano, hoy en día, es muy difícil por el ambiente de permisividad sexual que existe en todos los niveles de nuestra sociedad. Desgraciadamente hasta a nivel de Iglesia, porque los sacerdotes no hablamos de las normas del noviazgo para no incomodar o parecer anticuados.
Si desean llevar un noviazgo cristiano, no comiencen a noviar a temprana edad, normalmente son noviazgos que dañan, por lo menos, el corazón adolescente tan fácilmente vulnerable. Esos noviazgos suelen dejar una marca que afecta las posteriores relaciones.
Por otra parte, las estadísticas nos muestran un creciente número de padres adolescentes para los que el hijo no deseado viene a cambiar totalmente su vida, si lo aceptan con la responsabilidad con que unos niños pueden hacerlo. Aunque suene anticuado, es importante que pidan permiso a sus padres para entablar una relación tan seria como el noviazgo y atiendan a las indicaciones que ellos les hagan.
Sobre todo, pongan su noviazgo en las manos de Dios y aprendan a orar juntos el uno por el otro. Dios es la fuente del amor. Recibir juntos los Sacramentos los ayudará a llevar un noviazgo recto.
Finalmente, no se consideren dueños uno del otro, todavía no son esposos y no tienen derecho sobre la vida y sobre el cuerpo del ser amado. Sean responsables, sinceros y respetuosos, y vivan plenamente la belleza de su noviazgo.