Las peregrinaciones históricas al Tepeyac
Conoce cuándo comenzaron las peregrinaciones al cerro del Tepeyac y cuáles han sido las más destacadas de la Arquidiócesis de México.
Después de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego y a su Tío Bernardino, el diciembre de 1531, las peregrinaciones al Tepeyac, que era un pequeño caserío que para esas fechas apenas tenía 150 habitantes, comenzaron desde el momento en el que se llevó la tilma con su imagen a la ermita que especialmente le construyeron.
TE RECOMENDAMOS:
¿Qué son los 3 Nican sobre la Virgen de Guadalupe?
- El Nican Motecpana narra la primera de ellas: “Hubo entonces una gran procesión, en la que llevaron absolutamente todos los eclesiásticos que había y varios de los españoles en cuyo poder estaba la ciudad; así como también todos los señores y nobles mexicanos y demás gente de todas partes. Se dispuso y adornó todo muy bien en la calzada que sale de México hasta llegar al Tepeyac, donde se erigió el templo de la Señora del cielo. Fueron todos con grandísimo regocijo. La calzada rebozada de gente y por la laguna, de ambos lados, iban no pocos naturales en canoas, algunos haciendo escaramuzas.” En esta peregrinación ocurrió el primer milagro público de la Virgen al revivir a un indio que había recibido un flechazo accidentalmente en estas escaramuzas.
- El 21 de septiembre de 1629, la Ciudad de México amaneció con una terrible inundación; gran parte de la ciudad quedó anegada y el pueblo, entre canoas y barcas trataba de sobrevivir. El Arzobispo Francisco Manso y Zúñiga acordó realizar una procesión solemne de canoas trasladando la imagen de la Virgen de Guadalupe en demanda de su ayuda; en esta devota acción participaron el virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, la Real Audiencia, ambos cabildos, los tribunales. El martes 25 de septiembre, embarcados todos y seguidos de una gran muchedumbre, trasladaron la imagen de la Virgen de Guadalupe con gran solemnidad, entre música y oraciones, primeramente, a la parroquia de Santa Catarina y luego al Palacio Arzobispal, y en la mañana siguiente a la catedral.”
- Momentos especiales en los que las peregrinaciones al Tepeyac hay sido especialmente numerosos fueron durante las coronaciones de la Virgen de Guadalupe. El 12 de octubre de 1895, la Virgen Morena recibió una corona otorgada por el Papa León XIII, y la gente estaba allí desde las 4 de la mañana buscando una oportunidad de estar cerca de la basílica. El escritor José Vasconcelos dedicó algunas líneas a describir la solemnidad y júbilo de aquella fiesta. La corona fue bendecida por el Arzobispo Próspero María Alarcón.
- Durante el Primer Congreso Eucarístico Nacional que tuvo lugar en octubre de 1924, y en que participaron varios obispos de distintas entidades, hubo peregrinaciones parroquiales, escolares y de distintos gremios y sectores del país, y para ello, fueron contratados servicios especiales de transporte para facilitar el acceso al Tepeyac.
- Al término de la Guerra Cristera que tuvo lugar durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, entre 1926 y 1929, tiempo en el que todos los templos del país fueron cerrados al culto por seguridad de los fieles y de los sacerdotes, se organizó una peregrinación de la Arquidiócesis de México y tras ella siguieron las de otras diócesis del país, para dar gracias a Dios por el beneficio de la paz y de la apertura de las iglesias. A partir de este momento, surgió la costumbre de que peregrinen al Tepeyac todas las diócesis de México.