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Mitos y realidades sobre el aborto

Esta es la respuesta a cada uno de los mitos que los partidarios del aborto plantean. ¡Aprendamos a debatir para defender la vida humana!

26 agosto, 2024
Mitos y realidades sobre el aborto
Mitos y realidades sobre el aborto / Ilustración: Desde la fe

Cada vez son más los países donde el aborto está permitido. Los católicos hablamos y discutimos mucho sobre este tema, pero en ocasiones carecemos de ideas y conceptos claros. Por ello, a continuación, damos respuesta a algunos de los principales mitos que los partidarios del aborto plantean.

MITO: “Nadie está a favor del aborto, pero en ocasiones es la única salida”.

 

REALIDAD: Se pretende justificar el aborto como la única salida a la angustiante situación que supone un embarazo no deseado. Pero siempre existen otras alternativas. Gracias a la ayuda que prestan diferentes organizaciones (entre ellas la Iglesia Católica), se han podido salvar de la muerte a miles de bebés en el vientre de su madre. La ayuda que reciben las nuevas madres va desde la orientación educativa sobre el valor de su persona y autoestima, hasta la canalización a organismos que pueden dar bebés en adopción. También se les apoya con despensas, bolsa de trabajo post-parto, media beca para atención prenatal y parto en instituciones públicas y privadas, albergue y respaldo frente a la familia, canalización a instituciones de salud, atención de embarazos de alto riesgo y asistencia psicológica para el tratamiento del síndrome post-violación. Como podemos ver, el aborto no es la única salida.

Esta es una lista de instituciones vinculadas con la Iglesia Católica:

MITO: “A las 12 semanas de gestación el embrión es sólo una masa de células”.

REALIDAD. Los promotores del aborto mencionan una aparentemente insignificante cantidad de semanas, una docena apenas, que en realidad constituye un lapso de tres meses, tiempo suficiente para que el ser humano en desarrollo haya alcanzado un punto importante de crecimiento (cabeza, cuerpo, extremidades). Si carece de sustento científico la afirmación de que el embrión no es más que un grupito de células que no siente (pues ha quedado comprobado que desde el inicio se trata de un ser humano completo, aunque en desarrollo), resulta todavía más insostenible afirmar aquello con relación a un ser humano de tres meses de gestado: es evidente que no es un ‘producto’, una ‘cosa’, sino una persona con ojos, nariz, boca, manitas, pies, etc.

Si deseas conocer el crecimiento de un bebé en el vientre de su madre, te recomendamos:

MITO: “La mujer tiene derecho a disponer de su cuerpo”.

REALIDAD: En el aborto no se manipula el propio cuerpo, sino que se acaba con la vida de un ser humano en desarrollo sobre el que no se tiene derecho. En años recientes, ciencias como la genética, la inmunología, incluso, la fecundación in vitro, han demostrado que madre e hijo son seres distintos. De la madre, el ser humano en desarrollo recibe alimento y espacio para vivir, pero de ninguna manera el embrión constituye un apéndice de la madre.

MITO: “Si alguno no está de acuerdo con el aborto, que no lo haga, pero no quiera imponer su criterio sobre los demás”.

REALIDAD: Algunas personas dicen estar a favor de la vida, pero apoyan el aborto por respeto a quienes están de acuerdo con él; sin embargo, ese respeto por la opinión ajena tiene sus límites, porque ninguno apoyaría una ley que protegiera la vida de los demás, pero que permitiera a cualquiera privarle de la suya. El aborto es un acto violento, y quien es indiferente ante esta violencia, favorece a quien la ejerce. En este, como en otros casos, quien busca una posición neutral o apoya la libre elección, favorece el aborto. Siguiendo la lógica de este mito, podríamos decir: si tú no quieres violar, no violes, pero no impongas tu criterio sobre los demás.

MITO: “El aborto es una cuestión personal de la conciencia de la madre”.

REALIDAD: Aunque todos debemos seguir la propia conciencia, el papel de ella no es crear la verdad; y en lo particular respecto al aborto, no es un asunto de la propia conciencia, una cuestión personal, íntima, en la que nadie debe intervenir, porque afecta en concreto a una persona: al no nacido, que es conducido a la muerte. No hay que perder de vista que quien aborta acaba con la vida, la libertad, la intimidad y la conciencia de otra persona; por eso mismo, cuando se defiende la vida humana del no nacido, no se está en contra de la mujer, sino a su favor, ya que estadísticamente está demostrado que, por cada dos abortos, uno era del sexo femenino.

MITO: “Es preferible abortar cuando el feto presenta alteraciones genéticas o congénitas, pues ¿qué calidad de vida podrán llegar a tener esos niños?”.

REALIDAD: Muchos no nacidos fallecen; otros no podrán llegar a la vida adulta porque su naturaleza no está preparada para alcanzarla; entonces, ¿por qué acabar con ellos intencionadamente? Gracias a los avances de la técnica aplicada en la medicina se han conseguido adelantos que antiguamente eran inimaginables, y entre ellos está la posibilidad de obtener datos suficientes para pronosticar alguna patología del ser en gestación. Niños y adultos con problemas de discapacidad son felices, mantienen la esperanza, y prefieren vivir a no haber nacido nunca. Existen muchos casos que lo confirman.  Si fuera legítimo matar a un ser humano porque corre el riesgo de tener una vida “sin valor”, entonces habría que matar a todos los que entren en ese mismo modelo, porque, ¿en dónde se sitúa la calidad de vida de una persona? Realmente es algo muy subjetivo. Recordemos que, en donde uno es feliz, otro piensa en el suicidio.

MITO: “El aborto es una buena medida de control natal”.

REALIDAD: Para asegurar el recambio generacional en el mundo se necesitan 2.1 nacimientos por pareja. Actualmente existen países en los que su índice de crecimiento es menor, por lo cual empieza a desaparecer su población después de años de estar controlando la natalidad. La consecuencia humana más grave de que un país no prevea el recambio generacional sería el aislamiento y abandono de las personas mayores. A medida que la población envejece sin una nueva generación que asuma roles de cuidado y apoyo, muchos ancianos podrían enfrentarse a la soledad, la falta de atención adecuada y el deterioro de su calidad de vida. Sin un número suficiente de jóvenes para sostener los sistemas de salud y cuidado, los ancianos podrían experimentar un acceso limitado a servicios esenciales, lo que llevaría a un aumento en enfermedades no tratadas, pobreza en la vejez y una mayor incidencia de problemas de salud mental. Este abandono no sólo afectaría a los ancianos, sino que también deterioraría el tejido social, al debilitar los lazos intergeneracionales que son fundamentales para el bien común. Es que, como dice la máxima: Dios perdona siempre, los hombres algunas veces, pero la naturaleza, nunca.

MITO: “Que no se meta la Iglesia, que no quiera imponer los criterios religiosos sobre los demás”.

REALIDAD: Si los católicos lo desean hacer, ¿qué les impide ejercer su derecho como ciudadanos? ¿desde cuándo el hecho de pertenecer a un grupo religioso descalifica a alguien como ciudadano? También tienen derechos. Ser tolerado en la manifestación de las ideas es lo mínimo que se puede esperar, ¿por qué algunos pretenden excluir de este derecho a los demás? Por otra parte, en el mundo son más quienes opinan a favor del respeto de la vida humana desde el momento de la concepción, sin hacer distinción en la religión que cada uno profesa.

MITO: “El embrión no sufre con el aborto”.

REALIDAD. Es importante conocer las técnicas abortistas que se utilizan actualmente. A continuación, enlistamos algunas:

  • Por expulsión. El método más común es a través de pastillas que bloquean una hormona llamada progesterona, que ayuda al cuerpo a generar las condiciones en el interior del útero para que el embarazo se desarrolle. Sin progesterona, el útero expulsará al babé.
  • Por envenenamiento salino: Es un método utilizado después de las 16 semanas de embarazo. Consiste en extraer el líquido amniótico que hay dentro de la bolsa que protege al ser humano en desarrollo, para inyectar en su lugar una solución salina concentrada. Al ingerir esta sustancia, le producirá la muerte por envenenamiento, pero además sufrirá severas quemaduras en su piel, deshidratación, hemorragia del cerebro y de otros órganos. Unas horas más tarde –si no surgen complicaciones-, la madre comienza “el parto” y da a luz un bebé muerto o moribundo, muchas veces en movimiento.
  • Por succión: Es utilizado en embarazos inferiores a los tres meses. Se inserta en el útero un tubo conectado a una aspiradora con una gran potencia. Son lacerados el cuerpo del niño y la placenta, machacando todo para depositarlo después en un balde. Quien realiza el aborto introduce luego una pinza para extraer el cráneo, que suele no salir por el tubo de succión dado su tamaño.
  • Por dilatación y raspado Durante el segundo y el tercer trimestre del embarazo, el bebé es ya demasiado grande para extraerlo por succión, y por ello se utiliza este método, que consiste en utilizar una especie de cucharilla filosa con la cual se va despedazando al bebé con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz. Este método está convirtiéndose en el más usual.
  • Por nacimiento parcial a las 32 semanas: Suele emplearse cuando el bebé se encuentra próximo de su nacimiento. Después de haber dilatado el cuello uterino se invierte la posición normal del niño colocando sus piernas hacia la vagina. La persona que realiza el aborto introduce unas pinzas y agarra con ellas una pierna, después la otra seguida del cuerpo, hasta llegar a los hombros y brazos del bebé. Así extrae parcialmente el cuerpo como si éste fuera a nacer, salvo que deja la cabeza dentro del útero. Como la cabeza es demasiado grande para ser extraída intacta; hace una profunda incisión en la base del cráneo del bebé, que está vivo, e introduce un catéter con el que se succiona el cerebro. Este procedimiento hace que el bebé muera y que su cabeza se desplome.

Mito: “Quienes apoyan el aborto no estamos a favor de la muerte, sino de la libre elección”

REALIDAD. Cuando en Estados Unidos los que se oponían al aborto comenzaron a identificarse como ‘pro-life’ (es decir, en pro, a favor de la vida), sus oponentes comprendieron que no les convenía emplear el lema opuesto: ‘pro-death’ (es decir, en pro, a favor de la muerte), pues suena feo y nadie querría unirse a semejante causa. Así pues, buscaron y encontraron una manera atractiva para presentar su postura: se autodenominaron: ‘pro-choice’ (es decir, en pro, a favor de elegir); para dar la impresión de ser personas respetuosas de las decisiones ajenas, que no imponen sus ideas sobre otros, que defienden que las mujeres elijan libremente lo que desean hacer. Eso les dio muy buen resultado. Se presentaron al mundo como los paladines de la libertad, del respeto al otro, de la tolerancia, del progreso.

Mito: “Es mejor no traer hijos al mundo si van a pasar hambre”

REALIDAD. Los partidarios del aborto piden que esta práctica sea una opción cuando la madre carezca de capacidad para la manutención económica del no nacido. Al respecto, debemos tener muy en cuenta las siguientes consideraciones: de ninguna manera puede ser una solución aceptable acabar con seres humanos, como tampoco puede considerarse un delito ser pobre. Los que así piensan quieren acabar con los pobres en lugar de acabar con la pobreza. La muerte es la misma, antes que después, y al menos después, los niños tienen una oportunidad de sobrevivir. La verdadera solución al problema del hambre no es matar a los pobres, sino crear condiciones dignas de vida para todos los seres humanos, y en este sentido, el Estado no puede eludir su responsabilidad. Hay gobiernos que sí han sabido cumplir con esta obligación. Algunos entregan un subsidio a un bebé por nacer luego de comprobar que la madre, a pesar de querer criar a su hijo, no cuenta con los medios económicos para hacerlo. La experiencia dicta que las mujeres embarazadas en situación económica precaria, lo que necesitan es apoyo, pero esa ayuda no debe consistir en matar a los hijos. Permitir el aborto por razones económicas, no significa ningún progreso o adelanto social, sino todo lo contrario: la civilización que promueve el aborto por razones económicas es totalmente antisolidaria y descubre una gran pobreza y miseria humanas.

Mito: El aborto es una práctica a favor de la mujer que decide llevarlo a cabo.

REALIDAD. En un aborto hay dos víctimas: el bebé y su madre. Aparentemente el aborto soluciona un problema de la madre –ella no necesitará cuidar a su hijo porque ha muerto–, pero en realidad le crea muchos más problemas.  Está comprobado que tras un aborto se acumulan las siguientes consecuencias psíquicas: sentimientos de remordimiento y de culpa, oscilaciones de ánimo y depresiones, llanto inmotivado, estados de miedo y pesadillas. Frecuentemente estos fenómenos van acompañados de perturbaciones físicas, como alteraciones del ritmo cardiaco o de la tensión arterial, migraña, trastornos del aparato digestivo o calambres en el vientre. Inmediatamente, tras el aborto y bastante tiempo después, las pesadillas tienen como tema niños pequeños muertos.

Si deseas conocer más del tema, da clic en los siguientes links:

Mito: Las mujeres que abortan van a la cárcel.

REALIDAD. En México, la jurisprudencia actual de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no permite que la mujer que aborta sea procesada penalmente. Además de ello, desde hace varios años se tiene información oficial de que no existen mujeres encarceladas por aborto en las instituciones penitenciarias del país.

Mito: “La ciencia no se ha pronunciado sobre cuándo comienza la vida”.

REALIDAD. Los argumentos científicos son claros y precisos, y demuestran que la vida humana inicia en el momento de la concepción. Estos cuatro hechos demostrados científicamente comprueban la existencia de un individuo humano autónomo que exige reconocimiento, respeto y ayuda en todo su proceso de gestación.

  • Primer hecho científico: La vida humana inicia en el momento de la fecundación; es decir, cuando el gameto femenino (óvulo) queda fecundado por el gameto masculino (espermatozoide). El óvulo fecundado por el espermatozoide se llama cigoto y es un embrión humano, es decir, un organismo vivo, el cual, aunque se va gestando dentro del cuerpo de la madre, tiene un patrimonio genético autónomo, diferente al de ella.
  • Segundo hecho científico: el embrión es un organismo vivo que pertenece a la especie humana, basta analizar el número y la naturaleza de los cromosomas.
  • Tercer hecho científico: el embrión es un organismo programado, que no es solamente la suma de los códigos genéticos del papá y la mamá, sino que es un ser único con un proyecto y un programa nuevos, que no ha existido antes y no se repetirá jamás. En ese programa genético están las características del nuevo individuo, por ejemplo, la estatura, el color de los ojos, hasta el tipo de enfermedades genéticas a las que estará sujeto.
  • Cuarto hecho científico: el crecimiento del embrión se da de modo coordinado, continuo y gradual; sin saltos cualitativos y con diferenciación progresiva que da origen a la formación de los tejidos y los órganos.

Para saber más sobre el Desarrollo Embrionarios desde la Ley y la Ciencia, da clic en el siguiente LINK.

Crecimiento del bebé en las primeras 12 semanas de gestación

  1. Desde el momento de la concepción: El nuevo ser humano ya posee toda la información genética que determina sus características físicas, tales como el color del pelo, el sexo, la estructura ósea, etc. Sólo necesitará tiempo, alimentación y un ambiente adecuado para su crecimiento y desarrollo.
  2. Entre los 18 y los 25 días su corazón comienza a latir.
  3. Alrededor de los 20 días la base del sistema nervioso se establece.
  4. A los 42 días el esqueleto está completo y hay reflejos.
  5. A los 45 días se pueden registrar los impulsos eléctricos de su cerebro.
  6. A las 8 semanas, al bebé se le puede hacer un electrocardiograma y detectar los latidos de su corazón. Si se le pone un objeto en la mano, lo agarra y sostiene. Se mueve en el líquido amniótico como si fuera un nadador innato.
  7. A las 9 o 10 semanas entreabre los ojos, traga, mueve la lengua, y si se le toca la palma de la mano, hará un puño.
  8. A las 10 semanas ya posee huellas digitales, el cerebro y todos los órganos del cuerpo ya están presentes. Durante esa etapa, si se le toca en la nariz, el bebé moverá la cabeza hacia atrás para alejarse del estímulo.
  9. Entre las 11 y 12 semanas se chupa vigorosamente el pulgar y aspira el fluido amniótico.
  10. A las 12 semanas su cuerpo está completamente formado, sus órganos ya están funcionando y puede sentir dolor.

Con información de la edición 526 de Desde la fe, correspondiente al 25 de febrero del 2007, y del artículo: “Mitos y realidades sobre el aborto”, de Óscar Fernández Espinosa de los Monteros.

Con la colaboración de: Jesús Valdés de los Santos y Roberto Alcántara.



Autor

Con especialidad en Bioética, trabajo como Comisionada de la Mujer y Coordinadora de la Pastoral de la Vida de la Arquidiócesis Primada de México.