Misa de Inicio de Pontificado del Papa León XIV: ¿Qué es, cuándo y cómo se realizará?
En la Misa de Inicio de Pontificado el Papa recibe 2 símbolos que serán muy importantes para su labor como Pastor de la Iglesia católica. Conoce cuáles son y el rito para ponérselos.
Una vez que el Cónclave ha elegido al nuevo Papa y este aceptó la designación y dio a conocer el nombre que llevará como Pontífice, el siguiente paso es que el sucesor de San Pedro elija la fecha en la que se realizará la Misa de Inicio de su Pontificado. ¿En qué consiste esa celebración Eucarística y por qué es tan especial?
Los ritos especiales para la celebración de la Misa de Inicio de Pontificado están establecidos en el Ordo rituum pro ministerii Petrini initio Romae episcopi (Ordinario del Rito del Inicio de Ministerio Petrino como Obispo de Roma), que fue aprobado por el Papa Benedicto XVI en 2005, y reformado por el mismo Pontífice en 2013.
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¿Cuándo será la Misa de inicio del pontificado de León XIV?
La misa del inicio del pontificado de León XIV será el domingo 18 de mayo de 2025, informó la Santa Sede.
Dicha misa, en la que recibirá el Anillo del Pescador y el Palio, tendrá lugar a partir de las 10:00 horas local, primero dentro de la Basílica de San Pedro y después en la plaza de San Pedro del Vaticano, a la que se espera que lleguen delegaciones y jefes de Estado de todo el mundo.
¿Qué es la Misa de Inicio de Pontificado?
La Misa solemne de Inicio del Pontificado es la ceremonia religiosa que marca oficialmente el comienzo del Ministerio Petrino del nuevo Papa, como sucesor del apóstol Pedro y, por lo tanto, como Pastor de la Iglesia católica, y que suele celebrarse dentro de los 10 días posteriores a la elección.
Dicha misa se celebra en la Basílica y en la Plaza de San Pedro y marca oficialmente el inicio del ministerio del nuevo Papa como obispo de Roma y líder de la Iglesia Universal, por lo que tradicionalmente asisten jefes de Estado, líderes religiosos, delegaciones diplomáticas y miles de fieles de todo el mundo.
Ritos previos a la Misa de Inicio de Pontificado
Cabe destacar que el rito previo a la Celebración Eucarística inicia adentro de la Basílica de San Pedro y posteriormente continúa en el altar que se monta en la Plaza de San Pedro, en donde estarán reunidas miles de personas que asistirán a este importante momento de la Iglesia católica.
De acuerdo con el sitio de Liturgia Papal, antes de que se realice la Misa de Inicio de Pontificado, se llevan a cabo varios ritos en el interior de la Basílica de San Pedro, entre ellos el que los cardenales presentes en Roma (electores y no electores), se reúnen alrededor del Altar de la Confesión.
De la misma manera, señala el sitio especializado, en la parte inferior, sobre el sepulcro del Apóstol Pedro, se colocan el Anillo del Pescador y el Palio Papal.
Según establece el Ordo rituum, el nuevo Papa ingresa procesionalmente a la Basílica, revestido de amito, alba, cíngulo, estola, dalmática, casulla, y mitra, pero sin el Anillo del Pescador.
Al llegar frente al Altar, el Papa baja a las grutas vaticanas, acompañado de los patriarcas de las iglesias orientales, en donde ora unos momentos frente al sepulcro de San Pedro, y posteriormente lo inciensa.
“Este momento”, explica la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, “resalta el estrecho vínculo del Obispo de Roma con el Apóstol Pedro y su martirio, precisamente en el lugar donde el primer Vicario de Cristo confesó con su sangre su fe, junto a tantos otros cristianos que, con él, dieron la misma testificación”.
Luego de este ritual, dos diáconos toman el Anillo del Pescador, el Palio y el Libro de los Evangelios, y suben a la Basílica y se dirigen en procesión hacia el Altar de la celebración, en el atrio, en la Plaza de San Pedro. Tras ellos el nuevo Papa y los patriarcas ascienden.

Así es la procesión al Altar de celebraciones en la Plaza de San Pedro
Una vez que el Papa electo se encuentra en la nave de la Basílica de San Pedro, inicia la procesión de entrada, que la precede el turíbulo humeante, luego siete acólitos con velas, le sigue un diácono latino y un diácono oriental, cada uno con un Evangeliario.
Tras ellos caminan los diáconos que portan el Palio y el Anillo del Pescador, seguidos de los Cardenales, de dos en dos, en orden de precedencia y al final camina el Pontífice precedido por dos diáconos.
Mientras la procesión avanza, el coro canta los Laudes Regiae, “en donde”, explica Liturgia Papal, “se agrupan los santos, y a cada uno de los grupos se les pide por algo en especial antes de invocarlos. De esta forma, se inicia pidiendo por la Iglesia y para eso se invoca al Redentor del mundo, a Santa María, a San Juan Bautista, a San Miguel y a San José. Después se pide por el Santo Padre, y en primer lugar se invoca la protección de los doce apóstoles. Tras ello, nuevamente se pide por el Papa y se invoca la ayuda de todos los pontífices que hayan sido canonizados”.
Todos los que avanzan en la procesión veneran el Altar de la Confesión con una reverencia. Los diáconos colocan el Palio, el Anillo del Pescador y los Evangeliarios sobre el altar. El Papa, tras besar el altar, lo inciensa y se dirige a la sede, en donde se sienta.
A continuación, se realiza el rito para la bendición y aspersión del agua bendita, ya que es un domingo de Pascua. Posteriormente, se canta el Gloria, seguido de la oración colecta, que hace referencia al designio del Padre de edificar su Iglesia sobre Pedro.
Liturgia de la Palabra
En el portón central de la Basílica Vaticana cuelga el tapiz de la pesca milagrosa, en el que se representa el diálogo de Jesús con Pedro, al que se hace explícita referencia en la liturgia de la Palabra y en los textos de la celebración.
Se trata de una reproducción del original flamenco, realizado para la Capilla Sixtina a partir de un diseño de Rafael Sanzio y que se conserva en los Museos Vaticanos. En el altar, por su parte, se coloca la imagen de la Virgen del Buen Consejo, proveniente del santuario mariano de Genazzano.
La Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice señala que la Liturgia de la Palabra comienza con la Primera Lectura, pronunciada en español, es un pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hch 4, 8-12) en el que Pedro anuncia que Cristo es “la piedra rechazada por los constructores”.
El Salmo responsorial, enunciado en italiano (Sal 117 [118]), retoma el tema de la “piedra” – “La piedra rechazada por los constructores se ha convertido en la piedra angular” –, mientras que la Segunda Lectura, leída en español, tomada de la primera Carta de Pedro (1 Pe 5, 1-5. 10-11), resalta el vínculo que existe entre Pedro, la Iglesia de Roma y el ministerio de su Sucesor.
El Evangelio, un pasaje de Juan proclamado en latín y en griego (Jn 21, 15-19), es el de la triple pregunta de Jesús a Pedro de apacentar sus “corderos” y sus “ovejas”, y es uno de los textos que tradicionalmente fundamentan la tarea especial y personal que se le confiere a Pedro dentro del grupo de los doce apóstoles.
El rito de entrega de los símbolos papales
El momento en el que se realiza el rito de entrega de los símbolos papales y de la obediencia al Papa se ha modificado en los últimos años.
En el texto vigente del Ordo rituum pro ministerii Petrini initio Romae episcopi, reformado en 2013, se establece que el rito de la entrega del Palio y el Anillo del Pescador, así como el de obediencia se debe celebrar antes del inicio de la Misa de Inicio de Pontificado. Así ocurrió en el caso del Papa Francisco el 19 de marzo de 2013.
Anteriormente, según lo establecía el texto de 2005, la entrega de ambos símbolos papales y el rito de obediencia tenía lugar después del Evangelio, tal y como se hizo en el caso del Papa Benedicto XVI, el 24 de abril de 2005.
En lo que respecta al Papa León XIV, se estableció que estos ritos se llevarán a cabo el 18 de mayo de 20025 a la mitad de la celebración de la Santa Misa, esto es, después de que se realice la lectura del Evangelio según San Juan (21, 15-19), según se establece en el subsidio para la Celebración Eucarística para el Inicio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma, León XIV, difundido por la Santa Sede.
Al terminar la proclamación del Evangelio, tres cardenales de los tres órdenes (diáconos, presbíteros y obispos) y de diferentes continentes se acercan al Papa León XIV:
- El primero le impone el Palio
- El segundo, con una oración especial, pide la presencia y la asistencia del Señor sobre el Papa
- El tercero pronuncia una oración, invocando a Cristo, “Pastor y Obispo de nuestras almas”, quien edificó la Iglesia sobre la roca de Pedro, y quien fue reconocido por el mismo Pedro como “Hijo del Dios viviente”.
Así se impone el Palio al Papa
El rito señala que frente al Romano Pontífice se para el Cardenal Protodiácono, acompañado por un diácono que en una charola lleva el palio. En ese momento el Cardenal le dice al nuevo Papa:
“Deus pacis, qui eduxit de mortuis pastorem magnum ovium Dominum nostrum Iesum Christum, Ipse tibi Pallium donet quod ab apostoli Petri Confessione sumpsimus.
“Illi Pastor bonus suos agnos suasque oves pascere præcepit tu, hodie Petro succedis in Episcopatu huius Ecclesiæ quam ille, cum apostolo Paulo, fidei genuit.
“Spiritus veritatis, qui ex Patre procedit, uberem inspirationem et eloquium tuo ministerio fratres in fidei unitate confirmandi largiatur”.
Es decir:
“El Dios de la paz, que levantó de la muerte al gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo, te da el Palio tomado de la confesión del apóstol Pedro.
“El Buen Pastor te ha ordenado apacentar a sus corderos y ovejas, hoy que sucedes a Pedro en el Episcopado de esta iglesia que fundó en la fe junto con el apóstol Pablo.
“El Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, dé la inspiración y el discernimiento a tu ministerio para confirmar a tus hermanos en la unidad de la fe”.
Después de estas palabras toda la asamblea responde cantando un versículo del salmo 67: “Manda, Deus, virtuti tuæ; confirma, confirma hoc, Deus, quod operatus es in nobis”, es decir, “Despliega, oh Dios, tu poder; se fuerte, Dios, tu que has actuado por nosotros”.
El Cardenal Protodiácono se acerca al Papa, y le impone el Palio, con la ayuda de los ceremonieros, quienes colocan los tres clavos en el palio.
La oración que se hace por el Papa y su Pontificado
Después, el Santo Padre se pone de pie, y el primero de los Cardenales de la orden de los presbíteros, se para frente al Papa y pronuncia la siguiente oración:
“Deus, qui adesse non dedignaris ubi recto corde devotaque mente invocaris supplicationibus Ecclesiæ tuæ quæsumus adesto: super famulum tuum et Papam N, quem officio servitutis nostræ in culmine apostólico constituisti, dexteræ tuæ benedictionem effunde et ipse roboretur Dono Spiritus tui ut tantum ministerium ita digne ferat sicut tantæ dignitatis charismate augetur. Per Christum Dominum nostrum”.
Es decir:
“Oh Dios, que no decepcionas a quien te invoca con corazón devoto: escucha las súplicas de tu Iglesia por nuestro Papa N, a quien a través de nuestro humilde servicio colocaste en la cumbre del ministerio apostólico; otórgale tu bendición y fortalécelo con el Don del Espíritu, de forma que el carisma que le confieras corresponda con su alto ministerio. Por Cristo, nuestro Señor”.
Todos los presentes responden cantando un triple Amén.
Al terminar la oración, el Papa toma su Mitra y vuelve a sentarse en la sede.
Este es el rito para colocar el Anillo del Pescador
Después, el Decano del Colegio Cardenalicio se para frente al Santo Padre. Lo acompaña un diácono que porta el anillo del pescador en una bandeja. El Decano dice al Papa:
“Beatissime Pater, Episcopus et Pastor animarum nostrarum Christus, Filius Dei vivi, qui super petram Ecclesiam suam ædificavit, Ipse tibi donet Anulum sigillum Petri Piscatoris, qui suam spem in mari Galilææ expertus est, cui Dominus Iesus cælorum Regni claves commisit.
“Beato apostolo Petro tu hodie succedis in Episcopatu huius Ecclesiæ, quæ caritatis unitati præsidet ut beatus apostolus Paulus docuit; Spiritus caritatis, in corda nostra effusus, vim et suavitatem largiatur tuo ministerio omnes in Christum credentes in unitatis communione servandi”.
Es decir:
“Santo Padre, el mismo Cristo, Hijo de Dios vivo, Pastor y Obispo de nuestras almas, que ha edificado su Iglesia sobre una piedra, te entregue el anillo con el sello de Pedro el Pescador, quien vivió su esperanza junto al mar de Galilea, y a quien el Señor Jesús le entregó las llaves del Reino de los cielos.
“Hoy tu sucedes al Bienaventurado apóstol Pedro en el Episcopado de esta Iglesia que preside en la comunión del amor, como el apóstol Pablo lo enseño, pedimos que el Espíritu del amor se derrame en nuestros corazones, y te llene de fuerza y mansedumbre para que con tu ministerio custodies a cuantos creen en Cristo en la unidad de la comunión”.
Despúes de estas palabras la asamblea responde cantando un versículo del salmo 67: “Manda, Deus, virtuti tuæ; confirma, confirma hoc, Deus, quod operatus es in nobis”, es decir, “Despliega, oh Dios, tu poder; se fuerte, Dios, tu que has actuado por nosotros”.
Mientras tanto, el Decano del Colegio Cardenalicio se acerca al Papa y le coloca el Anillo del Pescador en la mano derecha.
Acto seguido, una representación del Colegio Cardenalicio (2 cardenales por cada orden) se acercan al Papa y le manifiestan su obediencia. Mientras tanto, se canta el Tu es Petrus, tomado del capítulo 16 del Evangelio de San Mateo.
Luego se canta el Credo, al cual sigue la oración de los fieles con cinco invocaciones, en portugués, francés, árabe, polaco y chino. Se ora al Señor por la Iglesia, presente en todas partes del mundo, por el Romano Pontífice, que inicia su ministerio, por aquellos que tienen responsabilidades de gobierno, por los que se encuentran en sufrimiento y dificultades, y por la misma asamblea.

La liturgia eucarística
Mientras se entona el canto de ofrenda “Tu es pastor ovium”, se recita la oración sobre las ofrendas del pan y el vino, pidiendo que, a través del ministerio misionero de la Iglesia, los frutos de la redención se extiendan por todo el mundo.
Luego, el Papa León XIV pronuncia la “Plegaria Eucarística I” o “Canon Romano”. Posteriormente, se lleva a cabo el rito de la comunión, al final del cual el Pontífice pide a Dios que confirme a la Iglesia en la unidad y la caridad, y por sí mismo, que sea salvado y protegido junto al rebaño que le ha sido confiado.
Ritos de conclusión
Antes de concluir la celebración, el Papa pronuncia una breve alocución y, después del canto del Regina caeli, imparte la bendición solemne, que recurre a la imagen bíblica de la vid y la viña, aplicada a la Iglesia, invocando que el Señor «mire» y «proteja» el sarmiento y la vid que Él mismo ha plantado, y pide que haga «resplandecer» sobre todos su rostro de salvación.