¿Qué pasa si comulgo estando en pecado grave o mortal?
En conciencia, si sabemos que estamos en pecado mortal, no debemos acercarnos a la Eucaristía. Pero, ¿qué pasa si comulgamos?
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que, quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Entonces ¿qué pasa si comulgo en pecado mortal?
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Comulgar en pecado mortal es un pecado tan grave, e incluso san Pablo se refirió a él en su Primera Carta a los Corintios:
“El que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa”. (1 COR 11, 27)
“En conciencia, si uno sabe y tiene claro que está en pecado mortal, sabe que no está en condiciones de entrar en comunión plena con el Señor. No debería comulgar, no debería acercarse”, dijo tajante a Desde la fe el padre Salvador Barba, sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, y ex responsable de Liturgia de esta Iglesia particular.
De acuerdo con el Catecismo, comete un pecado mortal cuando se cumplen tres condiciones: que se trate de un pecado de materia grave y que, además, sea cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento.
“No hay una lista de pecados mortales, es difícil catalogarlos. Cuando uno hace algo se da cuenta si se pasó o no se pasó de la raya, de si es algo grave o no lo es”.
“Una simple palabra, depende de la intención, de la forma o del momento, puede ser tan grave que rompe la armonía y afecta la comunión con Dios y con los hermanos, o simplemente puede quedar como una tontería”.
Sin embargo, agrega el padre Barba, el Catecismo también es muy claro al explicar que, si bien, es posible juzgar un acto como falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios.
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Esto significa, agrega el sacerdote, que ni los presbíteros ni los ministros de la Eucaristía deben erigirse en jueces y negar el Sacramento a alguna persona que -según su juicio- se encuentra en pecado mortal, excepto en situaciones muy específicas.
“Es una frase que a veces no entendemos bien: el juicio lo da el Señor. Nosotros no estamos para juzgar, tanto el sacerdote como la comunidad cristiana está para ayudar, para acompañar, para ayudar a acercar a todos al encuentro con la Eucaristía, no para estar viendo a quien descartamos, sino invitando y poniendo las soluciones para que todos se acerquen y participen plenamente de este Sacramento”.
La excepción para comulgar
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, en su número 916, las personas que tienen conciencia de estar en estado grave no deben acceder a la comunión, pero hace una excepción a la regla:
“Que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; y en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes”.
Un motivo grave realmente válido podría ser, por ejemplo, el peligro de muerte o alguna otra situación extraordinaria que difícilmente encontraremos en una ciudad con acceso a sacerdotes, a la Santa Misa y al Sacramento de la Reconciliación.
Por ello, lo más sencillo es hacer caso a lo que nos dice la Iglesia y acercarnos continuamente al Sacramento de la Reconciliación para no alejarnos de la Comunión.