Cómo hablar de Dios con mis amigos y familiares sin terminar peleando
Evangelizar no significa ganar discusiones, sino tender puentes. No estamos para juzgar ni condenar, sino para compartir la fe con alegría.
Hablar de Jesús con quienes más queremos puede ser un acto de amor, pero también puede ser pisar un terreno delicado, particularmente entre quienes no son creyentes o no llevan su fe de la misma manera que nosotros.
Queremos que conozcan a Dios, pero no que sientan que los estamos empujando. Y es que, en cuestiones de fe, la forma de decir las cosas es tan importante como el mensaje mismo.
El Papa Francisco hacía una bella reflexión sobre este tema, y para ello utilizaba un ingrediente de cocina que todos conocemos: la sal.
“La sal tiene sentido cuando se da para dar sabor a las cosas. También pienso que la sal conservada en un frasco, con la humedad, pierde fuerza y no sirve. La sal que nosotros hemos recibido (de Dios) es para darla, es para dar sabor, es para ofrecerla. De lo contrario se vuelve insípida y no sirve.
“Debemos pedir al Señor que no nos convirtamos en cristianos con la sal insípida, con la sal cerrada en el frasco. Pero la sal también tiene una característica: cuando se la usa bien, no se siente el sabor de la sal ¡No se siente! Se siente el sabor de cada comida: la sal ayuda a que el sabor de esa comida sea mejor, se conserve más, sea más sabrosa. ¡Esta es la originalidad cristiana!”
En entrevista con Desde la fe, el padre Salvador Barba explicó que la clave está en seguir el ejemplo de Jesús: con cercanía, humildad y un testimonio de vida coherente.
“La primera parte para una buena evangelización es la vida que vamos viviendo”, señaló. “No se trata de dar clases de doctrina ni de imponer un kerigma perfectamente esquematizado, sino de compartir la alegría de seguir a Cristo con quienes nos rodean”.
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¿Cómo hablar con Dios? Sigue estos 5 sencillos pasosEl testimonio es lo que convence
El sacerdote recordó que muchas veces se piensa en la evangelización como un conjunto de discursos o explicaciones, cuando en realidad lo que más impacta es la forma en que vivimos.
“Lo que convence son las obras, las acciones. Evangelizar es ser auténtico, vivir aquello que predicamos y mostrar, con sencillez el amor de Dios”, explicó.
Nunca imponer, siempre acercar
Evangelizar no significa ganar discusiones ni recetar dogmas, sino tender puentes, ya que no estamos para juzgar ni condenar, sino para compartir la fe con alegría.
Evangelizar es acercarse con caridad al hermano, no imponernos sobre él.
La fuerza de la cercanía
El sacerdote recordó cómo los primeros cristianos llamaban la atención con la forma en que se amaban y se ayudaban. Ese testimonio sigue siendo hoy el camino más eficaz.
“La mejor manera de evangelizar es vivir con alegría el Evangelio y mostrar cercanía. Desde ahí podemos invitar, respetar y acompañar a los demás en su camino de fe”, dijo.
Un reto entre los más cercanos
El padre Barba reconoció que puede ser difícil hablar de fe con familiares y amigos, pues “nadie es profeta en su tierra”. Aun así, insistió en no desanimarse.
“Aunque haya actitudes de rechazo, siempre habrá quien busque un testigo verdadero, de palabra y de obra. Lo importante es no dejar de mostrar el rostro auténtico de Dios, que es amor y compasión”, concluyó.
El Papa Benedicto XVI decía que, “en la medida en que nos alimentamos de Cristo y estamos enamorados de él, sentimos también dentro de nosotros el estímulo a llevar a los demás a él, pues no podemos guardar para nosotros la alegría de la fe; debemos transmitirla”.
8 recomendaciones para evangelizar sin alejar a nadie
1. Sé paciente
Cada persona tiene su propio tiempo. La constancia y la paciencia permiten que la semilla de la fe crezca sin presión.
2. Predica con el ejemplo
Vive la fe en tu día a día. Tus acciones hablan más fuerte que tus palabras. La coherencia y el testimonio son la manera más poderosa de llevar a otros con Jesús.
3. Acércate con cercanía y humildad
Jesús se acercaba a los demás sin imponerse. Escucha, comparte y acompaña sin juzgar ni criticar.
4. Comparte con alegría, no con imposición
La evangelización no es ganar discusiones ni imponer doctrinas. Transmitir la alegría de seguir a Cristo genera curiosidad y confianza.
5. Evita discutir sobre doctrinas
No se trata de recitar un kerigma perfecto o defender verdades abstractas, sino de vivir el Evangelio en la vida cotidiana.
6. Aprovecha cualquier momento
Una conversación, un gesto de apoyo o un acto de servicio puede abrir más puertas que cualquier discurso elaborado.
7. Invita, no obligues
Puedes sugerir asistir a Misa, participar en una actividad parroquial o compartir un retiro, pero siempre respetando la libertad de los demás.
8. Ora por ellos
La evangelización comienza de rodillas. La oración sostiene el testimonio y prepara los corazones para recibir el mensaje.