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Mensaje al Presbiterio con motivo de la Misa Crismal-2018

Brevemente les explico lo que es la Unidad Pastoral, esta propuesta que he experimentado, tanto en la Diócesis de Texcoco como en la de Tlalnepantla, busca que la parroquia sea más eficaz, a partir de lo que el Derecho Canónico indica: levantar los límites territoriales de parroquias vecinas, actuar coordinadamente –ya no cada párroco en […]

Brevemente les explico lo que es la Unidad Pastoral, esta propuesta que he experimentado, tanto en la Diócesis de Texcoco como en la de Tlalnepantla, busca que la parroquia sea más eficaz, a partir de lo que el Derecho Canónico indica: levantar los límites territoriales de parroquias vecinas, actuar coordinadamente –ya no cada párroco en su parroquia, sino los tres, cuatro cinco o seis párrocos en común–, y tener todas las estructuras de servicios en conjunto, con los recursos humanos, económicos y estructurales de las parroquias, con una sola Pastoral Profética, una sola Pastoral Social, de la Familia, de la Juventud, etcétera. Es algo semejante, pero no exacto, a lo que es el decanato, el decanato es una Unidad mayor.

Quiero decirles que no lo voy a imponer, porque necesitamos un cambio de mentalidad que hay que trabajar, y experiencias que nos ayude a entender cómo se realiza un trabajo pastoral en una unidad parroquial. Vamos ir ensayando donde los Obispos Auxiliares me presenten una opción por Vicaría, para ir conociendo el funcionamiento. Esto servirá para que tengan claridad sobre las ideas básicas de la Unidad Pastoral: cómo se decide, qué parroquias pueden conformarlas, qué beneficios reciben los feligreses, qué pueden aportar las unidades pastorales, cómo se organizan y qué se debe tener en cuenta para ponerlas en práctica, para que ustedes vayan conociendo, adentrándose e interesándose en esas experiencias.

En marzo le dije al Santo Padre que pensaba establecerlas. Y él me dijo: “Mira, en Buenos Aires las inició el Cardenal Quarracino, y a mí me tocó continuarlas. Ese es el camino para la gran ciudad”. Entonces, me dio mucha confianza. Eso me alentó mucho a proponerlas: traen muchos beneficios. Y estoy decidido de tener unas primeras experiencias. En la Vicaría II, que fue donde me preguntaron, ya se las expliqué ampliamente. Cuando vaya yo a las otras Vicarías, también lo haré con mucho gusto.

Un segundo elemento que quiero aclararles también lo dicho en algún medio, sobre auditorias a las Parroquias, lo cual es falso. Yo no dije eso. Pero a veces se saca de contexto lo que se dice. La gente de los medios puede entender que la Diócesis y las Parroquias es lo mismo. Yo dije que vamos a hacer un levantamiento de información –semejante a una auditoría, pero no sólo en lo económico, sino en todo lo administrativo–, de las instancias Diocesanas y Vicariales. Eso fue lo que dije. Es imposible pensar que se puede hacer en las quinientas sesenta y tantas parroquias; eso nos llevaría años. No es factible, ni siquiera pasó por mi mente.

Sí va a haber un levantamiento de información de las instancias Diocesanas y Vicariales. A partir del 9 de abril inicia una empresa profesional, EY (Earnst & Young) para conocer cómo está nuestra administración en todos lo sentidos, y nos permita articular mejor lo que hacemos. En las visitas que he hecho a las Vicarías, he visto que cada una lleva un plan pastoral distinto; entonces, lo que se necesita es convergencia y hacer un único plan, y para eso va a servir mucho este levantamiento de información.

Tercero, hay dos cosas que me han pedido ya en las Vicarías visitadas, y estoy decidido a atender estos temas: el de las pensiones y de la salud sacerdotal. El levantamiento de información culminará a principios de julio, y entonces tomaré las decisiones que nos permitan responder satisfactoriamente a lo que más o menos me han ido diciendo los sacerdotes de las vicarías que he visitado. Y si alguna idea tienen, aprovechen la visita que les haré para que ahí me las planteen, o alguna sugerencia o indicación que me ayude a ese replanteamiento.

Finalmente –lo he compartido ya con el Seminario Conciliar–, vamos a hacer una serie de reformas en cuanto a la formación inicial sacerdotal, tratando de responder a un doble llamado. Los mayores –veo por aquí varias caras de mi edad– recordarán que cuando entrábamos al Seminario nos pedían que viniéramos de Matrimonios, de Matrimonios católicos y con sacramento. Hoy vienen vocaciones sacerdotales de hijos de madres solteras, de hijos de padres separados, de huérfanos que quedaron en asilos. Esos chicos tienen vocación, yo lo he visto en Tlalnepantla, lo he visto en Texcoco, yo fui Rector de Seminario 13 años; en ellos sí hay vocación, pero traen heridas, y para eso está Jesús, para sanarlas, pero hay que adecuar la formación sacerdotal para que se curen esas heridas, y pueda entonces ser un hombre con madurez humano-afectiva, que no incida en situaciones dolorosas como la de la pederastia. La madurez humano-afectiva es fundamental. Tenemos que replantear la manera de acompañar estos procesos iniciales, con quiénes acompañarlos, y la forma de darles seguimiento.

Lo segundo que tenemos que ver en esto, es que la formación del sacerdote sea para ser pastor. Son muy importantes los estudios, dar cuenta de lo académico, es una herramienta; pero no es para que seamos profesores de universidades, sino para ser pastores. Entonces, a la etapa de Teología le vamos a dar una forma en que el seminarista pueda entrar en una realidad parroquial, que le permita en la fase final tener conocimiento de los procesos pastorales diocesanos, y tener la cercanía con las estructuras propias de Parroquia, y con los laicos, para que pueda darse cuenta de que la riqueza de la Iglesia son nuestros laicos, no nosotros. Es lo que vamos a recordar esta noche en la institución de la Eucaristía: nosotros estamos para servir a los laicos, para que ellos sirvan en el mundo.

Entonces, esta mentalidad del buen pastor con olor a oveja, de la que habla el Papa Francisco, tenemos que adecuarla desde la formación sacerdotal. Y también, para poder hacer realidad estas unidades pastorales, tenemos que preparar a los futuros sacerdotes; a ellos sí les voy a pedir que, al ser ya sacerdotes, van a vivir en unidades pastorales. A ustedes no, sino sólo los que quieran. Ya están acostumbrados a otra forma. Si algunos quieren y se convencen, nos ayudarán muchísimo. Pero no los voy a obligar, sino a partir de su voluntad, y de que ustedes entiendan lo que se busca. Que quede esto muy claro: a los nuevos sí, pero hay que prepararlos.

Les he compartido esto para que ustedes tengan claridad sobre lo que realmente digo, deseo y busco para bien de nuestra Arquidiócesis.

+Carlos Cardenal Aguiar Retes

Arzobispo Primado de México