“Yo soy el pan de la vida”, el Papa explica esta frase de Jesús
Esta frase resume todo su ser y toda su misión, afirmó el Santo Padre en el Ángelus
En su mensaje previo al Ángelus, el Papa Francisco reflexionó sobre la lectura del Evangelio de hoy, en que Jesús sigue predicando a la gente que ha visto el prodigio de la multiplicación de los panes y ahora aplica el símbolo del pan a sí mismo. Dice claramente: “Yo soy el pan de la vida” (Jn 6,48).
“Yo soy el pan de la vida” (Jn 6,48), ¿qué significa esto?
“Jesús se revela como el pan, es decir lo esencial, lo necesario para la vida de cada día, sin Él no funciona. No un pan entre muchos otros, sino el pan de la vida. En otras palabras, nosotros, sin Él, más que vivir, sobrevivimos: porque solo Él nos nutre el alma, solo Él nos perdona de ese mal que solos no conseguimos superar, solo Él nos hace sentir amados aunque todos nos decepcionen, solo Él nos da la fuerza de amar, solo Él nos da la fuerza de perdonar en las dificultades, solo Él da al corazón esa paz que busca, solo Él da la vida para siempre cuando la vida aquí en la tierra se acaba. Y el pan esencial de la vida”, afirmó el Santo Padre.
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“Yo soy el pan de la vida” es una frase que resume verdaderamente todo su ser y toda su misión, aseguró el Papa.
“Esto se verá plenamente al final, en la Última Cena. Jesús sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón para que nosotros podamos tener la vida”.
“Nadie en este mundo, por mucho que ame a otra persona, puede hacerse alimento para ella. Dios lo ha hecho, y lo hace, por nosotros. Renovemos este estupor. Hagámoslo adorando el Pan de vida, porque la adoración llena la vida de estupor”.
A Jesús podemos contarle todo
El Papa Francisco recordó que Dios se hizo hombre para entrar en lo concreto del mundo, para entrar en nuestra concreción.
“Dios se ha hecho hombre por mí, por ti, por todos nosotros, para entrar en nuestra vida. Y le interesa todo de nuestra vida. Podemos hablarle de los afectos, el trabajo, la jornada, los dolores, las angustias, muchas cosas. Le podemos decir todo porque Jesús desea esta intimidad con nosotros. ¿Qué no desea? Ser relegado a segundo plano – Él que es el pan- ser descuidado y dejado de lado, o llamado solo cuando tenemos necesidad”.
Pidámosle que bendiga lo que hemos hecho
Al seguir reflexionando sobre la frase “Yo soy el pan de la vida”, el Papa Francisco enfatizó que al menos una vez al día la gente come junta en familia, a veces por la noche, después de una jornada de trabajo o de estudio.
“Sería bonito, antes de partir el pan, invitar a Jesús, pan de vida, pidiéndole con sencillez que bendiga lo que hemos hecho y lo que no hemos conseguido hacer. Invitémosle a casa, recemos de forma ‘doméstica’. Jesús estará en la mesa con nosotros y seremos alimentados por un amor más grande”.