Visita a Lesbos: Los 5 mensajes del Papa Francisco sobre migración
"Estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos", dijo el Papa Francisco a más de 2 mil migrantes, con quienes se reunió en la isla de Lesbos, en Grecia.
El Papa Francisco visitó este domingo el centro de refugiados Mytelene en la isla de Lesbos, esto como parte de su visita apostólica a Grecia. Esta es la segunda vez que el Santo Padre visita esta isla griega, lugar de recepción de migrantes que atraviesan en mar Mediterráneo en busca de asilo en Europa.
Fue en 2016 cuando el Papa Francisco visitó Lesbos por primera vez, en esa ocasión con el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el arzobispo ortodoxo Ieronymos.
Lesbos ha sido el punto de llegada de miles de personas que huyen de la guerra y la pobreza que viven en Medio Oriente, África y Asia. De acuerdo con la agencia EFE, en este lugar viven más de 2 mil personas en espera de asilo.
Este domingo, el Papa Francisco impartió su bendición, saludó y dio abrazos a los migrantes. Asimismo, recorrió el centro de acogida e identificación. En su discurso, recordó que la migración es un problema que concierne a la humanidad entera:
“Hermanas, hermanos, estoy nuevamente aquí para encontrarme con ustedes; estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes de corazón; estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos: ojos cargados de miedo y de esperanza, ojos que han visto la violencia y la pobreza, ojos surcados por demasiadas lágrimas”, les dijo.
Quien les tiene miedo, no los ha mirado a los ojos
En esta visita, el Papa Francisco inició su discurso recordando las palabras del Patriarca Ecuménico Bartolomé, las cuales lo impactaron:
“El que les tiene miedo no los ha mirado a los ojos. El que les tiene miedo no ha visto sus rostros. El que les tiene miedo no ve a sus hijos. Olvida que la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división. Olvida que la migración no es un problema del Oriente Medio y del África septentrional, de Europa y de Grecia. Es un problema del mundo” (Discurso, 16 abril 2016).
La migración es un problema del mundo, no de unos cuantos
Previo a rezar el Ángelus con ellos, el Papa Francisco afirmó que la migración es un problema del mundo, una crisis humanitaria que concierne a todos.
“La pandemia nos ha afectado globalmente, nos ha hecho sentir a todos en la misma barca, nos ha hecho experimentar lo que significa tener los mismos miedos. Hemos comprendido que las grandes cuestiones se afrontan juntos, porque en el mundo de hoy las soluciones fragmentadas son inadecuadas”.
El futuro sólo será próspero si se reconcilia con los más débiles, aseguró, porque cuando se rechaza a los pobres, se rechaza la paz. Por ello criticó los nacionalismos y las fronteras cerradas que solo llevan a consecuencias desastrosas.
“La historia, repito, nos enseña, pero todavía no hemos aprendido. Que no se vuelvan las espaldas a la realidad, que termine el continuo rebote de responsabilidades, que no se delegue siempre a los otros la cuestión migratoria, como si a ninguno le importara y fuese sólo una carga inútil que alguno se ve obligado a soportar”.
La dignidad de las personas debe estar por encima de todo
El Santo Padre también reconoció la labor de voluntarios que en diversas partes del mundo atienden las necesidades de los migrantes.
“Muchos se han comprometido en la acogida y en la integración, y quisiera agradecer a los numerosos voluntarios y a cuantos, a todo nivel —institucional, social, caritativo, político—, han asumido grandes esfuerzos, haciéndose cargo de las personas y de la cuestión migratoria. Reconozco el compromiso en la financiación y construcción de dignas estructuras de acogida y agradezco de corazón a la población local por todo el bien que ha hecho y los numerosos sacrificios que han aceptado”.
Sin embargo, enfatizó que aún con los esfuerzos actuales sigue habiendo gobiernos y personas que piensan que la migración no les incumbe.
“¡Cuántos puntos críticos donde los migrantes y refugiados viven en situaciones límite, sin vislumbrar soluciones en el horizonte! Y, sin embargo, el respeto a las personas y a los derechos humanos —especialmente en el continente que no cesa de promoverlos en el mundo— debería ser salvaguardado siempre, y la dignidad de cada uno debería ser antepuesta a todo”.
“Es triste escuchar que el uso de fondos comunes se propone como solución para construir muros, para construir alambres de púas. Estamos en la época de los muros y de los alambres de púas. Ciertamente, los temores y las inseguridades, las dificultades y los peligros son comprensibles”.
“El cansancio y la frustración, agudizados por la crisis económica y pandémica, se perciben, pero no es levantando barreras como se resuelven los problemas y se mejora la convivencia, sino uniendo fuerzas para hacerse cargo de los demás según las posibilidades reales de cada uno y en el respeto de la legalidad, poniendo siempre en primer lugar el valor irrenunciable de la vida de todo hombre, de toda mujer, de toda persona”.
Cuando hablemos de migración, miremos el rostro de los niños
Cuando pensemos y hablemos de migración, miremos el rostro de la niñez migrante, pidió el Papa Francisco.
“Sobre todo, si queremos recomenzar, miremos el rostro de los niños. Hallemos la valentía de avergonzarnos ante ellos, que son inocentes y son el futuro. Interpelan nuestras conciencias y nos preguntan: ‘¿Qué mundo nos quieren dar?’. No escapemos rápidamente de las crudas imágenes de sus pequeños cuerpos sin vida en las playas”.
Ofendemos a Dios, despreciando al hombre creado a su imagen, dejándolo a merced de las olas, en la marea de la indiferencia, aseguró haciendo referencia a los naufragios de migrantes en el Mar Mediterráneo.
Hay cuatro verbos que rigen la migración
Al término de su discurso, el Papa Francisco recordó que hay cuatro verbos que rigen la actitud de los discípulos de Dios ante la migración: acoger, proteger, promover e integrar.
“Que María Santísima nos enseñe a anteponer la realidad del hombre a las ideas e ideologías, y a dar pasos ágiles al encuentro del que sufre”.
El Papa Francisco realiza esta semana un viaje apostólico a Grecia, donde visitó a la Jefa de Estado, Katerina Sakellaropoulou, y tuvo encuentros con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
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