“Ver, escuchar y anunciar la Palabra, para no ser cristianos sin Pascua”
El Papa Francisco celebró en la Plaza de San Pedro la Vigilia Pascual, considerada la madre de todas las Misas, pues conmemora la Resurrección de Jesús.
El Papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro la celebración de la Vigilia Pascual, la madre de todas las Misas, pues en ella conmemoramos la resurrección de Jesús. Esta celebración se realiza en todas las iglesias el Sábado Santo, una vez que ha oscurecido, y consta de cuatro partes:
- La primera parte es el Lucernario, que es encender a las afueras del templo el cirio pascual, para entrar en procesión por el recinto a oscuras, mientras se entona el Pregón Pascual”.
- La segunda parte es la Liturgia de la Palabra: se hacen 7 lecturas del Antiguo Testamento, una del Nuevo, y la novena es el Evangelio, que, en conjunto, hacen un recorrido por la Historia de la Salvación. Aquí también se lleva a cabo la Liturgia Bautismal, en la que son bautizadas algunas personas adultas, y las ya bautizadas renuevan sus promesas bautismales.
- La tercera parte es la Liturgia Eucarística, que es la Misa celebrada una vez que Cristo resucita.
Tres acciones para entrar a la Pascua del Señor
En su homilía, el Papa Francisco invitó a la comunidad a dejarse tomar las manos por las mujeres que aparecen en el evangelio de este día, para descubrir con ellas la manifestación de la luz de Dios, que brilla en las tinieblas del mundo.
“Esas mujeres -señaló el Santo Padre-, mientras la noche se disipaba y las primeras luces del alba despuntaban sin clamores, se dirigieron al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús, y allí vivieron una experiencia desconcertante que se puede resumir en tres acciones: ven, escuchan, anuncian.
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Vean
La primera acción que el Santo Padre describe es que “las mujeres ven”, las mujeres vieron “que la piedra estaba corrida. Cuando entraron no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”; de manera que el primer anuncio de la Resurrección no se presenta como una fórmula que hay que comprender, sino como un signo que hay que contemplar.
Señaló que sin embargo, con mucha frecuencia nosotros vamos mirando la vida y la realidad sin levantar los ojos del suelo, enfocados sólo en lo que pasa hoy, con desilusión por el futuro y encerrados en nuestras propias necesidades.
“Y así permanecemos inmóviles ante la tumba de la resignación y del fatalismo, y sepultamos la alegría de vivir. Esta noche el Señor quiere darnos unos ojos diferentes, encendidos por la esperanza de saber que el miedo, el dolor y la muerte no tendrán la última palabra sobre nosotros.
Dijo que gracias a la Pascua de Jesús, hoy nosotros podemos dar el salto de la nada a la vida, “y la muerte ya no podrá defraudarnos más de nuestra existencia, que ha sido abrazada totalmente y para siempre por el amor infinito de Dios”.
Escuchen
En segundo lugar, el Papa Francisco dijo que, las mujeres del Evangelio escuchan el anuncio de los dos hombres con vestiduras resplandecientes que les dicen: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí: ¡ha resucitado!”.
En este sentido, el Santo Padre dijo que hoy nos hace mucho bien escuchar y repetir estas palabras: ¡no está aquí!
“Cada vez que creemos saber todo sobre Dios, que lo podemos encasillar en nuestros esquemas, repitámonos a nosotros mismos: ‘¡No está aquí! ‘. Cuando lo buscamos sólo en la emoción pasajera o en el momento de la necesidad, para después hacerlo a un lado y olvidarnos de Él, repitámonos: ‘¡No está aquí! ‘. Y cuando pensamos que lo hemos aprisionado en nuestras palabras, fórmulas y costumbres, pero nos olvidamos de buscarlo en los rincones más oscuros de la vida, donde hay alguien que llora, lucha, sufre y espera, repitámonos: ‘¡No está aquí! ‘”.
Así, el Papa Francisco invitó a la comunidad a no seguir buscando a Jesús entre los muertos: a tener la valentía de buscar a un Jesús vivo y dejarnos perdonar por Él; a cambiar nuestra vida para terminar con las obras del mal; a no reducir la fe a un amuleto, y a no hacer de Dios un bello recuerdo de tiempos pasados, en lugar de descubrirlo como el Dios vivo que hoy quiere transformarnos.
“Un cristianismo que busca al Señor entre los vestigios del pasado y lo encierra en el sepulcro de la costumbre, es un cristianismo sin Pascua”.
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Por último, el Papa Francisco comentó la tercera actitud de las mujeres del Evangelio fue anunciar la alegría de la Resurrección.
“La Pascua no acontece para consolar íntimamente al que llora la muerte de Jesús – subrayó el Pontífice–, sino para abrir de par en par los corazones al anuncio extraordinario de la victoria de Dios sobre el mal y sobre la muerte”.
Dijo que por esa razón, la luz de la Resurrección no tolera actitudes sedentarias, sino que genera discípulos misioneros que “regresan del sepulcro” y llevan a todos el Evangelio del Resucitado. “Es por eso que, después de haber visto y escuchado, las mujeres corrieron a anunciar la alegría de la Resurrección a los discípulos”.
¡Qué hermosa es una Iglesia que corre de esta manera por los caminos del mundo! -señaló el Papa Francisco-. Sin miedos, sin estrategias ni oportunismos; sólo con el deseo de llevar a todos la alegría del Evangelio.
“Despertémonos del sueño de la vida tranquila en la que a veces hemos acomodado a Jesús, para que no moleste ni incomode más. Y llevémoslo a la vida cotidiana: con gestos de paz en este tiempo marcado por los horrores de la guerra; con obras de reconciliación en las relaciones rotas y de compasión hacia los necesitados; con acciones de justicia en medio de las desigualdades y de verdad en medio de las mentiras. Y, sobre todo, con obras de amor y de fraternidad”.
Con información de Vatican News