Las 7 revelaciones más sorprendentes de la nueva autobiografía del Papa Francisco
Te presentamos algunos de los pasajes más impactantes de esta biografía que revela el lado más personal del Papa Francisco.
La reciente autobiografía del Papa Francisco ofrece una mirada íntima y reveladora sobre la vida de Jorge Mario Bergoglio, el hombre que se convertiría en el líder de la Iglesia católica. A través de sus propias palabras, el Papa comparte episodios desconocidos, arrepentimientos profundos, momentos decisivos y anécdotas que marcaron su camino espiritual y personal.
Estas páginas no solo narran la trayectoria de un hombre de fe, sino también de un ser humano con dudas, errores y una profunda convicción de servicio. A continuación, te presentamos algunos de los pasajes más impactantes de esta autobiografía que revela el lado más personal del Papa Francisco.
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1. Sus abuelos iban a viajar en el “Titanic italiano”, pero no llegaron
Sus abuelos y su padre tenían pensado viajar de Italia al continente americano en “El Principessa Mafalda”, barco que naufragó y se hundió el 15 de octubre de 1927 cerca de Brasil. Murieron más de 300 personas en el accidente.
“Mis abuelos y su único hijo, Mario, el muchacho que iba a ser mi padre, compraron el pasaje para esa larga travesía en aquel buque que zarpó del puerto de Génova el 11 de octubre de 1927, rumbo a Buenos Aires. Pero no embarcaron. Por eso estoy aquí. (…). Agradezco a la Divina Providencia”, cuenta el Papa.
2. Sus grandes arrepentimientos: no abrirle la puerta a seres queridos
El Papa cuenta que se arrepiente de varios episodios, pero hay dos que tienen algo en común: por estar en un apuro, decide no ver a dos de sus seres queridos. Uno de ellos era el padre Enrique, el sacerdote que casó a sus padres y lo bautizó a él y sus hermanos, que en su lecho de muerte preguntó por el entonces Jorge Mario Bergoglio, quien mandó decir que se había retirado del hospital.
“Ignoro qué me ocurrió, si era timidez, incapacidad o dolor, el dolor por la muerte de mi padre que se unía a esa nueva ocasión de luto, u otra cosa. Pero de algo no hay duda: muchas veces he sentido una profunda pena y un gran dolor por mi mentira. Cuánto me habría gustado poder rehacer esa escena”, asegura.
La segunda persona fue Concetta, una viuda que trabajó para su familia, que lo fue a visitar junto con su hija al Colegio Máximo de San Miguel en Córdoba, donde el hoy Póntifice era rector. “Ese día yo estaba muy atareado y, con una ligereza que durante mucho tiempo no me perdonaría, mandé decir que no estaba. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, lloré”, confiesa el Papa.
3. El día que encontró su vocación le cayó de sorpresa
El Papa cuenta que un día vio pasar a un sacerdote que no conocía y supo que debía confesarse y, tras salir del confesionario, supo que sería sacerdote. No puede explicar cómo ocurrió, pero en en ese momento su vida cambió.
“Aquella tarde no acudí a la cita con mis amigos, con los que había quedado en la estación de autobuses. En alguna parte se ha escrito que ese día iba a declararme a una novia: no es así, eso es un cuento. Pero no fui a la estación. Había pasado ‘algo’ gordo y no podía hacer como si nada”, asegura.
4. Se involucró en la política gracias a su jefa y amiga
Trabajando en un laboratorio de análisis clínico, el Papa convivió con la que era su jefa Esther Ballestrino de Careaga, quien era investigadora biomédica, pero también una activista cuya familia fue perseguida durante la dictadura de Videla.
En su libro, el hoy Papa cuenta que fue muy vocal contra la dictadura y ayudó a esconder y reubicar a personas que eran perseguidas por el régimen.
5. Durante el cónclave, algunos cardenales le insinuaron que sería Papa y no les creyó
En su autobiografía, el Papa Francisco ofrece detalles inusuales de lo que fue el cónclave donde él fue elegido Pontífice. Cuenta que, incluso antes de comenzar el cónclave, algunos cardenales le insinuaron que él podría resultar elegido, lo que él tomó como broma en cada ocasión.
“Un cardenal se me acercó y me dijo: «Bien, hace falta una persona que haga esas cosas…». Sí, pero ¿dónde la encuentras?, le respondí. Y él: «Tú». Me eché a reír: ja, ja, ja, ya, claro, muy bien, dale, hasta luego”, cuenta.
“En el ascensor me encontré con otro cardenal, también latinoamericano. «¿Has preparado el discurso? Prepáralo bien, ¿eh?». Y yo: ¿de qué discurso me hablas? «¡El que tienes que pronunciar desde el balcón!». ¿Otra broma?”
6. Ve la muerte de forma “muy pragmática” y tiene “todo listo”
Como ha mencionado con anterioridad, no teme a la muerte, lo ve de forma muy pragmática y no quiere ser enterrado en San Pedro con exequias complejas.
“Cuando fallezca, no me enterrarán en San Pedro, sino en Santa María la Mayor: el Vaticano es la casa de mi último servicio, no la de la eternidad. (…) Me han confirmado que todo está preparado. El ritual de las exequias era demasiado ampuloso y he hablado con el maestro de ceremonias para aligerarlo: nada de catafalco, ninguna ceremonia para el cierre del ataúd. Con dignidad, pero como todo cristiano”, asegura.
7. No teme admitir que es pecador
A lo largo del libro, el Papa cuenta sus vivencias, pero también sus errores, lo que aprendió de ellos y no teme admitir que es un pecador.
“Recuerdo mis pecados y me avergüenzo de ellos, pero, incluso cuando los cometía, el Señor nunca me dejó solo: nunca deja solo a nadie. (…) Cuando a alguien le sorprende que haya subrayado reiteradamente este concepto, yo me sorprendo a mi vez de su sorpresa: me siento un pecador, estoy seguro de serlo; soy un pecador al que el Señor dirigió su misericordiosa mirada”, escribe.