¿Por qué el Papa Francisco abrazó al presidente argentino Javier Milei tras muchos insultos?

Los poderosos gestos entre el Papa Francisco y el mandatario de su país, Javier Milei, circulan de forma viral en el mundo. Ocurren durante la canonización de la primera santa argentina, quien previsiblemente intercedió para sellar el perdón al que con frecuencia invita y demuestra el Pontífice.

De pie, Milei se inclinó para recibir al Papa Francisco, quien asistido se acercó a él en silla de ruedas. Gran apretón de manos, algunas palabras al oído y un fuerte abrazo entre sonrisas y semblante ameno. Sí, un contundente abrazo sellaba la paz en lo que muchos ya califican como un símbolo de perdón tras una larga lista de desencuentros.

Así, el Pontífice y el presidente de su natal Argentina, Javier Milei, mostraron al mundo un gesto que funge como reconciliación tras múltiples roces y cuestionamientos.

¿El escenario? La Basílica de San Pedro, en el Vaticano, donde se llevó a cabo este domingo una misa en el marco de la canonización de María Antonia de San José de Paz y Figueroa, mejor conocida como “Mama Antula”, desde hoy la primera santa argentina.

Al dejarnos tocar por Jesús se fortalece nuestra capacidad para amar: Papa Francisco

Durante su homilía, el Papa se refirió a la “lepra del alma”, que calificó como “una enfermedad que nos hace insensibles al amor y la compasión” y “nos destruye por medio de las gangrenas del egoísmo, del prejuicio, de la indiferencia y de la intolerancia”.

En este aspecto, señaló que “si nos dejamos tocar por Él en la oración, en la adoración, si le permitimos actuar en nosotros a través de su Palabra y de los sacramentos, el contacto con Él nos cambia realmente, nos sana del pecado, nos libera de las cerrazones, nos transforma más allá de cuanto podamos hacer por nosotros mismos”.

“Sintiéndonos amados por Cristo -agregó el Papa- redescubrimos la alegría de entregarnos a los demás, sin miedos ni prejuicios, libres de formas de religiosidad anestesiantes y despojadas de la carne del hermano. Así se fortalece en nosotros la capacidad de amar, más allá de cualquier cálculo y conveniencia”.

Un abrazo de reconciliación y perdón entre el Papa Francisco y Milei

Sin duda, las palabras del Papa Francisco estuvieron a tono con el gesto de particular cercanía hacia el mandatario argentino, Javier Milei, si bien no se dirigían específicamente a él.

Vale preguntarse: ¿Por qué el abrazo del papa Francisco a Javier Milei, quien lo ha llamado “asno, burro, ignorante, nefasto, zurdo cultor del modelo basado en el odio, la envidia y el resentimiento”? Sólo Dios lo sabe, pues únicamente Él conoce lo que ocurre en el corazón del hombre.

Pero, a juzgar por las enseñanzas transmitidas por el Pontífice hoy domingo, la acción del Papa Francisco correspondida por Javier Milei, deriva de un sincero perdón.

Algo que coincide, además, con su invitación de septiembre de 2023, cuando tras el Ángelus dijo que Dios actúa por amor y gratuidad. “Nosotros no podemos corresponderle, pero cuando perdonamos al hermano o a la hermana, lo imitamos”.

“¿Nos sentimos perdonados por el Señor y damos testimonio de su amor perdonando a quienes nos han herido? Perdonando – dijo entonces- sembramos a nuestro alrededor esa vida nueva que de otro modo sería imposible”.

“El perdón es el antídoto que cura de los venenos del rencor”: Francisco

También enseñó el Papa en aquella oportunidad, que “el perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio, es el antídoto que cura de los venenos del rencor, es la vía para desactivar la ira y curar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad».

No en vano, el pontífice insiste en invitarnos “a pensar en una persona que nos ha herido” y “perdonarla”, pues eso “nos hará bien y devolverá la paz a nuestro corazón”. Sin duda, son hechos que superan las palabras, y gestos que merecen ser seguidos.

En cuanto a la nueva santa, el Papa Francisco dijo que era una mujer pacífica de corazón e iba “armada” con una gran cruz de madera, una imagen de la Dolorosa y un pequeño crucifijo al cuello que llevaba prendida una imagen del Niño Jesús.

Lo llamaba “Manuelito”, el “pequeño Dios con nosotros”. “Tocada” y “sanada” por el “pequeño Dios de los pequeños”, al que anunció durante toda su vida, sin cansarse, porque estaba convencida —como le gustaba repetir— de que ‘la paciencia es buena, pero mejor es la perseverancia’. “Que su ejemplo y su intercesión nos ayuden a crecer en la caridad según el corazón de Dios”.