Papa Francisco: Protestarle a Dios es mejor que la espiritualidad hipócrita
El Santo Padre reflexionó sobre la figura de Job y aseguró que Dios entiende cuando protestamos y prefiere la oración libre a la hipocresía.
Protestarle a Dios también es una forma de rezar, así como los niños le protestan a los padres para llamar la atención y pedirles que se ocupen de ellos, aseguró el Papa Francisco.
En su catequesis de este 18 de mayo dedicada a la vejez, el Santo Padre recordó la figura de Job, como testigo de la fe que no acepta una “caricatura” de Dios, más bien le “grita”, le protesta a Dios “frente al mal, para que Dios responda y revele su rostro.
Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente -dijo el Papa- mostrando a Job su gloria, pero sin aplastarlo, sino con soberana ternura.
“Si tienes en tu corazón alguna llaga, algún dolor y tienes ganas de protestar, protesta también [contra] Dios. Dios te escucha, Dios es Padre, Dios no se asusta por nuestra oración de protesta, ¡no! Dios lo entiende”.
“Pero sé libre, sé libre en tu oración, no aprisiones tu oración en patrones preconcebidos. ¡No! La oración debe ser así, espontánea, como la de un hijo con su padre, que le cuenta todo lo que le viene a la boca porque sabe que su padre le entiende”.
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El Papa Francisco dijo que el libro de Job representa de “forma dramática y ejemplar lo que en la vida sucede realmente. Es decir, que sobre una persona, sobre una familia o sobre un pueblo se derriban pruebas demasiado pesadas, desproporcionadas respecto a la pequeñez y fragilidad humana. En la vida a menudo, come se dice, “llueve sobre mojado”. Y algunas personas se ven abrumadas por una suma de males que parece verdaderamente excesiva e injusta”.
Repasando el pasaje bíblico, el Papa recuerda a los amigos de Job, que cuando los necesitaba, en vez de consolarlo, se dedicaron a juzgarlo con esquemas preconcebidos:
“Cuando finalmente Dios toma la palabra, Job es alabado porque ha comprendido el misterio de la ternura de Dios escondida detrás de su silencio. Dios reprende a los amigos de Job que suponían que sabían todo, de Dios y del dolor y, habiendo venido a consolar a Job, terminaron juzgándolo con sus esquemas preconcebidos”.
“¡Dios nos guarde de este pietismo hipócrita y presuntuoso! ¡Dios nos preserve de esa religiosidad moralista y de esa religiosidad de preceptos que nos da cierta presunción y te lleva al fariseísmo y a la hipocresía!”.