Papa Francisco: los laicos son los responsables de hacer crecer la fe
Aseguró que gracias al compromiso en la evangelización de los laicos, el cristianismo echó raíces.
Áquila y Priscila destacan como “modelos de vida conyugal comprometida con el servicio a la comunidad cristiana “y nos recuerdan que gracias a la fe y al compromiso en la evangelización de muchos laicos como ellos, el cristianismo echó raíces y ha llegado hasta nosotros”, aseguró el Papa Francisco.
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En la audiencia general de este miércoles 13 de noviembre, el Papa Francisco retomó el ciclo de catequesis en torno al Libro de los Hechos de los Apóstoles. En concreto, ha meditado sobre el viaje misionero de Pablo desde Atenas a Corinto.
En esta ciudad se encontró a Áquila y Priscila, esposos cristianos que abandonaron Roma tras la expulsión de los judíos ordenada por el emperador Claudio. Ellos, “con un corazón lleno de fe en Dios y de generosidad hacia el prójimo, le abrieron las puertas de su hogar a Pablo, testimoniando el valor cristiano de la hospitalidad”, así, “acogieron al Evangelizador y también el anuncio que él llevaba: el Evangelio de Cristo”, expresó Francisco.
Esta pareja cristiana, como Pablo, se dedicaba a tejer lona. Para el Apóstol, señala el Papa, el trabajo manual constituía un “lugar privilegiado para dar testimonio cristiano” y un “medio de subsistencia”.
Áquila y Priscila abrieron su casa a la comunidad local de cristianos, convirtiéndola en “domus eclesiae”, esto es, explica el Pontífice “lugar de escucha de la Palabra de Dios y de la celebración de la Eucaristía”.
El Papa concluyó recordando su Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, en el punto 11, en donde describe a los esposos como “verdadera escultura viviente”, y llamó a los recién casados a “sentir su vocación”.
“Deben ser la verdadera escultura viviente: derramar su Espíritu sobre todos los matrimonios cristianos para que, a ejemplo de Aquila y Priscila, abran las puertas de sus corazones a Cristo y a sus hermanos y hermanas y transformen sus casas en iglesias domésticas. Una palabra bella: una casa es una iglesia doméstica, donde vivir la comunión y ofrecer el culto de la vida vivida con fe, esperanza y caridad”.
Con información de Zenit y Vatican News