Papa Francisco en el Ángelus: ¿Qué es la conversión?
La conversión es una gracia, Dios nos ayuda en nuestro camino de búsqueda para llegar a Él.
La conversión es lo que el Adviento propone a los fieles, un camino similar al que Juan el Bautista (Mc 1,1-8) propuso a sus contemporáneos, señaló el Papa Francisco este domingo en su mensaje previo al Ángelus.
¿Qué significa conversión? “En la Biblia quiere decir, ante todo, cambiar de dirección y orientación; y, por tanto, cambiar nuestra manera de pensar”, explicó el Papa Francisco a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
“En la vida moral y espiritual, convertirse significa pasar del mal al bien, del pecado al amor de Dios. Esto es lo que enseñaba el Bautista, que en el desierto de Judea proclamaba un Bautismo de conversión para perdón de los pecados. Recibir el Bautismo era un signo externo y visible de la conversión de quienes escuchaban su predicación y decidían hacer penitencia. Ese Bautismo tenía lugar con la inmersión en el Jordán, en el agua, pero resultaba inútil, era solamente un signo y resultaba inútil sin la voluntad de arrepentirse y cambiar de vida”.
Conversión, ¿cuáles son sus características?
El Santo Padre continuó con su mensaje especificando las características de la conversión.
Dijo que la conversión implica el dolor de los pecados cometidos, el deseo de liberarse de ellos, el propósito de excluirlos para siempre de la propia vida.
“Para excluir el pecado, hay que rechazar también todo lo que está relacionado con él, las cosas que están ligadas al pecado y, esto es, hay que rechazar la mentalidad mundana, el apego excesivo a las comodidades, el apego excesivo al placer, al bienestar, a las riquezas”.
Por ello, en el Evangelio de este domingo vemos el ejemplo de desapego en Juan el Bautista, “un hombre austero, que renuncia a lo superfluo y busca lo esencial. Este es el primer aspecto de la conversión: desapego del pecado y de la mundanidad”.
Y existe otro aspecto de la conversión, su fin último y verdadero: la búsqueda de Dios.
“El desapego no es un fin en sí mismo, sino que tiene como objetivo lograr algo más grande, es decir, el reino de Dios, la comunión con Dios, la amistad con Dios. Pero esto no es fácil, porque son muchas las ataduras que nos mantienen cerca del pecado, y no es fácil”.
Entre estas ataduras está la inconstancia, el desánimo, la malicia, un mal ambiente y malos ejemplos.
“A veces el impulso que sentimos hacia el Señor es demasiado débil y parece casi como si Dios callara; nos parecen lejanas e irreales sus promesas de consolación”, dijo el Papa, ,”y entonces sentimos la tentación de decir que es imposible convertirse de verdad. ¿Cuántas veces hemos sentido este desánimo? ‘¡No, no puedo hacerlo! Lo empiezo un poco y luego vuelvo atrás’. Y esto es malo. Pero es posible, es posible”.
¿Cómo volver al camino del ánimo y de la conversión?
Por ello, cuando se está en estos momentos de duda, el Papa Franciscio pidió recordar que la conversión es una gracia, pidámosle a Dios que nos ayude.
“Cuando tengas esa idea de desanimarte, no te quedes ahí, porque son arenas movedizas: son arenas movedizas: las arenas movedizas de una existencia mediocre. La mediocridad es esto. ¿Qué se puede hacer en estos casos, cuando quisieras seguir pero sientes que no puedes? En primer lugar, recordar que la conversión es una gracia: nadie puede convertirse con sus propias fuerzas. Es una gracia que te da el Señor, y que, por tanto, hay que pedir a Dios con fuerza, pedirle a Dios que nos convierta Él”.
“Dios no es un padre terrible, un padre malo, no. Es tierno, nos ama tanto, como el Buen Pastor, que busca la última de su rebaño. Es amor, y la conversión es esto: una gracia de Dios. Tú empieza a caminar, porque es Él quien te mueve a caminar, y verás cómo llega. Reza, camina y siempre darás un paso adelante.
Que María Santísima, a quien pasado mañana celebraremos como la Inmaculada Concepción, nos ayude a desprendernos cada vez más del pecado y de la mundanidad, pidió el Santo Padre.
El significado del árbol de Navidad y el Nacimiento
En su mensaje posterior al Ángelus, el Santo Padre recordó a los peregrinos que el Árbol de Navidad y el Nacimiento de la Plaza de San Pedro se están colocando, así como ocurre en muchos hogares.
“Son signos de esperanza, especialmente en este momento difícil. Tratemos de no quedarnos en el signo, sino que vayamos al significado, es decir, a Jesús, al amor de Dios que Él nos ha revelado, vayamos a la bondad infinita que hizo brillar sobre el mundo”.
“No hay pandemia, no hay crisis que pueda apagar esta luz. Dejemos que entre en nuestros corazones y tendamos la mano a los más necesitados. Así Dios nacerá de nuevo en nosotros y entre nosotros”.
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