Papa Francisco: El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz
"La respuesta no es la guerra, la respuesta es la fraternidad. Este es el desafío para Irak y para el mundo entero", dijo el Papa Francisco.
“El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece”, aseguró el Papa Francisco este miércoles en la primera audiencia general a su regreso de la apostólica a Irak.
“Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo. ¿Y qué la destruyó? La guerra. La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad”.
“La respuesta no es la guerra, la respuesta es la fraternidad. Este es el desafío para Irak, pero no solo: es el desafío para tantas regiones de conflicto y, en definitiva, es el desafío para el mundo entero: la fraternidad. ¿Seremos capaces nosotros de hacer fraternidad entre nosotros, de hacer una cultura de hermanos? ¿O seguiremos con la lógica iniciada por Caín, la guerra? Fraternidad, fraternidad”.
El Santo Padre aseguró que esta visita a la tierra de Abraham constituye un signo de esperanza en un país que ha sufrido años de guerra y terrorismo. Su visita, dijo, tuvo un claro signo de penitencia, pero también de esperanza.
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“Vi la esperanza de abrirse a un horizonte de paz y de fraternidad, resumido en las palabras de Jesús que eran el lema de la visita: ‘Ustedes son todos hermanos’. Encontré esta esperanza en el discurso del presidente de la República, la encontré en muchos saludos y testimonios, en los cantos y en los gestos de la gente”.
“La leí en los rostros luminosos de los jóvenes y en los ojos vivaces de los ancianos. La gente que esperaba al Papa desde hacía cinco horas, de pie, también mujeres con niños en brazos. Esperaban, y en sus ojos había esperanza”.
El Papa Francisco agradeció al pueblo iraquí, a los gobernantes, a los líderes espirituales y jerarcas católicos que lo recibieron.
“Después de esta visita, mi alma está llena de gratitud. Gratitud a Dios y a todos aquellos que la han hecho posible: al presidente de la República y al Gobierno de Irak; a los patriarcas y a los obispos del país, junto a todos los ministros y los fieles de las respectivas Iglesias; a las Autoridades religiosas, empezando por el Gran Ayatolá Al-Sistani, con quien tuve un encuentro inolvidable en su casa en Nayaf”.
Con información de Vatican.va
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