Papa Francisco: ¿Cómo reconocemos la llamada de Dios?

En su mensaje previo al Ángelus de este domingo, el Papa Francisco habló a los fieles de la llamada de Dios y recordó que siempre nos llama, no lo rechacemos porque tenemos miedo, respondamos con amor, pidió.

El Evangelio de este domingo (Jn 1,35-42) se narrá el primer encuentro de Jesús con sus discípulos. Fue en el río Jordán, un día después del Bautismo de Jesús. Juan el Bautista dice a dos de los discípulos “¡He ahí el Cordero de Dios!” y ellos siguen a Jesús y le preguntan: “Maestro, ¿dónde vives?”.

Jesús responde: “Vengan y lo verán”.

Este encuentro quedó grabado en la memoria de sus discípulos, que después lo describen en el Evangelio con detalles como la hora aproximada en que lo conocieron. “Y esto es algo que nos hace pensar: todo encuentro auténtico con Jesús permanece en la memoria viva, nunca se olvida. Se olvidan muchos encuentros, pero el verdadero encuentro con Jesús siempre permanece”, dijo el Santo Padre.

Estos primeros discípulos a su vez hablaron de ello a los otros.

¿Cómo escuchamos la llamada de Cristo ahora?

Con base en lo dicho en la lectura del Evangelio de este domingo, el Papa Francisco enfatizó que Cristo siempre nos llama a estar con él, llama a través de las personas o de los acontecimientos, ya sean alegres o tristes.

“Cada llamada de Dios es una iniciativa de su amor. Siempre es Él quien toma la iniciativa, Él te llama. Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado de vida particular.”.

La primera llamada de Dios es a la vida; con ella nos constituye como personas; es una llamada individual, porque “Dios no hace las cosas en serie”, dijo el Santo Padre.

Después Dios llama a la fe y a formar parte de su familia, como hijos de Dios.

Por último, Dios nos llama a un estado de vida particular, ya sea el camino del matrimonio, el del sacerdocio o el de la vida consagrada.

“Son maneras diferentes de realizar el proyecto que Dios, ese que tiene para cada uno de nosotros, que es siempre un plan de amor. Dios llama siempre. Y la alegría más grande para cada creyente es responder a esta llamada, a entregarse completamente al servicio de Dios y de sus hermanos”.

No tengamos miedo de la llamada de Dios

“Hermanos y hermanas, frente a la llamada del Señor, que puede llegar a nosotros de mil maneras, también a través de personas, de acontecimientos, tanto alegres como tristes, nuestra actitud a veces puede ser de rechazo”

Existe el riesgo de decir “Mejor no, mejor una vida más tranquila…Dios allí y yo aquí”.

“Pero la llamada de Dios es amor, tenemos que intentar encontrar el amor que hay detrás de cada llamada, y a ella se responde solo con amor”.

“La Virgen María nos ayude a hacer de nuestra vida un canto de alabanza a Dios, en respuesta a su llamada y en el cumplimiento humilde y alegre de su voluntad. Pero recordemos esto: para cada uno de nosotros, en la vida, ha habido un momento en el que Dios se ha hecho presente con más fuerza, con una llamada. Recordémosla. Retornemos a ese momento, para que el recuerdo de aquel momento nos renueve siempre en el encuentro con Jesús”, agregó el Papa Francisco.

Sus oraciones con Indonesia

El Santo Padre expresó su cercanía con la población de la isla de Sulawesi en Indonesia, golpeada por un sismo magnitud 6.2, hasta el momento hay al menos 56 personas fallecidas.

“Rezo por los muertos, los heridos y los que han perdido sus casas y su trabajo. Que el Señor los consuele y sostenga los esfuerzos de los que están llevando socorros”.

Asimismo, oró por las personas fallecidas en la caída de un avión en la misma isla de Sulawesi ocurrida la semana pasada.

“Recemos juntos por nuestros hermanos de Sulawesi, y también por las víctimas del accidente de avión del sábado pasado, siempre en Indonesia. Ave María...”.

La unidad siempre es superior al conflicto

El Santo Padre recordó que este lunes 18 de enero inicia la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuyo tema este año es “Permanezcan en mi amor y darán mucho fruto” (cf. Jn 15,5-9). Las actividades terminarán el 25 de enero con la Misa en la Basílica de San Pablo Extramuros con representantes de las demás comunidades cristianas presentes en Roma.

“En estos días, recemos concordes para que se cumpla el deseo de Jesús: “Que todos sean uno” (Jn 17:21). La unidad, que siempre es superior al conflicto”.

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