La maternidad y la paternidad no son cargas, son esperanza que fortalecen a la sociedad: Papa León XIV
El Papa destacó que la maternidad y la paternidad fortalecen a la sociedad y deben ser acompañadas con apoyo y valores evangélicos.
“La maternidad y la paternidad no son cargas para la sociedad, sino fuentes de esperanza que la fortalecen y renuevan”, afirmó el papa León XIV, quien también recordó que “la vida humana es un don que siempre debe ser recibido con respeto, cuidado y gratitud”.
El Papa aseguró que todos estamos llamados a apoyar, defender y promover a la familia, pero dejó claro que la primera forma de hacerlo es llevando “un estilo de vida coherente con el Evangelio”. (León XIV, 2025)
Hablando en italiano, reconoció sus debilidades, pero también destacó su profundo valor. Al dirigirse a profesores y estudiantes del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, invitó a reflexionar sobre temas como la paz, el cuidado de la vida y la salud, el desarrollo humano integral, el empleo y la sostenibilidad económica, señalando que todos ellos influyen en la decisión de casarse y formar una familia.
Defender la familia implica acciones concretas
Argumentó que la teología debe dialogar con las distintas disciplinas que estudian el matrimonio y la familia, y que su labor no se limita a enunciar la verdad sobre estos, sino a vivirla en la gracia del Espíritu Santo, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien nos reveló al Padre tanto con acciones como con palabras.
Igualmente, reclamó que en una sociedad “que a menudo exalta la productividad y la velocidad a expensas de las relaciones, se hace urgente devolver tiempo y espacio al amor que se aprende en familia”. Pues, es en el hogar “donde se entrelazan las primeras experiencias de confianza, de regalo y perdón, que constituirán el tejido de la vida social”.
León XIV también recordó las palabras del papa Francisco, quien se dirigió con ternura a las mujeres que esperan un hijo, invitándolas a conservar la alegría de dar vida.
Devolvamos a la maternidad su dignidad
El Santo Padre subrayó que la vida humana es un don que siempre debe recibirse con respeto, cuidado y gratitud. Frente a la realidad de muchas madres que atraviesan el embarazo en soledad o marginación, recordó que tanto la comunidad civil como la eclesial tienen la responsabilidad de comprometerse para devolver a la maternidad su plena dignidad.
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Para ello, explicó, son necesarias políticas que garanticen condiciones de vida y de trabajo adecuadas; iniciativas culturales y de formación que reconozcan la belleza de construir en pareja; así como una pastoral que acompañe a mujeres y hombres con cercanía y escucha. La maternidad y la paternidad, bien apoyadas, no son cargas para la sociedad, sino fuentes de esperanza que la fortalecen y renuevan.
El Pontífice exhortó a asumir un compromiso adicional: profundizar el vínculo entre la familia y la doctrina social de la Iglesia. Señaló que este objetivo puede abordarse por distintas vías complementarias.
En ese sentido, propuso incorporar el estudio de la familia como un capítulo esencial del conocimiento que la Iglesia ofrece sobre la vida social, al mismo tiempo que enriquecer ese patrimonio con las experiencias y dinámicas familiares, para comprender mejor los principios de la enseñanza social de la Iglesia.
Cómo responder al rechazo del matrimonio
En el ámbito pastoral, el Papa advirtió que no se puede ignorar la tendencia, presente en muchas regiones del mundo, de no valorar o incluso rechazar el matrimonio. Por ello, exhortó a los pastores a prestar atención, al preparar a los fieles para el sacramento, a la acción de la gracia de Dios en el corazón de cada persona.
Señaló que, aun cuando los jóvenes toman decisiones que no siguen los caminos propuestos por la Iglesia según la enseñanza de Jesús, el Señor continúa llamando a la puerta de su corazón, preparándolos para recibir una nueva llamada interior.
Por ello, la investigación teológica y pastoral debe apoyarse en un diálogo de oración con Dios, que permita hallar maneras de comunicar de forma significativa con los jóvenes y tocar profundamente sus conciencias.
El Pontífice añadió que nuestro tiempo está marcado no solo por tensiones e ideologías que confunden los corazones, sino también por una creciente búsqueda de espiritualidad, verdad y justicia, especialmente entre los jóvenes. Acoger y acompañar ese deseo, subrayó, constituye una de las tareas más bellas y urgentes de la Iglesia.
Finalmente, el Papa los animó a continuar el camino sinodal como parte de su formación, subrayando la importancia de la escucha mutua para discernir cómo crecer juntos en el servicio al matrimonio y a la familia.
Antes de impartir la bendición apostólica, concluyó recordando que, pese a las fracturas y el sufrimiento que enfrentan, las familias siguen siendo espacios donde se aprende a compartir el don del amor, la confianza, el perdón, la reconciliación y la comprensión.


