Iglesia comprometida con derechos humanos de pueblos amazónicos
Inicia la segunda semana del Sínodo con una reafirmación de apoyo a los pueblos originarios.
Durante la novena Congregación General, que marca el inicio de la segunda semana del Sínodo de la Amazonia, 179 padres sinodales y el Papa Francisco, señalaron que las representaciones pontificias podrían seguir desempeñando un papel esencial en los gobiernos y en los organismos internacionales para promover las demandas del pueblo amazónico sobre sus derechos a la tierra, al agua y a los bosques.
Asimismo, afirmaron que la Iglesia en la Amazonía está llamada a promover una economía circular que respete la sabiduría y las prácticas locales e hicieron un llamado para crear un observatorio eclesial internacional sobre la violación de los derechos humanos del pueblo amazónico.
Durante los trabajos, los sinodales exhortaron a que los países industrializados expresen una mayor solidaridad hacia los países con economías frágiles, también porque constituyen una mayor tasa de contaminación.
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Por otro lado, advirtieron la creación de un “ecosistema de comunicación eclesial panamazónico“, el cual sea reflejo de la interconexión de toda la humanidad. La idea es tejer no tanto una red de cables, sino una red de personas humanas, pues las grandes dificultades de la movilidad en la región exigen con urgencia una mayor eficacia de los medios de comunicación social.
Señalaron, será necesario ayudar a las personas a saber leer críticamente la información difundida de forma superficial por algunos medios de comunicación, desenmascarando cualquier forma de manipulación, distorsión o espectacularización.
Recuperar comunidades y formación permanente
En los trabajos, se abordó el tema de la disminución significativa del número de comunidades religiosas en la región, como es el caso del de Pará, en Brasil, donde se ha pasado de la pastoral de la presencia a la de la visita, se pide a las congregaciones religiosas que recuperen su entusiasmo misionero.
Al mismo tiempo, dijeron, es necesario construir un rostro amazónico, que significa comprender los signos y símbolos propios de estos pueblos y vivir juntos en una perspectiva de diálogo e interculturalización, favoreciendo la profundización de una teología india, para que la liturgia responda cada vez más a la cultura local. Esto implica un dinamismo: es decir, salir de nuestras estructuras y perspectivas.
Sin embargo, apuntaron que la Iglesia está llamada a afrontar los desafíos que plantea, por una parte, la proliferación de las sectas religiosas y, por otra, la cultura relativista de los países industrializados.
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Un ministerio que se haga presente
Dijeron que la presencia de los pastores es fundamental, no sólo de los sacerdotes y obispos, sino también de los colaboradores laicos, hombres y mujeres. “Un animador, sea catequista, lector, cuidador de enfermos, diácono o ministro extraordinario de la Eucaristía, ejerce su sacerdocio bautismal cuando asume una actitud de servicio y no de poder o dominio”.
Hablaron sobre el trabajo de las mujeres misioneras, al mismo tiempo en el que destacaron su labor en el ámbito de la educación. También destacaron la urgencia de transmitir la fe, motivar a los jóvenes a construir sus propios proyectos de vida, promover el cuidado de la Casa Común, aumentar el rechazo a la herida del tráfico de personas, contrastar el analfabetismo y el abandono escolar.
“Hay que ayudar a los jóvenes a integrar los conocimientos ancestrales con los conocimientos más modernos para que ambos contribuyan al “buen vivir”. Bajo la acción del Espíritu, cum Petrus y sub Petrus, se insta a la Iglesia a que se convierta a una perspectiva amazónica y a que emprenda sin temor un discernimiento y una reflexión sobre el tema del sacerdocio, escuchando también la hipótesis de la ordenación de las personas casadas, sin diluir nunca el valor del celibato”.
Sugirieron una reflexión sobre una posible actualización de la Carta Apostólica Ministeria Quaedam de Pablo VI. También se propuso la introducción de diáconos permanentes y diáconos indígenas que, a través del ministerio de la Palabra, ayuden a la población local a comprender mejor los Textos Sagrados.
Comunidades Eco-responsables
Durante los trabajos de la novena Congregación General, avanzaron sobre la idea de crear comunidades cristianas eco-interculturales abiertas al diálogo interinstitucional e interreligioso que enseñen nuevos estilos de vida orientados al cuidado de la Casa Común.
“Las empresas petroleras y madereras – se ha denunciado – dañan el medio ambiente y socavan la existencia de los pueblos. De hecho, los pueblos indígenas no obtienen ningún beneficio de la extracción de recursos, forestales y minerales de sus tierras. Por lo tanto, es necesario exponer con firmeza la corrupción desenfrenada que alimenta las desigualdades y las injusticias y preguntarse qué dejaremos a las generaciones futuras. También hay que combatir la gran amenaza que supone el tráfico de drogas, junto con cualquier complicidad que lo alimente”, apuntaron los sinodales.
Acceso al alimento
También hubo espacio para el tema de la soberanía alimentaria en la que cada pueblo tiene derecho a elegir qué cultivar, qué comer y cómo garantizar el acceso a los alimentos respetando los ecosistemas. Una parte significativa de la biodiversidad agroalimentaria de la Amazonía es todavía desconocida y ha sido preservada hasta ahora por las poblaciones locales.
Expresaron que el Sínodo, con la multiplicidad de intervenciones e ideas que resuenan en el aula, está fortaleciendo en los participantes la idea de una Iglesia unida en torno a los desafíos de la región panamazónica. Cada región del mundo siente como propia la Amazonía y los frutos de esta asamblea especial beneficiarán a la Iglesia Universal.
Con Información de Vatican News y Zenit