El Papa se reencuentra con los fieles y enumera los 3 verbos del amor
El Papa Francisco se asomó a la ventana en el rezo del Regina Coeli; "gracias a Dios nos podemos encontrar de nuevo", dijo a los fieles.
El Papa Francisco se reencontró este domingo con los fieles en la plaza de San Pedro en el Vaticano al rezar el Regina Coeli desde la ventana del Palacio Apostólico, y no en privado desde la Biblioteca como lo estaba haciendo debido a las restricciones por la pandemia de covid-19.
“Gracias a Dios podemos encontrarnos de nuevo en esta plaza para la cita festiva del domingo. Les digo que echo de menos la plaza cuando tengo que hacer el Ángelus en la Biblioteca. ¡Estoy contento, gracias a Dios!”, les dijo.
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En su mensaje previo al rezo del Regina Coeli, el Papa Francisco reflexionó sobre la lectura del Evangelio de hoy. San Lucas nos muestra cómo desde el Cenáculo, en Jerusalén, Cristo resucitado se presenta en medio del grupo de discípulos, quienes asustados creen ver un fantasma. Y para convencerlos, les pide comida y la come ante su mirada atónita (cf. vv. 41-42).
“El Evangelio dice que los apóstoles por la gran alegría no acababan de creerlo. Tal era la alegría que tenían que no podían creer que fuera verdad. Y un segundo detalle: estaban atónitos, asombrados, asombrados porque el encuentro con Dios siempre te lleva al asombro: va más allá del entusiasmo, más allá de la alegría, es otra experiencia. Y estos estaban alegres, pero una alegría que les hacía pensar: pero no, ¡esto no puede ser verdad!…. Es el asombro de la presencia de Dios”, dijo el Santo Padre.
Tres verbos del amor
De acuerdo con el Papa, en la lectura del Evangelio de hoy podemos ver tres verbos muy concretos: mirar, tocar y comer.
Estos verbos del amor reflejan nuestra vida personal y comunitaria. Son tres acciones “que pueden dar la alegría de un verdadero encuentro con Jesús vivo”, dijo.
De hecho, aseguró este pasaje del Evangelio nos recuerda que Jesús no es un “fantasma”, sino una persona viva y que ser cristianos “no es ante todo una doctrina o un ideal moral, es una relación viva con él, con el Señor Resucitado: lo miramos, lo tocamos, nos alimentamos de él y, transformados por su amor, miramos, tocamos y nutrimos a los demás como hermanos y hermanas”.
Mirar, primer verbo del amor
Mirar no es solo ver, es más, también implica intención, voluntad, aseguró el Pontífice.
“La madre y el padre miran a su hijo, los enamorados se miran recíprocamente; el buen médico mira atentamente al paciente… Mirar es un primer paso contra la indiferencia, contra la tentación de volver la cara hacia otro lado ante las dificultades y sufrimientos ajenos. Mirar. Y yo, ¿veo o miro a Jesús?”.
Tocar, segundo verbo del amor
El segundo verbo es tocar. Jesús invitó a los discípulos a tocarlo para dejar de creer que era un fantasma, era real.
“No existe un cristianismo a distancia, no existe un cristianismo solo a nivel de la mirada. El amor pide mirar y también pide cercanía, pide el contacto, compartir la vida. El buen samaritano no solo miró al hombre que encontró medio muerto en el camino: se detuvo, se inclinó, curó sus heridas, lo tocó, lo subió a su montura y lo llevó a la posada. Y lo mismo ocurre con Jesús: amarlo significa entrar en una comunión de vida, una comunión con él”.
Comer, tercer verbo del amor.
Todos tenemos necesidad de nutrirnos para vivir.
“Pero comer, cuando lo hacemos juntos, en familia o con amigos, también se convierte en expresión de amor, expresión de comunión, de fiesta… ¡Cuántas veces los Evangelios nos muestran a Jesús que vive esta dimensión convival! Incluso como Resucitado, con sus discípulos”
Comer juntos el cuerpo de Cristo es el centro de la vida cristiana.
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