¿Cómo nos consuela Jesús? El Papa Francisco nos lo dice
“Pidamos la gracia de aprender a dejarnos consolar por el Señor. El consuelo del Señor es verdadero, no engaña. No es anestesia, no. Está cerca, es veraz y nos abre las puertas de la esperanza”.
El Papa Francisco aseguró que, en los momentos difíciles de la vida, el Señor nos consuela, como hizo con sus discípulos después de anunciarles en la Última Cena que uno de ellos lo traicionará y morirá.
En ese pasaje del Evangelio de Juan, Jesús les aseguró que Él es “el camino, la verdad y la vida” y, tras anunciar su partida les dio consuelo, al asegurarles volverá por ellos.
En esta línea, Francisco habló del consuelo del Señor, y aseguró que lo hace de tres maneras:
En la cercanía
‘Estoy aquí’. Esa hermosa palabra: ‘estoy aquí’. ‘Estoy aquí contigo’. Y muchas veces en silencio. Pero sabemos que él está aquí. Él siempre está aquí. Esa cercanía que es el estilo de Dios, también en la Encarnación, para acercarse a nosotros. El Señor consuela en la cercanía. Y no usa palabras vacías, por el contrario, prefiere el silencio. La fuerza de la cercanía, de la presencia. Habla poco. Pero está cerca.
En la verdad
Jesús es veraz. No dice cosas formales que son mentiras: ‘No, no te preocupes, todo pasará, no sucederá nada, pasará, lo malo pasa…’. No. Dice la verdad. No esconde la verdad. Porque en este pasaje él mismo dice: ‘Yo soy la verdad’. Y la verdad es: ‘Me voy’, es decir: ‘Moriré’. Estamos ante la muerte. Es la verdad. Y él lo dice simplemente y también suavemente, sin lastimar. Pero estamos ante la muerte. No esconde la verdad.
En la esperanza
El Señor regresa cada vez que alguno de nosotros está en camino de abandonar este mundo. ‘Volveré y os tomaré conmigo’: la esperanza. Él vendrá y nos tomará de la mano y nos llevará. No dice: ‘No, no sufriréis, no es nada…’ No. Dice la verdad: ‘Estoy cerca de vosotros. Esta es la verdad: es un mal momento, de peligro, de muerte. Pero no dejéis que vuestro corazón se turbe, permaneced en esa paz, esa paz que es la base de todo consuelo, porque volveré y os llevaré de la mano a donde esté’.
Por último, el Papa recordó que no es fácil dejarnos consolar por el Señor, pues muchas veces nos enojamos con Él y no dejamos que se acerque y nos hable con dulzura, cercanía, verdad y esperanza.
“Pidamos la gracia de aprender a dejarnos consolar por el Señor. El consuelo del Señor es verdadero, no engaña. No es anestesia, no. Está cerca, es veraz y nos abre las puertas de la esperanza”.