En los últimos años, el Papa Francisco ha ofrecido prácticos consejos que nos pueden ayudar a vivir mejor la Cuaresma y hacerla un verdadero camino de conversión y preparación de cara a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Las prácticas de conversión propuestas por Jesús hace más de 2000 años —ayuno, oración y obras de misericordia— siguen vigentes en nuestros tiempos, pues, en palabras del Papa Francisco, nos permiten encarnar las tres virtudes teologales de la siguiente manera:
El ayuno, nos dice el Papa Francisco, vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento.
En el recogimiento y el silencio de la oración se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.
Realizar obras de misericordia es una expresión de caridad, y la caridad da sentido a nuestra vida, pues de esta forma consideramos nuestro hermano a quien se ve privado de lo necesario. “Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad.”, asegura el Papa Francisco.
En 2020, el Papa Francisco aseguró que vivimos en un tiempo contaminado por demasiada violencia verbal, por palabras ofensivas y dañinas, y en medio de este rumor nos cuesta escuchar la voz del Señor. Pero la Cuaresma es tiempo para entrar en el desierto con Jesús, porque dialogar en silencio con el Señor nos devuelve la vida.
“El camino a través del desierto cuaresmal es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia; para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio; para renunciar a tantas palabras y críticas inútiles para estar más tiempo con el Señor, y dejar que transforme nuestro corazón”, dijo el Papa Francisco.
En la Cuaresma recordamos los 40 días que Jesús pasó en el desierto antes de empezar a anunciar el Reino de Dios. San Mateo (4, 1-11) explica que Jesús, después del Bautismo en el río Jordán, fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el demonio.
En el Angelus del 1 de marzo de 2020, el Papa Francisco aseguró que hoy en día Satanás sigue irrumpiendo en la vida de las personas para tentarlas de diversas formas con sus propuestas seductoras, dijo, “mezcla las suyas con las muchas voces que tratan de domar la conciencia. Desde muchos lugares llegan mensajes que invitan a ‘dejarse tentar’ para experimentar el placer de la transgresión”.
La tentación es una ilusión, que podemos creer que al inicio nos dará alegría, pero terminamos dándonos cuenta de que no es así. Por eso, el Papa recomienda nunca dialogar con el diablo, sino estar vigilantes ante las tentaciones, no someternos a ningún ídolo de este mundo, y seguir a Jesús en la lucha contra el mal para que de este modo también nosotros salgamos vencedores como Él.
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