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La salvación es para todos: Card. Norberto Rivera Carrera

Carlos Villa Roiz   “La estrella que aparece en el horizonte a unos extranjeros, no pertenecientes al pueblo oficial de Dios, es la demostración palmaria de que Jesús ha venido para todos. Si la salvación proviene de los judíos, según dirá el mismo Jesús a la samaritana, la salvación se extiende a todos los pueblos: “Dios quiere que […]

Carlos Villa Roiz

 

“La estrella que aparece en el horizonte a unos extranjeros, no pertenecientes al pueblo oficial de Dios, es la demostración palmaria de que Jesús ha venido para todos. Si la salvación proviene de los judíos, según dirá el mismo Jesús a la samaritana, la salvación se extiende a todos los pueblos: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.

Con estas palabras, El cardenal Norberto Rivera Carrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Primada de México, durante la homilía dominical en la Catedral de México, se refirió a la figura central de los Magos de Oriente que adoraron al Niño Dios en el pesebre de Belém.

“Simboliza a todo hombre y mujer que con verdadera sabiduría y con sincero corazón se dejan guiar por los signos que Dios les envía, cumpliéndose así lo que el mismo Jesús dirá: “Muchos de oriente y de occidente vendrán y se sentarán en la mesa del Reino”, dijo.  

 Luego explicó: “La salvación es para todas las razas, para todas las culturas, para todas las edades y para todos los tiempos. Nadie puede sentirse excluido de este llamado a la fe y a la salvación en Cristo-Epifanía. Pero la fe no se impone. La fe es una invitación, es un regalo que Dios da y supone la aceptación libre y generosa. La meta o el objetivo de la fe es la aceptación de Jesús en nuestra vida. Lo esencial de la fe cristiana es la opción por Cristo adorado como Dios y hombre, a quien se entrega el corazón y toda la vida: “Y postrándose en tierra, le adoraron, y después le ofrecieron sus dones”. Evidentemente el que acepta a Jesús también acepta su doctrina y acepta el camino que él señala para llegar a la vida eterna.”

 Al Cardenal Rivera Carrera señaló que “al hablar de la fe estamos hablando del sentido más profundo de esta fiesta. El significado más genuino de la narración evangélica nos lleva a afirmar que se trata de una iluminación interior y personal que llevó a estos personajes misteriosos a encontrar a Cristo: “Al ver la estrella, ellos se llenaron de inmensa alegría, entraron en la casa y vieron al Niño con María, su Madre, y postrándose lo adoraron”. Esta es la Epifanía que hoy nosotros queremos celebrar: Una Epifanía, es decir, una manifestación de Cristo Jesús, que nos llama y nos invita a que lo encontremos a Él, junto a su Madre. Una Epifanía así se realiza cuando se da el misterioso encuentro entre Dios y nuestra libertad. Entonces en nosotros brillará una gran luz y una inmensa alegría nos invadirá. Todo esto se puede realizar en lo más íntimo de nuestro ser, gracias a la fe, que nos da una gran seguridad de que Cristo, y sólo Él, es la verdad, la esperanza y la salvación.