Tienes miedo y no sabes cómo puedes superar este sentimiento, aquí te damos cuatro consejos para que lo erradiques y tengas una vida tranquila y plena.
Diversos factores y hechos que se presentan todos los días, tanto en nuestro país como en el mundo, nos pueden provocar un sentimiento de miedo por no saber qué es lo que ocurrirá con nosotros si dichos acontecimientos nos llegan a afectar en un momento determinado.
Ante esta realidad, muchas personas, por más que lo intentan, no pueden erradicar ese sentimiento y empiezan a vivir una escalada de ansiedad provocada por la incertidumbre que el miedo les provoca, lo que al largo plazo no es sano para su estabilidad emocional.
Ante la interrogante de qué puedo hacer si tengo miedo, el padre Roberto Funes, de la Arquidiócesis de México, nos da cuatro consejos para enfrentar y superar el miedo. ¿Quieres conocerlos? Sigue leyendo.
En primero lugar, señaló el sacerdote Roberto Funes, párroco de las parroquias del Sagrado Corazón de Jesús y de Nuestra Señora de los Dolores, ubicadas en la Alcaldía Iztacalco, debe quedar claro que el miedo es una emoción humana, una emoción de los que tenemos cuerpo y alma.
“Esta emoción de miedo es algo de la naturaleza, algo que brota naturalmente por ser hombres y que en la persona tiene un papel importante, porque el miedo en general es una respuesta ante un peligro, ante algo que consideramos riesgoso y que nosotros lo percibimos, no solamente como algo que podría hacerme daño, sino que con ello perdería algo en el que lo enfrente o me alcance”, aseguró.
De este modo, continuó el Padre Funes, ante el miedo la actitud del creyente para superarlo se debe enfocar en los cuatro consejos siguientes:
El primero de los consejos que debe seguir un católico ante el miedo es orar. Es la manera con la que el alma puede fácilmente darle a las cosas su justa dimensión. Cuando experimentamos el miedo hay dos posibilidades: que el miedo tenga fundamento o que no lo tenga. Pensar que algo es inminente hace que crezca el miedo.
Precisamente por eso la oración es la primera respuesta ante el miedo, porque me permite delante de Dios ubicar si algo que tengo enfrente tiene fundamento o no lo tiene. Cuando se ponen las cosas delante de Dios se ve un poder más grande que toda aquella amenaza de peligro porque todos los peligrosos delante de Dios disminuyen, en intensidad y en tamaño.
La oración nos va a llevar a pedir la reconciliación y a buscar estar en gracia con Dios. La oración me lleva a la confianza en Dios porque me hace ver que nadie me va a quitar la gracia que tengo en el alma de la comunión con Dios, el don del perdón y que yo pueda entrar al cielo.
Otro de los consejos que debemos seguir cuando tenemos miedo es confiar en la Providencia Divina y ¿qué es la Providencia Divina? Significa que Dios provee siempre la respuesta que yo necesito y que Él tiene en sus manos todas las cosas que ocurren en el mundo.
Todo está en la voluntad de Dios y aquí hay que aclarar que la fe en la Providencia no significa que Dios apoye el mal, como diciendo Dios con Su Providencia está, por ejemplo, respaldando la guerra. No, de ninguna manera.
La Providencia de Dios se suele entender como las dos manos de Dios. Tiene una mano con la que promueve las cosas buenas y tiene otra mano con la que permite que sucedan las cosas malas, esto es que Dios no promueve cosas malas, las permite, porque de ellas va a sacar el bien.
Si me llegan a lastimar, Dios me dará la fuerza para perdonar y por eso es que debo creer en la Providencia de Dios, porque aun y cuando me quitara algo Dios me va a dar algo más grande para poder cumplir mi misión. El que yo confíe en la Providencia Divina, me hace pensar en que Dios me va a dar algo más grande. El que confíe en la Providencia de Dios es una causa de tranquilidad.
El tercero de los consejos para enfrentar el miedo es participar en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía en la Reconciliación. Jesús nos ha dicho: “No tengan miedo de los que matan el cuerpo, sino del que les puede matar el alma”.
Con ello Jesús nos estaba diciendo, por un lado, no tengan miedo de Hamas, no tengas miedo a los misiles, esos pueden matar el cuerpo. Tenga miedo de los que pueden matar el alma y quién puede matarla, mi propia voluntad, puede abrirse al pecado, el demonio me puede arrastrar a hacerme pensar que la vida se puede vivir sin estar confesado.
Ahí es donde vienen la Eucaristía y la Reconciliación como fuentes de confianza en Dios y de paz ante el miedo. Recibir la gracia de los Sacramentos fortalece la Oración, fortalece la confianza en la Providencia y, obviamente, genera que la inquietud que nos dan los miedos desaparezca.
Como fruto de la participación en los Sacramentos hay otra dimensión que es muy importante, la que nos pone cerca de otras personas, esto es la comunidad de fe, que es otro elemento para librarme del miedo en general. El miedo se nos hace más grande cuando no hablamos con los demás de lo que nos inquieta y tendemos a guardárnoslo. Así, el cuarto de los consejos para enfrentar el miedo es confiar en nuestra comunidad.
Es muy importante saber que la comunidad me va a ayudar. Hablarlo con alguien de la parroquia, con una persona a la que le tienes mucha confianza, incluso con un sacerdote o con una religiosa, ayuda a que la comunidad me haga ver el verdadero tamaño de los males que me aquejan y si realmente lo que me provoca miedo tiene o no tiene fundamento.
Recordemos las palabras de Jesús: “No tengan miedo”. No tengan miedo, es una frase que nos debe mover a actuar con confianza. No tener miedo significa ser valiente. No tener miedo significa animarse a moverse. El miedo en general inmoviliza y la fe me pone en acción.
Si yo tengo miedo en general, esto me hace quedarme congelado. Si yo tengo confianza en Dios me hace ir a los demás, a ayudarlos o a preguntarles qué puedo hacer por ellos. Debo actuar con valentía y ponerme en contacto con los demás para salir del encierro que me lleva a la inmovilidad y que me lleva al miedo.
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