¿Quiénes son las cuatro vírgenes “protectoras” de la CDMX?
En el corazón de la Ciudad de México no solo resuenan los ecos de una historia ancestral y mestiza, sino también la presencia maternal de María, la Madre de Dios.
De acuerdo con la religiosidad popular, la Virgen María custodia los cuatro puntos cardinales de la Ciudad de México. Esto se debe a que, en esas ubicaciones, se encuentran los santuarios de cuatro importantes advocaciones de la Virgen.
Al norte, se alza majestuosa Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, corazón devocional del continente. Hacia el sur, Nuestra Señora de la Piedad representa el consuelo en el dolor. Al oriente, en Iztapalapa, Nuestra Señora de la Bala recuerda que, incluso en medio de la violencia, María nos protege el mal. Y al poniente, Nuestra Señora de los Remedios, desde su santuario en Naucalpan, es un refugio en la adversidad.
Al norte, la Virgen de Guadalupe
Desde su aparición en 1531 en el cerro del Tepeyac, Nuestra Señora de Guadalupe ha sido un faro de unidad y consuelo para los pueblos de América. Su imagen quedó plasmada milagrosamente en la tilma de san Juan Diego y su mensaje fue claro: "¿No estoy yo aquí que soy tu madre?". Desde entonces, su santuario es un epicentro espiritual para millones.
"La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas", explicó el Papa Francisco en 2016, cuando visitó la Basílica de Guadalupe. "Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada".
"Ella pidió que se le edificara una casa en la que todos sus hijos pudieran visitarla para depositar sus dolores y esperanzas. Por eso, la Basílica de Guadalupe es imagen de la Iglesia, acoge a todos sus hijos", añadió.
Hoy, la Basílica de Guadalupe es el santuario mariano más visitado del mundo.
Al sur, la Virgen de la Piedad
En la colonia Narvartre, hacia el sur de la ciudad, se encuentra el santuario de Nuestra Señora de la Piedad, que representa a María sosteniendo a su Hijo muerto tras ser bajado de la cruz.
Es una advocación que habla al corazón herido, al sufrimiento de madres, al dolor de la pérdida. En distintos momentos de crisis social, su imagen ha sido signo de compasión y fuerza. Su expresión de dolor sereno invita a la esperanza cristiana, incluso en medio del duelo.
El santuario en la capital de México para la Virgen de la Piedad data de 1564 y fue construido por órdenes del siervo de Dios, Juan González, quien fue intérprete de san Juan Diego ante fray Juan de Zumárraga en las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Al oriente, la Virgen de la Bala
La imagen de Nuestra Señora de la Bala es la patrona de la Diócesis de Iztapalapa, al oriente de la Ciudad.
Su nombre refiere a una leyenda, que cuenta que un marido celoso, en un ataque de furia, tomó un revólver para disparar contra su esposa. Ésta, al ver la intención de su marido, se cubrió con la imagen; al disparo, la bala quedó atrapada en la pequeña figura. Desde entonces, es venerada como protectora contra la violencia y los conflictos armados.
Durante un tiempo, la imagen estuvo expuesta en el templo de San Lázaro, que pertenecía a un hospital para enfermos de lepra, y desde entonces comenzó a ser considerada protectora del oriente de la Ciudad de México. Por su fama, varias veces fue robada por fieles que querían poseerla en exclusividad.
De acuerdo con información del maestro Nain Alejandro Ruiz Jaramillo, en 1901 la imagen fue sustraída por última vez, y años después fue encontrada en el Nacional Monte de Piedad. En 1913, el padre Rosendo Pérez Yniestra hizo el pago del empeño y la recuperó. Por ello se colocó una placa con el nombre del religioso y la fecha en la que la encontró. El padre Rosendo estaba a cargo de la parroquia de San Lucas Evangelista (conocida como el "Señor de la Cuevita") en Iztapalapa, que hoy es la Catedral de Iztapalapa.
Al poniente, la Virgen de los Remedios
Traída por los conquistadores en 1519, esta imagen es considerada “patrona de las lluvias y temporales, defensora de los españoles, abogada de los indígenas, y conquistadora de México”.
La estatuilla de la Virgen de los Remedios fue traída a México por Juan Rodríguez de Villafuerte, uno de los hombres de Hernán Cortés. De acuerdo con la tradición, la imagen fue extraviada durante la derrota de la Noche Triste, el 30 de junio de 1520, y localizada 20 años después, en 1540.
Su santuario, en Naucalpan —considerado el santuario más antiguo de veneración a la Virgen María en México— fue durante siglos lugar de peregrinación en tiempos de sequías, guerras o pestes.
¿Por qué María intercede por protege?
La Iglesia enseña que María es una madre viva, que cuida de los hijos que Cristo le confió desde la cruz (cf. Jn 19,26-27). En palabras del Catecismo de la Iglesia Católica:
“Su función maternal respecto de los hombres en ningún modo oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino que muestra su eficacia. […] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora” (CIC 970).
De acuerdo con la religiosidad popular, la Virgen María custodia los cuatro puntos cardinales de la Ciudad de México. Esto se debe a que, en esas ubicaciones, se encuentran los santuarios de cuatro importantes advocaciones de la Virgen.
Al norte, se alza majestuosa Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, corazón devocional del continente. Hacia el sur, Nuestra Señora de la Piedad representa el consuelo en el dolor. Al oriente, en Iztapalapa, Nuestra Señora de la Bala recuerda que, incluso en medio de la violencia, María nos protege el mal. Y al poniente, Nuestra Señora de los Remedios, desde su santuario en Naucalpan, es un refugio en la adversidad.
Al norte, la Virgen de Guadalupe
Desde su aparición en 1531 en el cerro del Tepeyac, Nuestra Señora de Guadalupe ha sido un faro de unidad y consuelo para los pueblos de América. Su imagen quedó plasmada milagrosamente en la tilma de san Juan Diego y su mensaje fue claro: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Desde entonces, su santuario es un epicentro espiritual para millones.
“La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas”, explicó el Papa Francisco en 2016, cuando visitó la Basílica de Guadalupe. “Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada”.
“Ella pidió que se le edificara una casa en la que todos sus hijos pudieran visitarla para depositar sus dolores y esperanzas. Por eso, la Basílica de Guadalupe es imagen de la Iglesia, acoge a todos sus hijos”, añadió.
Hoy, la Basílica de Guadalupe es el santuario mariano más visitado del mundo.
Al sur, la Virgen de la Piedad
En la colonia Narvartre, hacia el sur de la ciudad, se encuentra el santuario de Nuestra Señora de la Piedad, que representa a María sosteniendo a su Hijo muerto tras ser bajado de la cruz.
Es una advocación que habla al corazón herido, al sufrimiento de madres, al dolor de la pérdida. En distintos momentos de crisis social, su imagen ha sido signo de compasión y fuerza. Su expresión de dolor sereno invita a la esperanza cristiana, incluso en medio del duelo.
El santuario en la capital de México para la Virgen de la Piedad data de 1564 y fue construido por órdenes del siervo de Dios, Juan González, quien fue intérprete de san Juan Diego ante fray Juan de Zumárraga en las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Al oriente, la Virgen de la Bala
La imagen de Nuestra Señora de la Bala es la patrona de la Diócesis de Iztapalapa, al oriente de la Ciudad.
Su nombre refiere a una leyenda, que cuenta que un marido celoso, en un ataque de furia, tomó un revólver para disparar contra su esposa. Ésta, al ver la intención de su marido, se cubrió con la imagen; al disparo, la bala quedó atrapada en la pequeña figura. Desde entonces, es venerada como protectora contra la violencia y los conflictos armados.
Durante un tiempo, la imagen estuvo expuesta en el templo de San Lázaro, que pertenecía a un hospital para enfermos de lepra, y desde entonces comenzó a ser considerada protectora del oriente de la Ciudad de México. Por su fama, varias veces fue robada por fieles que querían poseerla en exclusividad.
De acuerdo con información del maestro Nain Alejandro Ruiz Jaramillo, en 1901 la imagen fue sustraída por última vez, y años después fue encontrada en el Nacional Monte de Piedad. En 1913, el padre Rosendo Pérez Yniestra hizo el pago del empeño y la recuperó. Por ello se colocó una placa con el nombre del religioso y la fecha en la que la encontró. El padre Rosendo estaba a cargo de la parroquia de San Lucas Evangelista (conocida como el “Señor de la Cuevita”) en Iztapalapa, que hoy es la Catedral de Iztapalapa.
Al poniente, la Virgen de los Remedios
Traída por los conquistadores en 1519, esta imagen es considerada “patrona de las lluvias y temporales, defensora de los españoles, abogada de los indígenas, y conquistadora de México”.
La estatuilla de la Virgen de los Remedios fue traída a México por Juan Rodríguez de Villafuerte, uno de los hombres de Hernán Cortés. De acuerdo con la tradición, la imagen fue extraviada durante la derrota de la Noche Triste, el 30 de junio de 1520, y localizada 20 años después, en 1540.
Su santuario, en Naucalpan —considerado el santuario más antiguo de veneración a la Virgen María en México— fue durante siglos lugar de peregrinación en tiempos de sequías, guerras o pestes.
¿Por qué María intercede por protege?
La Iglesia enseña que María es una madre viva, que cuida de los hijos que Cristo le confió desde la cruz (cf. Jn 19,26-27). En palabras del Catecismo de la Iglesia Católica:
“Su función maternal respecto de los hombres en ningún modo oscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino que muestra su eficacia. […] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora” (CIC 970).