¿Por qué sanar las heridas del divorcio?
Tratar las actitudes que provocó una separación evita repetirlas en una nueva relación.
Martha Alicia Martínez ha pasado los últimos 10 años reconstruyéndose y aprendiendo a amar. Sus padres biológicos la abandonaron, enfrentó la muerte de su padre adoptivo a los 15 años, y a los 20 años se casó, pero el matrimonio duró sólo seis meses; la separación ocurrió mientras ella esperaba a su primer hijo.
Años después se comprometió en otra relación, unión bajo la cual adoptó dos niños. Ésta duró 26 años, y tras la separación, al poco tiempo tuvo que enfrentar la muerte de uno de sus hijos. “Yo quería jugar a la familia feliz, ese era mi sueño, pero estaba inmadura”.
Ese camino de pérdidas la llevó al taller Reconstruyéndose, de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Monterrey, que ayuda a personas separadas o divorciadas y a sus hijos, a sanar las heridas del divorcio. Ocho años después, Martha se convirtió en asistente de coordinación de Pastoral Familiar y brinda acompañamiento en el taller, en el que cada año, sólo en Monterrey, recibe entre 400 y 500 personas.
“Les hacemos ver que el divorcio les generó heridas, pero que ya había otras desde antes, patrones de conducta o mecanismos de defensa de alguna etapa de su vida, que tienen que conocer y trabajar para amarse y amar a los demás”.
¿Para qué sanar?
Si no se sana, se llevan las mismas conductas a la nueva relación; “las personas pueden ser complacientes para ser aceptadas, súper responsables o perfeccionistas por no ser criticadas, controladoras por celos, o confrontadoras por miedo. Todos sufren repitiendo estas acciones como mecanismos de defensa”.
La sanación de los integrantes también incluye llevar una vida cristiana activa –agrega– para poder enfrentar los problemas y ser una persona sana. “Lo que te puedo decir es que las heridas de mi vida me tienen aquí, y por eso ahora acompaño personas en ese mismo camino”.
Reconstruyéndose
- Es un taller que atiende a divorciados y a sus hijos
- También se imparte en el Estado de México, en la Parroquia de San Felipe de Jesús, en Satélite.
- Surgió hace 16 años en la Arquidiócesis de Monterrey.
- Dura 17 semanas.